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19 de abril de 2024

Bill Gates posando en una alfombra roja en Nueva York

Bill Gates posando en una alfombra roja en Nueva YorkEFE

Gastronomía

¿Por qué Bill Gates se ha convertido en el mayor granjero de Estados Unidos?

¿Es prudente la aparición de monopolios en la alimentación?

El Génesis, uno de los libros más interesantes de la historia, recoge unas palabras del Creador, que impactan por su fuerza: «Dominad la tierra». Y el hombre se dispuso a hacerlo con ímpetu en los inicios del Neolítico. Así, dominó la tierra, conquistó sus frutos y amansó a los animales. La ganadería y la agricultura sustituyeron a la recolección y a la caza. Las tierras empezaron a importar: se miraba atentamente cada olivo, cada espiga, cada higuera. Y se calculaban el rendimiento y los frutos. Que empezaron a dar de comer con increíble satisfacción y abundancia hasta hoy.
Después de mil giros en la historia, de abandonar la tierra, de volver a ella, de urbanizar esta civilización, de hacerla tecnológica hasta en el más nimio de los detalles, uno de los hombres más ricos del mundo vuelve a los orígenes. A la tierra, a esa tierra que hemos explotado y descuidado. Bill Gates ha adquirido en los últimos años numerosas tierras de labor hasta conseguir una de las superficies cultivables más extensas, aunque el origen de su patrimonio no es agrícola, está basado en la tecnología. Vayamos a los hechos.
Su patrimonio, valorado 105.3 mil millones de dólares (Forbes), se ha visto enriquecido por la compra de 268.000 acres, aproximadamente 108.456 hectáreas de terreno agrícola, en 19 estados (The Land Report). Los principales cultivos que producen hasta el momento son maíz y trigo en rotación con patatas. El resultado de esta operación es que hoy, Bill Gates es el propietario agrícola particular más rico de toda América.
Las tierras no están mal elegidas: suelos envidiables, energía hidroeléctrica de bajo coste y abundante agua son algunos de los requisitos cumplidos por estas propiedades. Que por supuesto son tierras de labor extraordinariamente productivas. Las ha adquirido asesorado por su fundación, como él mismo ha señalado públicamente, y con toda probabilidad los motivos últimos de esta importante adquisición son complejos y están más que bien reflexionados. Pero hay algo evidente en la operación: la tierra siempre es un valor sólido, especialmente en épocas de turbulencia, incluso a pesar de que pueda ser menos rentable a corto plazo que otros bienes. Porque la tierra es un valor seguro cuando lo que de verdad importa es comer.
Esta compra no se ha hecho ahora ni ha sido repentina, sino que ha sido profundamente reflexionada, una auténtica elección. Y comenzó a ponerse en práctica hace años, en concreto la extensión más importante se adquirió en el año 2017. La empresa que ha comprado las tierras es Cascade Investment, fundada en 1995 y cuyo presidente y fundador es precisamente Gates.
La cuestión que palpita detrás de esta serie de adquisiciones es la siguiente: ¿Por qué el hombre más rico del mundo compra tierras de labor? Disponer de las llaves de la producción de alimentos es tener el control de lo que se produce y por tanto de lo que se consume. Así, el gran propietario se convierte en el elemento clave no solamente de la solución de las hambrunas que se prevén, si no todo lo contrario, en el dueño y controlador de ellas. Y no olvidemos los biocombustibles, que se pueden convertir en una interesante fuente de energía, aunque esta es una cuestión con límites éticos, ya que el biocombustible se produce a costa de reducir cereal para consumo humano para favorecer el uso industrial.
Pero, más allá de teorías conspiranoicas, es más posible que Gates desee aplicar tecnología de última generación a esas tierras para multiplicar su eficiencia, cosa que muy probablemente consiga. Más allá de las prácticas tradicionales, se especula sobre el uso que dará a investigación aplicada al desarrollo y generación de nuevos tipos de semillas, a las prácticas de tecnología agrícola avanzada y a la eficiencia absoluta mediante el control de riego, fertilizantes y control de plagas sin deterioro de la tierra.
Con un patrimonio tan importante, le será posible rentabilizar hasta un punto quizás inimaginable la producción de sus propiedades. Por otro lado, una inversión de este calibre habría sido muy bienvenida en países en desarrollo que tienen su base de supervivencia en la agricultura de subsistencia. Con ello se mitigarían los flujos migratorios y promovería la creación de riqueza en los lugares más necesitados, asentando a la población.
Comprar tierra es una inteligente posibilidad de inversión. Y de inversión en un producto no volátil que, con toda seguridad, Gates preparará para afrontar retos de futuro y terminará convirtiendo en explotaciones altamente rentables. Los cambios tecnológicos aplicados desde el prisma humano son útiles y necesarios, y nos han acompañado a lo largo de la historia con innovaciones increíblemente útiles: durante uno de los cambios climáticos más importantes de la historia, en la frontera entre el Paleolítico y el Neolítico, cuando el mundo empezaba a calentarse tras una larga glaciación, se abrieron interesantes nichos ecológicos para la explotación de la tierra. Y aparecieron las técnicas vinculadas con la agricultura, desde el palo cavador en el Neolítico a los primeros arados de madera, desde el desbroce de las marismas por parte de los egipcios a la selección de especies animales más dóciles y productivos o de espigas con granos más grandes y numerosos. Utilidad y rentabilidad.
La agricultura fue una revolución en su momento. Hoy Gates, mientras la humanidad vive sumida en una época de inmensos cambios vuelve a revolucionar la agricultura con la aplicación de tecnología agrícola, quizás hasta el extremo. Observamos y estamos atentos, la agricultura de subsistencia ya es el pasado y ha llegado el momento de obtener una mayor rentabilidad. Pero quedan muchas preguntas en el tintero: ¿afectará este tipo de producción a nuestra alimentación cotidiana o tradicional?
¿Adquirirán tanto empuje las grandes corporaciones agrícolas que serán más poderosas que los gobiernos? ¿Encontrará el consumidor todo lo que hasta ahora ha tenido en los supermercados a un precio razonable? ¿Es prudente la aparición de monopolios en la alimentación? ¿Estamos a las puertas de un nuevo episodio como el de los daños causados en la India por la introducción de semillas de algodón por Bayer Monsanto? ¿Intentará Gates transformar los sistemas alimentarios tradicionales en beneficio de las recomendaciones de la agenda 2030, a la que es tan afecto?
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