Fundado en 1910

Federico Marfil, con un bebé rescatado dos años antes de ordenarse sacerdoteRescatadores Juan Pablo II

Defensa de la vida

El padre Federico, el sacerdote que bautizó a un bebé que rescató del aborto

Federico Marfil fue ordenado el pasado febrero y ahora ha tenido la oportunidad de derramar agua y óleo sobre la cabeza de un niño cuya madre cambió de opinión sobre su embarazo tras hablar con él

Federico fue a ver la película Unplanned cuando aún era seminarista. La historia de Abby Jonhson, una directiva de la multinacional abortista que dejó su trabajo tras ser testigo presencial de cómo realizaban las intervenciones, le marco tanto que se propuso volver a defender lo que ya hacía cuando era universitario: «La vida por nacer y la guerra sin cuartel a la mentalidad abortista», exclama. Pero ahora ya no solo con palabras, sino con actos.

En una búsqueda en Google descubrió que cerca de la parroquia donde estaba destinado en Barcelona había un centro de abortos. «Fui allí a preguntar y me dieron, con una amable sonrisa administrativa, un catálogo de cómo acababan con la vida de los niños inocentes y sus costes», recuerda Federico Marfil, que fue ordenado sacerdote el pasado 27 de febrero.

De solo rezar a actuar también

Esto provocó en él la respuesta de empezar a rezar, por las madres, por sus hijos y por todas las personas que trabajan en estas llamadas clínicas donde nada se cura. Empezó arrodillado ante el sagrario, pero pronto sintió la llamada de salir a la calle y acudir a las puertas de los abortorios rosario en mano.

Allí se sorprendió de la afluencia de personas tan constante que había: «entre las ocho y las 11 de la mañana, mientras uno va al trabajo, otro a por el pan u otro a por el periódico, podían entrar unas seis mujeres de media en un solo abortorio». Al verse solo ante aquella labor, recordó que en Madrid un grupo de personas acudían diariamente a los centros de abortos a hablar con las mujeres que se plantean acabar con la vida de su hijo y a las que ofrecen su ayuda, ya sea económica, material o simplemente acompañamiento.

El acierto de sus palabras

Junto con unos amigos, Federico organizó rápidamente el grupo de rescatadores en Barcelona y en ese mismo curso hicieron cinco rescates. Uno de los más impactantes de los que Federico da testimonio fue el de una chica italiana que viajó a España en la semana 22 de su gestación para terminar con su embarazo. Le pedían 2.500 € y en 24 horas todo habría terminado. Tras una noche entera hablando con ella los rescatadores de Juan Pablo II la hicieron cambiar de opinión. La llevaron a hacerse una ecografía, fueron a comer y acabaron todos juntos rezando en una iglesia.

El último sábado de agosto, día 27, su misión fue diferente. «Tuve el privilegio de bautizar a un bebé que rescatamos. Es indescriptible la alegría cuando estás sosteniendo al niño que vive gracias al acierto de tus palabras y más todavía al saber que ahora es hijo de Dios», cuenta Marfil. En los rescates vio todavía más clara su vocación: «Estar ahí me ha hecho ver mi vocación. Mi vida para Dios».