El Bulli, en la Cala Montjoi, en la localidad gerundense de Rosas
El mejor restaurante del mundo se convierte en museo en España
Ferran Adrià preserva el legado de El Bulli y la importancia de la ciencia aplicada a la gastronomía, en un ambicioso proyecto que abre sus puertas en junio
Cocina molecular, esferificaciones, espuma o nitrógeno líquido. La ciencia trastocando la cocina tradicional y un sifón en los armarios, como si fuera algo habitual. Probablemente, todos estos nombres traigan a su mente Masterchef, pero el artífice de la revolución culinaria española se llama Ferrán Adriá. El 30 de julio de 2011, el maestro cerraba las puertas de El Bulli, en la Cala Montjoi, en la localidad gerundense de Rosas. Una década después, abrirá un museo para inmortalizar todo lo que supuso su cocina y la transformación de un negocio, en la costa catalana, en el restaurante más condecorado del mundo.
El cocinero echó el cierre en pleno apoteosis, cuando todavía tenía una lista de espera de años. Celebró una «última cena» a la que asistieron media docena de los mejores chefs del mundo, quienes se deleitaron con un festín de 50 platos que incluían ravioles de pistacho, croquetas líquidas de pollo y pétalos de rosa con jamón marinado en jugo de melón.
El cocinero Ferran Adriá
En su momento Adrià dijo que el restaurante se había «convertido en un monstruo que había que domesticar y transformar» y que lo reabriría tres años después como base para la experimentación culinaria. Los trabajos de renovación se bloquearon por objeciones ambientales: el sitio se encuentra en el parque natural de Cap de Creus.
Laboratorio experimental
Los planes de Adrià para El Bulli 1846, como se llama el proyecto, han evolucionado desde entonces hasta convertirse en un laboratorio experimental y un lugar para preservar el legado del restaurante. Está previsto que abra en junio. «Es un museo donde explicamos qué hizo El Bulli para que tuviera el éxito que tuvo y tiene. Un restaurante que marcó un cambio de paradigma en la gastronomía occidental», declaró al diario El País.
«El Bulli se verá tal y como era. Las personas que lo supieron se conmoverán. No se comerá nada. Es importante mantener el legado de lo que pasó».
Adrià temía el fracaso y tocar fondo. «Si hubiésemos seguido creando a ese nivel, hubiéramos tenido un desliz. Lo evité, anticipé el fracaso con el cierre, aunque no se puede decir qué hubiera pasado».
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