José Carlos Moreno

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José Carlos Moreno: «La psoriasis ya no se queda en la piel: afecta a todo el cuerpo»

El presidente de honor de la Academia Española de Dermatología advierte que esta patología puede reducir la esperanza de vida si no se aborda de forma integral

El dermatólogo José Carlos Moreno, presidente de honor de la Academia Española de Dermatología y Venereología, ha explicado hoy en Córdoba que la psoriasis «ha dejado de ser una enfermedad puramente cutánea para convertirse en una patología multiorgánica que afecta a diversos sistemas del cuerpo». Con motivo del Día Mundial de la Psoriasis, que se celebra cada 29 de octubre, el especialista repasa la evolución de la enfermedad y subraya la necesidad de un enfoque integral.

«Si me preguntaran qué enfermedad ha evolucionado más dentro de mi especialidad, respondería que la psoriasis», señala Moreno. «Ha cambiado radicalmente, tanto en el conocimiento de sus mecanismos como en su tratamiento. Hoy sabemos que es un fenómeno inflamatorio complejo en el que se liberan sustancias que no solo actúan sobre la piel, sino también sobre otros órganos».

El presidente de honor de la Academia Española de Dermatología apunta que entre las comorbilidades más frecuentes se encuentran la artritis psoriásica, presente en alrededor del 30 % de los casos, el síndrome metabólico —que combina diabetes tipo 2, obesidad, hipertensión e hipercolesterolemia— y las enfermedades cardiovasculares, que pueden aumentar el riesgo de infarto. «Podríamos decir que, si no se cuida, el paciente con psoriasis va a vivir menos que la población normal», advierte.

«El paciente con psoriasis no está contento consigo mismo»

Moreno recuerda que la psoriasis «no solo tiene consecuencias físicas, sino también psicológicas y sociales». «El enfermo con psoriasis no está contento consigo mismo, no le gusta su piel ni que lo miren, y la sociedad puede ser especialmente cruel con este tipo de pacientes», explica. De ahí que considere «fundamental contar con la participación del psicólogo para evitar el aislamiento y la depresión».

El dermatólogo añade que, aunque menos frecuentes, las enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, son entre diez y veinte veces más comunes en estos pacientes que en la población general. También menciona el mayor riesgo de tumores cutáneos o linfomas, «en parte como consecuencia de tratamientos tradicionales con radiación ultravioleta o exposición solar sin control médico».

Otro aspecto que destaca es la mayor incidencia de enfermedades hepáticas y renales, tanto por el propio proceso inflamatorio como por el uso de terapias clásicas como el metotrexato o la ciclosporina. «Hasta la llegada de las terapias biológicas, era difícil retirar esos fármacos porque el paciente se veía limpio y no quería dejar el tratamiento. Hoy disponemos de medicamentos mucho más seguros y eficaces que han cambiado completamente el manejo de la enfermedad».

Psoriasis infantil y componente genético

En relación con el componente hereditario, el especialista indica que «solo un tercio de los pacientes tiene antecedentes familiares» y que el riesgo de transmisión «se sitúa en torno al 30 %». Sin embargo, subraya que «la causa desencadenante sigue siendo un misterio», más allá de los procesos inmunológicos mediadores de la inflamación.

Moreno también confirma que la psoriasis infantil existe y que puede aparecer incluso desde el nacimiento. «Hay pocos estudios en población pediátrica porque los ensayos clínicos se realizan en adultos. En la práctica, adaptamos los tratamientos del adulto ajustando dosis. En algunos casos, infecciones por estafilococo o estreptococo pueden inducir la aparición de psoriasis, y eso es una buena señal, porque al tratar el foco infeccioso desaparece la enfermedad».

De las bañeras de brea a una inyección cada tres meses

El dermatólogo recuerda cómo han cambiado los tratamientos en las últimas décadas. «Antes se usaban baños de alquitrán: el paciente salía oliendo a carretera. Hoy basta con una inyección cada tres meses para mantener la enfermedad controlada. Las terapias biológicas han cambiado la vida de los pacientes y la forma de entender la psoriasis», concluye Moreno.

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