De este agua no beberéRafael González

De chichinabo

Actualizada 09:50

El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Córdoba, Antonio Hurtado, ha calificado esta semana la gestión del gobierno municipal de José María Bellido (PP) de chichinabo. Esto suscitó un breve debate en nuestra redacción, formada por miembros curtidos en numerosas lides pero sensibles al lenguaje que pudiera resultar malsonante u ofensivo para el lector. Convenimos que chichinabo, a pesar de la acepción que pareciera tener, no contraviene ni la moral ni el buen gusto ni al lenguaje inclusivo, porque no cabe ni procede la chichinaba. El adjetivo se refiere a las cosas de poco valor y proviene de la palabra chicha, la carne menos jugosa y más barata, y el nabo, una verdura crucífera humilde y casi olvidada ya .
El señor Hurtado, por tanto, no solo ha recuperado parte del acervo popular que el léxico español atesora sino que nos ha liberado en el propio y humano ejercicio de la comunicación, tan susceptible hoy en día y revelador de fascistas que emplean palabras como ‘gitano’, ‘negro’, ‘padre’ o ‘tullido’. No es baladí que nuestra Constitución se someta a cirugía estética consensuada para eliminar de ella la fachosa palabra ‘disminuidos’ y adoptar el progresista sintagma de ‘personas con discapacidad’, o sea, nosotros los contribuyentes. Hablar hoy en día se ha vuelto complicado o complicada y, ustedes, sabios y sabias lectores y lectoras, saben a qué me refiero o refiera.
Si un socialista emplea el termino chichinabo colegimos que este calificativo cuenta con la laica bendición del lenguaje políticamente correcto, salvo que estemos ante un socialista de los de antes que solían llamar al pan pan y al lupanar, puticlub. Un socialista de los de antes es un socialista bueno, en la ensoñación de muchos socialdemócratas afectados por el pensamiento mágico. Todos andan buscando al socialista bueno o al PSOEdeantes como a un unicornio rojo atrapado en la Transición. Pero eso es un unicornio de chichinabo, este sí.
Don Antonio venía a calificar así la gestión de Bellido y sus muchachos y muchachas apoyado en aspectos tales, según el portavoz socialista, como los presupuestos prorrogados, el índice de morosidad y endeudamiento, la pérdida de subvenciones europeas, el basurazo en la tarifa de Sadeco y «todo un ejército de enchufados con tres gerentes dimitidos en el último mes». De enchufados habló Hurtado en la semana en la que ha sido imputado el socialista Rafael Velasco y cuatro de sus familiares en la pieza separada de los cursos de formación de la macrocausa de los ERE. Cosas que pasan. También ha hablado Hurtado de chichinabismo en la semana en la que el socialismo español, liderado por Pedro Sánchez, entregó las competencias sobre inmigración a la derecha catalana (y cualquier atisbo de dignidad) a cambio de las cositas de Pedro Sánchez.
Y ese es el mal de los socialistas y del resto de los votantes sanchistas que, como Hurtado, solo ven la chicha en el ojo ajeno y no el nabo en el propio.
Y así no vamos a ningún lado.
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