De este agua no beberéRafael González

Asumir el peso de los cuerpos

Actualizada 05:00

La tipografía metálica que anunciaba ‘Córdoba’ en la zona preferida por los guiris para las fotos turísticas ha desaparecido como hizo acto de aparición, o sea, de la noche a la mañana. Es posible que el invento, su espontánea presencia, se anunciara en las redes sociales. La Córdoba municipal es muy de redes sociales a través de las cuales se da el parte lo mismo para una reina maga que para una parodia friki con los muñequitos funkos como simpática metáfora de ellos mismos. Todo es estrategia comunicativa digital. Todo es buenrrollismo y logística en la Córdoba de hoy.
La avenida de Fray Albino se caracteriza porque casi nadie la llama así. Los más antiguos siguen refiriéndose a ella como la avenida del Colecor y ni ahora, ni aquí, vamos a explicar el porqué de esa nomenclatura popular. En la avenida de Fray Albino, mirando hacia la catedral, se dan las puestas de sol más bellas del planeta y los amaneceres más cordobeses porque son promesas siempre para todo un día o un futuro mejor. En Córdoba somos mucho de esperar que llegue el progreso a lomos de la autoestima. Ha habido que esperar bastante para ver una iniciativa tipográfica tan sencilla, oportuna y efectiva como la que apareció como una ristra de amanitas muscarias metálicas de la noche a la mañana, tras la lluvia de ideas. Cuando los de la Junta lleguen al sitio para liberar una garcilla boyera o una polla de agua hacia la libertad de atrezo que son los Sotos de la Albolafia, el fotón constará con más denominación de origen si cabe, y las aves siempre podrán regresar a depositar su guano sostenible sobre la 'C', la tilde aguda o la 'A', porque no hay nada que le guste más a los pájaros que expeler sus desechos sobre un cartel o un luminoso, y más si los ha liberado la Consejería.
Si el entorno está patrimonial y estéticamente protegido se perdona incluso la metalización industrial de una tipografía muy parecida, por cierto, a la del diario decano, lo cual es un guiño a la Córdoba de siempre, cuando no éramos ni digitales ni liberales ni logísticos, sino monopolísticos, callados, obedientes y adaptativamente felices. Como ahora.
Las letras han durado lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. En las dos líneas de investigación o hipótesis abiertas desde el equipo de gobierno una de ellas, de rango superior quizá al venir de una tenencia de alcaldía, apunta al vandalismo. Ha dicho el edil responsable de la seguridad y el urbanismo que ha estado en Cartagena, porque viaja, y que allí no pasa eso. Los cartagineses siempre han sido gente formal y fenicia. Yo estuve una vez, porque también viajo, en San Vicente de la Barquera, y tenían su tipografía photocalera mucho más larga que una simple Córdoba de siete letras y hasta con una barquita preposicional en el centro. No parecía que fuera pasto del cantabrismo. Estaba atornillada cada letra, eso sí, a un pequeño muro de contención ubicado en el emplazamiento turístico, en una ciudad que tiene establecimientos de hostelería en cuyos tickets de venta aun aparece la dirección Avenida del Generalísimo, lo que nos hace comprender que en efecto, poco vandalismo pueda haber.
La otra hipótesis municipal que se maneja, según nota de prensa emitida por la concejalía de turismo, es que las letras, y en concreto la 'O', ejerce un poder de atracción irrefrenable para los chiquillos, que se suben a ella. El edil de turismo ha aclarado que las letras, aunque metálicas, no pueden asumir el peso de los cuerpos.
Eran letras huecas, como la comunicación digital y las cabezas pensantes de los prohombres de hoy, funkos de nuestras entretelas.
Comentarios

Más de Rafael González

  • Abuelitos navideños

  • Los niños del exceso en un exceso sin niños

  • Torreznos y libertad

  • Un año

  • De Jarcha al reguetón

  • Más de Córdoba - Opinión

    Córdoba - Opinión

    La celosía

    tracking