La aceraAntonio Cañadillas Muñoz

A la luz de una vela

Al final, tras comprar una vela, me puse a escribir a la luz de la misma, como dice la canción

Actualizada 04:30

Como muchos días, salí a mi caminata dispuesto a un paseo rápido, bueno, como a paso de legionario. Tenía cierta premonición, barrunto, sospecha de que algo pasaría. En mi paseo, con auriculares inalámbricos conectados vía bluetooth al teléfono, me acompañaba una de las pocas emisoras independientes y libres que quedan en este país; me refiero a la Cadena Cope y el Herrera de fondo. A veces, para algunas cosas concretas, sintonizo Canal Sur Radio.

El paseo no fue mal, ya que tras las aguas de este tiempo de atrás y el inicio de la primavera, la zona del río Guadalquivir es un acompañamiento natural excepcional. Sobre todo cuando pasas por la zona de los Sotos de la Albolafia, puente romano y, … ya se imaginan todos sus alrededores. Por ahí te puedes encontrar de todo. Desde el pescadero de la barriada, el amigo que hace años que no ves, o al cargo de la Junta de Andalucía o diputado provincial, haciendo un esfuerzo sobrenatural para mantener la carrera forzada que le lleva a la meta planteada. Me refiero a perder esos kilillos de más por las numerosas cervezas a que obliga el protocolo.

Al llegar a casa, a eso de medio día, viendo que la batería del móvil estaba en el 10%, lo primero que pensé es enchufar el teléfono mientras me duchaba. Y lo enchufé. Y vi que algo había pasado porque en el aparato no sonaba ese pitido característico cuando al recibir corriente te avisa que ya está siendo asistido. Y me fui al diferencial de la vivienda para comprobar si por alguna causa había saltado. En el mismo momento de comprobar que todo estaba bien, recibía un WhatsApp de mi hijo desde tierras segovianas en el que me decía que si tenía luz, que parecía que el suministro eléctrico se había ido de vacaciones en toda España.

Y aquí comenzó la odisea. El teléfono, sin carga apenas, te comunicaba que no tenías servicio. La televisión no podías ponerla. El ordenador tampoco. Ni la lavadora. El frigorífico empezó a pitar. La central de alarmar parpadeaba diciéndote que estaba funcionando a pilas… Y todo eso que usted, querido lector se imagina y ha sufrido también. Todo un caos. Entonces caí en que alguna vez había tenido una radio a pilas, pero no la encontraba. Necesitaba escuchar algo que me orientara de lo que pasaba, quería conocer la importancia de este corte de luz para hacerme a las circunstancias que me pudieran acompañar las horas que quedaban del día y tomar medidas para la noche.

Fue entonces cuando empecé a escuchar un murmullo en los pasillos del bloque. Y salí al mismo para comprobar lo que pasaba. Todo eran nervios, incertidumbre y hasta miedo. España, Portugal, parte de Francia, … y hasta Italia (decían), se habían quedado sin luz. Una de ellas, que tenía radio de baterías comentaba que Sánchez había pedido calma, que estaban en ello. Y… no les cuento más porque esta experiencia la hemos vivido conjuntamente, lamentablemente.

Al final encontré el receptor de radio con pilas y todo. Y lo primero que escuché es al mismo, me refiero a Sánchez, recomendar que no usáramos los teléfonos móviles. Entonces me dije, ... «Pero gili… ¡Cómo voy a usar el teléfono si se ha caído el servicio!». También que asumía el control de la emergencia. Vamos que se ponía en la misma disposición de ayuda que tuvo con la catástrofe de Valencia. «Si quieren ayuda, que me la pidan». Eso para mí significaba como si te encontraras a una persona que acaba de tener un accidente de coche, se encuentra atrapado en el mismo, sale un poquito de humo por el capo y le preguntas «Pídame que le ayude si se quiere salvar». Este país marcha muy bien.

Otra de las cosas que escuche de nuestro líder es «No usen transporte de ningún tipo». ¡Pero cómo no voy a coger el coche si tengo que desplazarme a los túneles de Despeñaperros a ayudar a mi suegra que se ha quedado en un túnel el tren en el que venía, por haberse ido la alimentación eléctrica de la catenaria del mismo!.

También escuché que habían suspendido el partido de futbol de la noche entre el Almería y el Ferrol por falta de luz. Al final deduje el motivo real. Los futbolistas no podían jugar con linternas. Ante un mal arbitraje, la vida del colegiado podría peligrar ¿Se imaginan morir a linternazos?. Una de las vecinas estaba muy preocupada porque ante la falta de electricidad, había enviado al marido al Merca a por comida hecha, y estaba cerrado; y ella tiene placa eléctrica y no a gas.

Me llegue al estanco y estaba cerrado porque el sistema de control informático no le funcionaba. A la farmacia y se le había quedado la persiana medio echar porque era eléctrica. A la ferretería a por pilas y ya se habían acabado. A la heladería y de helado, nada; aquello parecía crema. Al cajero y me dijo «turulú». Los bares de la zona tenían las cervezas calientes. Solo encontré casi abierto, porque ya estaban cerrando, la tienda de carnes del Valle de los Pedroches, donde encontré rabo de toro casi descongelado; lógicamente me acordé de la Cofradía de mi amigo Ricardo Rojas, aunque también me dieron ganas de comprar un solomillo, que está más bueno a la brasa y la pimienta hecho con parrilla de «butano».

Fue en estos momentos cuando el pequeño transistor emitía nuevamente la voz del hombre de la Moncloa. «El Gobierno tomará el control de la situación». Al apagón le llamaba situación. «Se pondrá al servicio de los ciudadanos la policía y guardia civil»; y la benemérita sin balas porque habían anulado la petición a la fábrica de Israel. «Actualmente, no existe información alguna de los investigadores. No hagan caso a la información que no sea de fuentes verídicas. Solo escuchen información oficial no escuchen a gente que polariza e inocula la verdad con bulos» Es decir, que solo tenemos que creernos lo que diga él y sus fuentes subvencionadas. Y no sabe que de eso ya somos maestros en decidir a quien escuchar.

Pero lo que nunca escuche es aquello de «Solo el gobierno tiene competencia en el tema energético a nivel nacional» o, «Si no hubiéramos desmantelado las centrales nucleares con tanda prisa esto no hubiera pasado», ni tantas cosas…

La verdad es que, en esos momentos de soledad, oscura soledad de las calles, las viviendas, los parques, … no se me iba de la cabeza que este pequeño amago de sufrimiento que estábamos pasando no tenia nada que ver con el verdadero pasado por los habitantes de la localidades destrozadas por la Dana y con la cantidad de vidas perdidas. Eso me calmó. Y volví a rezar por ellos.

La verdad es que, a veces, nos quejamos de vicio, pero con razón. Lo lamentable es que desde el Kilómetro cero, y no me refiero ni a Ayuso ni Almeida, me refiero al mismo que usted piensa, por su forma de informar, resolver y gestionar los problemas de un país y al engaño continuo y juego al que un arlequín nos tiene sometido.

Al final, tras comprar una vela, me puse a escribir a la luz de la misma, como dice la canción.

“A la luz de una vela de cera me he sentado a escribir estas letras

Y aunque estén un poquito mal hechas, lo que digo son cosas muy ciertas

En un tren pasajero se han ido una joven que mucho adoraba

No me llamen un hombre cualquiera al decir que por ella lloraba”.

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