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Consultorio Familiar El DebateJosé María Contreras Luzón

Mi hijo va a hacer la Primera Comunión y nuestras familias se pelean por el regalo más caro: ¿Qué hago?

El orientador, conferenciante, escritor y mediador familiar José María Contreras Luzón responde a las preguntas de los lectores de El Debate, en este caso, sobre cómo evitar las disputas entre familias ante una celebración de gran importancia

Actualizada 04:30

Niños recibiendo su Primera Comunión.

Niños en su Primera Comunión.Freepik

Mi hijo va a hacer la Primera Comunión, y hay una «lucha» entre los familiares de mi marido y los míos para ver quién le regala más, y más caro. Yo no quiero que eso sea así, y que mi hijo se dé cuenta de que lo importante es lo que va a hacer, no el banquete ni los regalos. ¿Qué me puede decir?

Yo comprendo que algunas veces la relación entre las familias no es fácil.

Pero en este caso, le diría tres cosas, para empezar:

  • Elija un sitio modesto para el banquete, porque de esa forma está poniendo usted un nivel sobrio.

  • Hable con los familiares más cercanos, abuelos y tíos, y dígales con claridad que quieren hacer una cosa sobria, para que el niño se dé cuenta, de verdad, de lo que hace.

  • Hable con su hijo y explíquele el porqué de esa forma de actuar.

La Primera Comunión es una de las incoherencias más habituales que se están dando en el terreno de la educación de los hijos.

Por una parte, al niño se le prepara en la parroquia o en el colegio, y por otra, él ve unos comportamientos en su familia que no son compatibles con lo que le están enseñando.

Con frecuencia ve discusiones de los padres acerca de lo que le van a comprar, o sobre lo que le van a regalar los abuelos. Haciendo comparaciones con lo que se le regalado a otros primos. Haciendo competiciones acerca de lo que van a regalar. Y ya se sabe: el que haga el regalo más caro es el que más le quiere.

Y como mi hijo no va a ser menos que los demás, se procura buscar una celebración, por lo menos, llamativa.

Nadie le habla en la familia de lo que es recibir la comunión, ni de lo que supone.

En ocasiones, los padres ni se preparan ni comulgan, y al niño, aunque no diga nada, eso le afecta. Se siente menos acompañado. Nervios, comparaciones, desasosiego. Preocupación por no ser menos que los de su clase o que el primo que la recibió el año anterior.

Al domingo siguiente, al niño es probable que ni lo lleven a misa, ni lo dejen ir, porque es pequeño y no puede ir solo.

A las personas que actúan así, si se les preguntase acerca de la coherencia, contestarían que es muy importante ser coherentes en la vida.

Pero una de las primeras condiciones para educar bien es vivir en la familia la sobriedad, que no es ser tacaños ni miserable, sino tener la elegancia y el dominio de sí mismo para no buscarse necesidades innecesarias.

Ya lo decía el clásico: Vivir de una manera sobria y vigilante.

El mal gusto y la chabacanería, muchas veces, empiezan por faltas de sobriedad.

  • José María Contreras Luzón es escritor, conferenciante y asesor personal y familiar. Su email para consultas de pareja y familia es: conluz2000@gmail.com.
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