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20 de abril de 2024

Castigos físicos a los niños

Castigos físicos a los niñosGuía Infantil

 ¿Es bueno dar un «azote a tiempo» a los niños?

Los niños castigados físicamente tienden a tener un menor autocontrol, una mayor agresividad y un peor desarrollo cognitivo

Muchos creen que «un bofetón a tiempo» es la solución para la buena educación de los hijos. Otros denuncian los castigos físicos y los califican de «maltrato». La ley habla por sí sola: en España la agresión física hacia los hijos es delito.
Según el artículo 173 del Código Penal, «el que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre los menores o personas con discapacidad necesitadas de especial protección que con él convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años».

El castigo físico está relacionado con los mismos daños para los niños que el maltrato físicoGeorge W. HoldenProfesor de Psicología de la Southern Methodist University

Al margen de lo que dicta la ley y de acuerdo con un artículo publicado por la revista científica American Psycologist, «el castigo físico está relacionado con los mismos daños para los niños que el maltrato físico». Las investigaciones fueron llevadas a cabo por George W. Holden, profesor de Psicología de la Southern Methodist University en Dallas. Según sus investigaciones «los azotes y el castigo físico se han relacionado con el daño a los niños en múltiples contextos».
Holden señala, además, que «53 países están de acuerdo en que los azotes y el castigo físico son formas de violencia que infringen los derechos humanos de los niños». El mensaje para los padres, los psicólogos y los responsables políticos es claro para el catedrático de la Southern Methodist: «Ha llegado el momento de acabar con el debate sobre el castigo físico y poner fin a esta práctica de crianza anticuada».

Piensan que actuando con violencia hacia sus hijos enseñan respeto y obediencia, cuando realmente solo están infundiendo miedoIrene Calvo, psicóloga

Menos control y más agresividad

Según Jorge Cuartas, licenciado en Educación por la universidad de Harvard, el castigo físico a los niños se asocia con diferentes riesgos. En primer lugar, los niños sometidos a castigos físicos poseen un peor desarrollo cognitivo, lo que dificulta el aprendizaje y puede generar problemas académicos a largo plazo. Además, la violencia física en edades tempranas puede derivar en problemas de salud mental, como depresión o ansiedad, en la adolescencia o adultez.
Castigos físicos a los niños

Castigos físicos a los niños

Cuartas sostiene que los niños castigados físicamente sufren un menor autocontrol, experimentando más dificultades para lidiar con sus emociones y tener un buen comportamiento. Asimismo, desarrollan una mayor agresividad, ya que porque los niños y niñas son como esponjas que absorben todo lo que ven en su entorno. Por lo tanto, si ven violencia, materializada en el castigo físico, aprenderán a utilizar la violencia como medio para resolver los conflictos desde temprana edad.

Qué queremos enseñar

Irene Calvo, psicóloga de la Policlínica del CEU San Pablo y especialista en Terapia Familiar Sistemática ha explicado a El Debate que la pregunta que deben hacerse los padres es «¿Qué queremos enseñarle a nuestros hijos con nuestros comportamientos?».
«Los padres piensan que actuando con violencia hacia sus hijos enseñan respeto y obediencia, cuando realmente solo están infundiendo miedo» aclara. Irene ha expuesto los cuatro estilos educativos existentes: autoritario, democrático, permisivo y negligente. El estilo autoritario es aquel en el que hay una gran disciplina pero carencia de afecto.
«Cuando se castiga físicamente a un niño, a la larga, baja su autoestima, pierde autonomía y habilidades sociales, así como la capacidad para comunicarse eficientemente». Irene ha explicado que un niño educado sin violencia tiende a ser más respetuoso con los demás, razona de una manera más eficiente y tiene un mejor concepto de sí mismo.
Por otro lado, ha ejemplificado que con los niños muy pequeños que todavía no tienen la capacidad de razonar, «es importante pensar si hay una manera mejor de protegerlos que darles un manotazo cuando quieren meter los dedos en el enchufe». Explica que en ese caso, pegar en la mano a un niño como protección es una reacción instintiva y no se califica como violencia. Sin embargo, «hay otras maneras menos agresivas de protegerle como retirarle la mano con suavidad o alejarle del peligro».
Por último, hay que reseñar que el desarrollo cerebral de los niños castigados de forma física es atípico, en particular en áreas de la corteza prefrontal, que es una estructura cerebral que se encarga del manejo cognitivo y de emociones y que, por lo tanto, es esencial para el comportamiento y éxito académico y social.
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