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13 de mayo de 2024

Viñedo

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Estilo de vida

Qué vino llevo si me invita La Marquesa

Cuando te levantes con el ego subido, llévatelo a tomar un vino y bájale a la tierra. Venimos a la vida tres días, disfrútalos con el ego justo

Con Malabrigo de José Moro no hace falta que entiendas de vino y te ruego que no pretendas adivinar el regaliz, el cacao o la zarzamora porque es un vino para hablar con los amigos y despertar los sentidos.
Te aseguro que ahí donde lo lleves sacaran lo mejor de tus amigos y si el ego se le dispara a alguno, Malabrigo es su cortafuegos. Las viñas de este tempranillo son viejas y de raíces profundas que sacan el alma del suelo. Los enólogos le llaman mineralidad, pero es el alma. Y cuando bebes un sorbo te llena las papilas gustativas con amor, las acaricia. Malabrigo tiene una historia de amor y recuerdos que ensalza la cultura vitivinícola, gente noble de campo que sufre con el frío y el calor, que piensa en sus uvas mirando siempre al cielo y que en menos de un mes estarán vendimiando. Con los surcos y grietas de la tierra grabados en la piel y donde todo tiene su razón de ser, como explica José Moro «la etiqueta la soñé porque me recordaba cuando yo tenía trece años e iba a podar con mi padre, que me estaba enseñando. Era marzo, hacia frío y nos quitábamos la pelliza y nos echábamos un trago de vino y sacábamos la hogaza y un taco de chorizo. Con seis años me metían en las cubas para limpiarlas por dentro porque solo cabíamos los niños. Mi merienda era pan, vino y azúcar». José Moro y su padre le ponen rostro a una botella de vino tinto de Ribera del Duero que encierra la historia de una tierra y una familia.
Malabrigo viene de una parcela que se llama así porque tiene orientación norte. Es una tierra muy fría, de ahí su ciclo vegetativo más largo, y, aunque sea una uva tempranillo, su maduración es especial porque se notan los matices complejos de esta veterana tierra. Su maduración en roble francés le hace ser un vino especial y crecer en la botella.
Al final, cuando toda la alquimia ha hecho bien su trabajo, lo que queda es pura elegancia con mucho carácter porque tiene mucha personalidad y de ahí que sacará lo mejor de las personas allí donde descorches una botella. Y como dice José Moro «el vino todo es nobleza porque saca lo mejor de ti, cosa que no le pasa a otras bebidas con alcohol».
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