Por derechoLuis Marín Sicilia

Estado agónico

«Los socialistas andaluces muestran su satisfacción ante la forma en que nos toman el pelo, mientras sus compañeros manchegos o asturianos se sublevan ante lo que ellos aplauden»

Los gobiernos caducos y terminales, deterioran, como las personas en su última enfermedad, sus funciones esenciales y se sumergen en periodos de confusión, desorientación y pérdida de conciencia, acompañados a veces de náuseas, vomitos y debilidad extrema. Hay enfermos que se niegan aceptar la realidad que les aturde, incurriendo en episodios de tensión y rebeldía que hacen más dramáticos sus últimos días. Las secreciones que producen los estertores terminales suelen ser de fatalidad extrema.

Sánchez no quiere aceptar que ha perdido la confianza ciudadana, el respeto internacional y el crédito de sus políticas. Cuando el alto representante de un país tan socialmente avanzado como Suecia dice, en solemne sesión del Parlamento Europeo, que el pueblo español merece algo más que una disculpa y lo procedente es que Pedro Sánchez dimita y convoque elecciones ante los graves casos de corrupción en su entorno político y familiar, repudiando al mismo tiempo los ataques al Estado de derecho que su gobierno viene practicando; cuando todo ello está ocurriendo en España es que tenemos un presidente cuyo único objetivo es alargar su agonía a costa del interés general.

Los estertores del sanchismo son tan contraproducentes como nefastos para la España constitucional. Son tan abundantes en los últimos días que su listado es interminable:

No es en el Congreso, sede de la soberanía popular, sino en reuniones de tipo sectario, egoísta y conspirativo donde se negocian leyes de tufo separatista que privilegian a unos en perjuicio de otros, a cambio de mantener artificialmente vivo al moribundo.

La ley de autoamnistia y la singularidad fiscal de Cataluña son pruebas evidentes de la degeneración democrática que se aplica, como una respiración asistida, al enfermo terminal, un autócrata que, como todos ellos, desprecia a la democracia y vulnera sus reglas.

El recurso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea por parte de organizaciones y sociedades, incluso de tribunales españoles ante la impunidad que el Tribunal Constitucional está llevando a cabo en temas como los ERE y la amnistía, son una prueba más de la degeneración sanchista.

Inspectores y técnicos de Hacienda afirman que el acuerdo fiscal con la Generalitat de Cataluña es ilegal e inaplicable, mientras la andaluza responsable de Hacienda, a la que piden que dimita, pretende evadir su responsabilidad en el engendro y los socialistas andaluces muestran su satisfacción ante la forma en que nos toman el pelo, mientras sus compañeros manchegos o asturianos se sublevan ante lo que ellos aplauden.

Marisu Montero decía en 2016 que no caben negociaciones bilaterales para discutir modelos de financiación, y hoy es adalid del entreguismo a los intereses separatistas, para satisfacer a quien en el PSOE actual reconocen como su puto amo.

Mientras el reparto de menores inmigrantes excluye a Cataluña y al País Vasco, Pedro Sánchez desgaja aún mas la Seguridad Social cediendo al gobierno vasco el pago de prestaciones por desempleo, al tiempo que la caja común sigue asumiendo las pensiones vascas totalmente deficitarias.

A estas alturas solo los muy cafeteros dicen ignorar que se está rompiendo la igualdad de todos los españoles. Los progresistas de verdad, y no esta colección de ovinos complacientes, sabe que se está consagrando un atropello en beneficio de los territorios más desarrollados y en perjuicio de los más retrasados, tal como así lo ha reconocido expresamente el exministro Josep Borrell.

Por desgracia, los estertores del sanchismo pueden llevarse por delante muchos valores, muchos principios y muchos intereses comunes, consecuencia lógica de haber dependido de un ambicioso en manos de chantajistas. Los expertos avisan de que están en riesgo la liquidez del Estado, las pensiones y el gasto social.

Lo que es inconcebible es que todavía se traguen tantas milongas esta panda de indocumentados al servicio de quien es incapaz de pisar la calle y, al mismo tiempo, tenga el cuajo de hablar en nombre de la justicia, la equidad y el progresismo. Como ha dicho Alfonso Guerra, estas cosas ocurren cuando la realidad es tratada de forma macarra por quien ha apostado por gente que ya era corrupta antes de gobernar.

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