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04 de mayo de 2024

Alejandro Macarrón, coordinador del Observatorio Demográfico del CEU

Alejandro Macarrón, coordinador del Observatorio Demográfico del CEUJosé María Visiers

Alejandro Macarrón: «Una sociedad sin ganas de tener niños es una sociedad suicida»

El coordinador del Observatorio Demográfico del CEU advierte en El Efecto Avestruz de los riesgos de la «desvalorización» de la natalidad

«El gran reto demográfico de nuestro país no es la España vaciada, sino la natalidad», asegura el coordinador del Observatorio Demográfico del CEU, Alejandro Macarrón. El también director de la Fundación Renacimiento Demográfico advierte en El Efecto Avestruz, el programa de entrevistas de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), sobre la desertificación afectiva de la sociedad española, el riesgo de una gerontocracia electoral y la necesidad de pasar a la acción.
–Hace unas semanas sabíamos que el número de perros en España duplica al de niños de entre 0 y 9 años. ¿Tenemos un problema?
–Yo de animales no entiendo mucho, pero lo que me preocupa no es que haya muchos perros, sino pocos niños. Es muy preocupante, porque los niños son el futuro, la alegría y la vida presente. Una sociedad sin niños no puede perdurar, y ha habido una desvalorización espantosa y suicida de las ganas de tener niños en nuestra sociedad. Y digo suicida porque nos lleva a la desaparición de la sociedad.
–¿Qué datos destaca para entender la encrucijada demográfica en España?
–Mira, en 2021 nacieron la mitad de niños que en 1976, cuando comenzó la Transición. Y, si nos fijamos solo en las madres españolas –esto es, sin tener en cuenta la inmigración–, el descenso es del 64 %: una caída brutal en poco tiempo. Hoy las españolas tienen aproximadamente 1,2 hijos por mujer –haría falta una tasa de 2,1 para alcanzar el llamado reemplazo poblacional–, lo que significa que cada nueva generación es un 45 % menos numerosa que la anterior. Y así la población va disminuyendo.
–Y también envejeciendo.
–Claro, porque la gente no se muere de golpe: va habiendo mucha gente mayor en proporción a los jóvenes, y esa sí es una distorsión muy mala para una sociedad. ¿Por qué? Por ejemplo, el consumo se resiente. También la democracia, que se convierte en una gerontocracia electoral en la que se ven sobredimensionados temas que importan a esta población, como las pensiones.

En España se ha multiplicado por seis el porcentaje de personas que viven solas

–¿El envejecimiento de la población va ligado al aumento de la soledad?
–El envejecimiento, la falta de niños y las rupturas familiares llevan a un panorama de desertificación afectiva, donde cada vez más gente vive sola, sí. En los últimos 50 años, en España se ha multiplicado por seis el porcentaje de personas que viven solas: de 660.000 en 1970 a cinco millones hoy en día.
–Muchas veces al hablar de esta situación, se piensa que la inmigración rejuvenecerá la pirámide de población y aumentará las tasas de natalidad.
–Si no aumenta el número de hijos por mujer, las previsiones nos indican que la población española nativa decrecerá en unos 14 o 15 millones en los próximos 50 años. Por tanto, analizando las últimas proyecciones del INE, más de la mitad de la población de España dentro de medio siglo no tendrá origen autóctono. A mí me parece que empezamos mal si pensamos que, ya que nosotros renunciamos a tener hijos, que vengan otros y los tengan por nosotros. No parece un principio muy sólido para ningún tipo de problema.
–¿No es, por tanto, la solución?
–Como máximo, una solución parcial, o incompleta. Para empezar, el futuro de la población inmigrante, o foránea, es una incógnita, a pesar de las previsiones, porque no sabemos si seguirán viniendo en masa. Además, la gran mayoría de inmigrantes que vienen están poco cualificados, y no podemos ignorar el riesgo del choque de culturas. Ser xenófobo es inmoral, pero es un estupidez pensar que no hay peligro si los inmigrantes no se integran bien. Los choques de culturas existen desde que el mundo es mundo.
Alejandro Macarrón

Alejandro MacarrónJosé María Visiers

–¿Cómo valora las políticas adoptadas frente al desafío demográfico?
–Hasta hace pocos años no se hacía nada, y ahora se empieza a hacer algo, sobre todo en las comunidades autónomas, pero muchísimo menos de lo que se debería. Además, hay medidas que se están tomando que, por desgracia, están muy equivocadas. Por ejemplo, el organismo estatal llamado Reto Demográfico no toca natalidad, que es el gran reto demográfico en España. Y luego en los planes de natalidad se dan ayudas que ningunean al padre, o se dan incentivos a familias monoparentales sin tener en cuenta el nivel de renta… Eso no es pro-natalidad ni es pro-familia. Uno se pregunta si son esfuerzos reales para combatir la baja natalidad o son medidas electoralistas. Electoralistas y equivocadas.
–Hay quien elucubra sobre élites globalistas interesadas en reducir la población, ¿qué base tienen estas teorías?
–Bueno, hay declaraciones de gente en organismos muy importantes o de gente con mucho dinero que dice esas cosas, sí, pero también hay muchísima gente de todo tipo que no. Por otra parte, la fecundidad lleva cayendo desde muchas décadas antes de que existiesen estos movimientos. Esto de echar la culpa… Decía Edmund Burke que para que el mal triunfe basta con que los buenos no hagan nada, y creo que nos quejamos demasiado. Los ricos de izquierdas, como George Soros, que financian movimientos anti familia, son mucho más coherentes que los ricos de derechas que se quejan en privado. Los otros ganan la batalla de las ideas por incomparecencia.
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