Vacaciones en las periferias
«Lo humano muchas veces se ve con mayor claridad en las periferias, no en el centro de las cosas, gestos y organizaciones»
He pasado unos días estupendos en el festival organizado por unos amigos para unas 600 personas. Pensaba qué importante es en vacaciones saber elegir bien el lugar. Deberían ser lugares donde lo humano emerge en sus infinitas variedades y nos sorprenden. Descansar para nosotros sobre todo es que el corazón vibre. Tal vez los hoteles de 5 estrellas con todos sus servicios y actividades, como sugiere la gran serie The White Lotus, es justo la antítesis de esta característica: sitios previsibles, sin nada verdaderamente nuevo que ofrecer, donde el ego ocupa todo el espacio y es por tanto imposible dejar hueco a la novedad, por mucho que se empeñen.
Pero hay otro tipo de inteligencia que es más escaso y no se verbaliza tanto. Lo humano muchas veces se ve con mayor claridad en las periferias, no en el centro de las cosas, gestos y organizaciones.
El día de Santiago Apóstol estábamos en la misa solemne, en una Iglesia atestada por la buena gente del festival, mucho incienso, 16 curas, cantos increíbles, misa con vísperas, adoración antes de la misa y ángelus en latín al final. Vamos lo que un buen cristiano pudiera desear. Incluso un poquito de más para mi gusto. Tanto que después de casi dos horas metido en la iglesia el final de la misa lo presencié desde fuera de la iglesia. ¿Qué había fuera de la Iglesia? Pues, de repente, la misericordia y la ternura en estado puro. Una chavala en silla de ruedas con alguna enfermedad degenerativa o similar y un cuidador de rodillas abrazándola y pegado a ella.
Claro, los gestos y la organización de eventos se piensan para que sean eficaces y eficientes. Así tiene que ser. Una empresa se hace para vender, una religión para adorar, un festival para «festivalear» unas vacaciones para estar de vacaciones. Pues normal, no?
Pero es como si el imprevisto, lo verdaderamente humano naciera en los confines de lo organizado, al margen de lo pensado, después de la medida humana. ¡¡¡En las periferias!!!
Qué interesante e importante para toda la vida sería aprender y memorizar este tipo de criterios, ¿verdad? La inteligencia, la pasión, la vibración del corazón, lo verdadero de lo humano está mucho más en las periferias que en el centro. Buscaríamos más allí que aquí, ¿verdad?