Los tres olvidos de Urtasun
«El ministro ha visto en el centenario de la Generación del 27 la oportunidad ideológica para reescribir la historia desde un sesgo determinado que ya conocemos de sobra»
Estamos a dos años de celebrar el centenario del, acaso, acontecimiento literario más importante que ocurrió en España en el siglo XX. Es lógico que con tiempo suficiente se comience a trabajar si luego se quiere tener un programa de actividades a la altura de la efemerides y medianamente sólido, pero no es comprensible que el que tiene que capitanearlo todo, que es el Ministerio de Cultura, tenga unos olvidos tan intencionados como sectarios.
Hace unos días salía el titular de esta cartera, Ernest Urtasum, para presentar la Comisión Nacional para esta conmemoración. Será un órgano colegiado que integra un frito variado de seis ministerios, un puñado de instituciones estatales, cuatro ayuntamientos, tres universidades y así hasta un total de 25 miembros nacionales y extranjeros.
En una primera lectura de este listado de entidades de la Comisión Nacional, de los cometidos de los cuatro comisarios nombrados al efecto y de las actividades que ya están en marcha se advierten unos olvidos que no son en absoluto involuntarios, sino que responden al interés sectario del Ministerio de Cultura, que ha visto en el centenario de la Generación del 27 la oportunidad ideológica para reescribir la historia desde un sesgo determinado que ya conocemos de sobra.
Los primeros en alzar la voz, con toda lógica, fueron los malagueños, quienes se han visto censurados por razones aún no explicadas. Málaga, además de haber hecho, junto a Madrid, que la Barcelona natal de Urtasun pase del primer al tercer puesto en las capitales con más actividad cultural de España, es curiosamente la cuna de varios integrantes de este movimiento artístico, como Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa y José Moreno Villa.
Tambien la capital de la Costa del Sol mantiene vivo su recuerdo con el Centro Cultural Generación del 27, con intensos programas de acfividades, publicaciones y premios, donde se custodian los efectos de la Imprenta Sur y la memoria de la revista ‘Litoral’.
Con ser grave el olvido de Málaga no lo es menos que en ninguna de todas las líneas de trabajo que ya están fijadas no figure por ningún lado la vinculación de los integrantes de la Generación del 27 con la tauromaquia. No sólo fue un torero, Ignacio Sánchez Mejías, quien pagó de su bolsillo el viaje a Sevilla de todos ellos, de lo que queda el recuerdo de la icónica foto en el Ateneo, sino que, además, casi todos los poetas fueron fervientes taurinos y dejaron obras maestras, como es el caso, sin ir más lejos, de Federico García Lorca.
Pero Urtasun ha cometido un tercer olvido que, como cordobeses, no se nos puede pasar por alto. No sólo no está representada la ciudad sino que el nombre de Góngora no aparece por ningún lado. No estoy pidiendo que eclipse al resto de los poetas sino que se tenga que cuenta que Sánchez Mejías llevó a Sevilla a esta grupo para celebrar el 300 aniversario del fallecimiento del autor de las ‘Soledades’.
Ni el Ayuntamiento ni la Junta de Andalucía han anunciado nada pero ya hay instituciones en Córdoba que están trabajando en este aniversario. Aquí no vale llegar a última hora con un golpe de efecto, porque eso da mucho cante, sobre todo en un terreno tan delicado como es la literatura. No hay que olvidar que, al margen de la Generación del 27, lo que se celebra dentro de dos años es el 400 aniversario de la muerte de Góngora, sí, ese señor cuyo monumento está pidiendo a gritos que lo limpien de una vez y le quiten de la espalda las manchas de la calima que aún tiene para sonrojo de todos.