El rodadero de los lobosJesús Cabrera

El patio más singular de este año

«Eficaz campaña publicitaria que hasta ayer había hecho que más de 25.000 personas guardaran cola para verlo. Tan eficaz que cada día ha sido el líder absoluto en visitas»

Actualizada 04:30

En unas horas cerraran sus puertas los patios que han participado este año en el concurso popular. Con la finalización de esta cita la ciudad dice adiós a las aglomeraciones en las calles de San Basilio, a las colas en las puertas de los recintos más atractivos y a la dificultad casi heróica no ya de encontrar mesa sin reserva en un bar o taberna, sino un modesto hueco en la barra.

Los patios, nadie lo duda, son en mayo. Su irrebatible atractivo llega en el ecuador de la primavera, con temperaturas generalmente bonancibles, floración plena de las plantas y una luz que dibuja de diferente manera aquello que tenemos ante los ojos. Mayo es su gran ocasión, por supuesto, aunque haya otros momento en el año que se pueden visitar, como es la Semana Santa, la Navidad o el ‘business’ que todo lo justifica y que calma el despiste de quien llega a Córdoba creyendo que los patios le esperan abiertos todos los días de año a todas horas.

Las cifras de visitantes al concurso de este año serán espectaculares. Cuando se conozca esta noche el balance final se comprobará que ha sido una edición plena, en la que las nubes no han hecho de las suyas y ni el calor ni el frío han restringido el salir a la calle a patear los barrios con más poderío del casco historico.

Esas estadísticas, como todos los años, nos hablarán de las preferencias de los visitantes, de la coincidencia entre los patios más visitados con los premios de este año y, ay, también de las ausencias, que éste es un capítulo que vuelve cada año cuando se ve una puerta cerrada que en otras ocasiones era el acceso directo a estos microparaisos florales.

Pero en esta edición ha irrumpido un elemento novedoso que ha alterado considerablemente el desarrollo de esta cita anual con los patios. No me refiero a los patios conventuales que, como se preveía, han aportado una faceta hasta ahora desconocida de estos recintos, sino al patio ¡en mayo! decorado con flores de Lego.

Hace unos días era el Consejo de Distrito Centro el que alertaba de la presencia en la Judería de macetas con flores de plástico en la fachada de determinados establecimientos y de lo que nos hicimos eco en esta columna. Aquella denuncia, que aún no ha tenido respuesta alguna por parte del Ayuntamiento, destapó que había muchos más casos de los que inicialmente se sospechaba y que si no se ataja de forma eficaz en poco tiempo será la Judería un triste y polvoriento decorado de percheros y vitrinas con olor a fritanga y regido por pillabichos.

Este órgano participativo desconocía que en los días del concurso abriría un patio de titularidad municipal decorado con flores de plástico. Eficaz campaña publicitaria que hasta ayer había hecho que más de 25.000 personas guardaran cola para verlo. Tan eficaz que cada día ha sido el líder absoluto en visitas. Cosas del relativismo. Por ahí ha pasado cada jornada más gente que por Marroquíes, Pastora, Tinte o San Basilio, por ejemplo. Si este año ha sido Lego esperemos que el año que viene no sea Durex.

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