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19 de abril de 2024

La madre no es la única que vive de cerca el duelo, aunque sea la que llevaba el hijo en su vientre

La madre no es la única que vive de cerca el duelo, aunque sea la que llevaba el hijo en su vientreUnsplash

El duelo perinatal o cómo superar la muerte de un hijo antes de nacer

Asimilar la pérdida pasa por reconocer y validar los sentimientos y emociones de los padres y la familia, aunque en muchos casos no han podido llegar a conocer al fallecido

La reciente noticia de que el conocido futbolista, Cristiano Ronaldo, y su pareja, Georgina Rodríguez, han perdido a uno de los gemelos que esperaban ha puesto encima de la mesa una realidad que muchos consideran un duelo silenciado: la muerte perinatal.
La muerte perinatal supuso en la España de hace dos años una tasa del 4,17 % por cada mil nacidos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y sus indicadores de Mortalidad Infantil. Estos son los fallecimientos que se producen desde la semana 22 de gestación, hasta el parto, incluyendo también los siete primeros días de vida del bebé.
Cada año se producen en el mundo casi 2 millones de muertes prenatales –antes del parto–, una cada 16 segundos, según los datos de la Organización Mundial de la Salud. Aunque los casos y sus causas son muy diferentes entre sí, suelen darse por complicaciones relacionadas con el embarazo, por infecciones o afecciones maternas o anomalías del feto. El hecho de no haber conocido al fallecido –en estos casos, un hijo– no significa que sus padres no pasen un proceso de duelo ni que esta muerte no vaya a tener consecuencias psicológicas para sus progenitores o el resto de la familia.

Un sueño convertido en pesadilla

La Sociedad Marcé Española de para la Salud Mental Perinatal hace hincapié en que se trata de un duelo que «suele ser silenciado e invisibilizado» y que «se vive en soledad». Lo que era una ilusión, incluso un sueño cumplido para algunas familias, se convierte en cuestión de instantes en una pesadilla. Se suele centrar la atención al doliente en la idea de que debe mirar al futuro, cuando, según apunta de nuevo la Sociedad Marcé, es importante que se le de «espacio para reconocer el duelo y vivir este proceso de forma consciente».
No es solamente la madre la que vive de cerca esta pérdida, aunque sea la que lleve dentro a su hijo. Esta es una falsa creencia que desde Marcé buscan combatir, junto con la de que cuanto más avanzado está el embarazo más grande es el duelo. «La pareja suele ser olvidada en esta experiencia, pero hay que recordar que lo que se ha perdido es un proyecto de familia, en el que ambos progenitores deben ser incluidos para ayudarles a elaborar un duelo que permita asimilar la pérdida», explica la organización para la salud mental perinatal.

Apoyo y ayuda

Sabina del Río, psicóloga perinatal, afirma para Funes, empresa de servicios al fallecimiento, que el objetivo de pasar el duelo perinatal no es olvidarse del hijo que se iba a tener, sino «poder seguir viviendo sin el dolor angustiante de su recuerdo». Aunque al principio pueda ser punzante e insoportable, explica la psicóloga, ese pesar «va transformándose en un dolor sordo y calmado que nos acompañará para siempre».
Por su parte, Elena Iracheta, psicóloga clínica de la unidad de la mujer del Hospital Ruber Internacional, explica que los síntomas más comunes asociados al duelo perinatal van desde lo físico (opresión, fatiga, debilidad, estómago vacío), lo conductual (aislamiento, insomnio, falta de apetito), lo cognitivo (dificultad de concentración o de toma de decisiones) hasta lo emocional (rabia, fracaso, culpa...). La psicóloga aclara también que los sentimientos de depresión se pueden también experimentar durante el duelo, aunque estos irán evolucionando de manera correcta; algo que no ocurre en cuadros depresivos.

Un silencio que no acompaña

Junto a su hijo, las familias pierden mucho más en estos casos: expectativas de futuro, la posibilidad de convertirse en padres –de nuevo, cuando ya tienen mas hijos–, o puede haber casos también de pérdidas acumuladas, cuando ya se ha pasado por una situación similar con anterioridad. El silenciamiento o incluso la autocensura con la que lo viven las familias provoca que su recuperación psicológica sea aun más complicada.
El médico y el psicólogo juegan un papel fundamental en el acompañamiento, en el asumir lo sucedido y ayudar a los padres a expresar sus sentimientos y el dolor emocional ligado a la pérdida y al recuerdo, e incluso a enseñar estrategias para el manejo de situaciones familiares, que muchas veces ni siquiera han tenido tiempo de conocer al fallecido o de saber su nombre, o en entornos laborales.
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