Imagen del acto de inauguración de la placa en homenaje a Calderón, Madrid

Imagen del acto de inauguración de la placa en homenaje a Calderón, MadridEvelio Jiménez

Madrid

Almeida descubre una placa en honor a Calderón en el lugar donde descansan parte de sus restos mortales

El Ayuntamiento de Madrid y la Fundación San Pablo CEU conmemoran el 400º aniversario del estreno teatral del dramaturgo madrileño

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha asistido esta tarde a un acto en homenaje a Calderón de la Barca. El regidor ha descubierto frente a los congregados en la calle Mayor 70 la placa en honor al dramaturgo que permanecerá a la vista de los madrileños en el que es el primer sepulcro del escritor del Siglo de Oro y donde descansan a día de hoy parte de sus restos como se ha confirmado tras las investigaciones. A la ceremonia también ha asistido Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, entre otros representantes de la institución educativa como la rectora, Rosa María Visiedo, para conmemorar junto con el Ayuntamiento de Madrid el 400º aniversario del estreno teatral del autor de La vida es sueño.

Homenaje a un genio de las letras

El acto ha arrancado a las 18:00 horas en la calle Mayor 70 donde el regidor ha descubierto la lápida con la inscripción en homenaje al dramaturgo. Tras este gesto, el alcalde ha dado paso al arzobispo de Madrid, Don Carlos Osoro, quien ha bendecido la placa.
A las 18:30 horas el profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Información de la Universidad CEU San Pablo Don Pablo Sánchez Garrido y la profesora del Departamento de Literaturas Hispánicas de la Universidad Complutense de Madrid, Doña Ángeles Varela Olea, han compartido los resultados del Proyecto de Investigación que han dirigido durante estos últimos años.
Lo han hecho en el Patio de Cristales de la Casa Villa y bajo la máxima de que debemos de «empezar a poner en valor lo nuestro». Los conferenciantes han afirmado que «los españoles nunca hemos sabido vendernos al extranjero, no eclipsemos ni ocultemos nuestras luces». Sánchez Garrido también ha querido destacar la figura del dramaturgo exponiendo que «probablemente no hay otro autor del Siglo de Oro que fuera citado posteriormente tanto como Calderón, ni siquiera Cervantes» y señalando que personajes de la talla de «Hegel, Schopenhauer o Marx encumbraron a Calderón».
Además, también han compartido algunos datos sobre la labor de difusión que se ha hecho sobre la figura y el legado de Calderón, del que se ha llevado a los escenarios la obra de Amor, honor y poder en el cuarto centenario de su estreno y sobre el que se está haciendo un documental , todavía inédito, sobre su vida y la búsqueda de sus restos. También se le ha dado cobertura desde muchos medios a la búsqueda de sus restos y se ha fundado una asociación para hacer una casa-museo de Calderón de la Barca, ya que se ha reivindicado la importancia de que su figura tenga este espacio al igual que lo tienen Benito Pérez Galdós o Lope de Vega.
También han intervenido Don Juan Antonio Presas Villalba, escultor que ha realizado el bajorrelieve de la placa conmemorativa y Don Ignacio Amestoy, dramaturgo y editor de Calderón, quien ha ofrecido una conferencia para acercar a los presentes a la figura del escritor.
Para concluir el acto ha tomado la palabra de nuevo Don Carlos Osoro y por último Don Pablo Velasco Quintana, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo, ha cerrado las intervenciones.

La Odisea de los restos de Calderón

Nacido en Madrid en 1600 Calderón dedicó gran parte de su vida a las letras. Gracias a investigaciones recientes de la Universidad CEU San Pablo encabezadas por el profesor Pablo Sánchez Garrido se ha descubierto que una parte de los restos mortales del dramaturgo permanecen en el lugar de su enterramiento original en la calle Mayor, concretamente en el lugar donde antiguamente se encontraba la cripta de la iglesia de El Salvador.
Las hipótesis apuntaban desde hacía más de 60 años a la madrileña Iglesia de los Dolores, lugar donde habían terminado reposando los restos del dramaturgo en 1902 tras un largo peregrinaje por hasta seis lugares diferentes. Después de la Guerra Civil se pensó que los restos habían desaparecido para siempre por el saqueo e incendio que había sufrido la iglesia, ya que había desaparecido la arqueta de mármol donde supuestamente se hallaban. Sin embargo, un sacerdote de la Congregación de San Pedro, de la que también había formado parte en su día el escritor, reveló que la pequeña urna que contenía los restos no se había perdido. El religioso afirmaba que los restos nunca se habían guardado en la arqueta de mármol sino que se escondieron en una pared de la iglesia. Pero, aunque se trataba de «una hipótesis sólida», tras la investigación del equipo multidisciplinar de investigadores ha descartado la idea, pues al pasar el georradar no se encontró nada, no así en la cercana calle Mayor 70 donde se han hallado los restos mortales y el regidor ha descubierto hoy la placa.
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