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Una familia sujeta una hucha con forma de cerdo

Una familia sujeta una hucha con forma de cerdoGtres

¿Por qué las huchas infantiles tienen forma de cerdo?

No es casualidad: el cerdito de las huchas encierra una historia de lengua, artesanía y simbolismo. Una curiosidad que, además, ayuda a los niños a ahorrar

No hay cuento, casa, película o fotografía de banco de imágenes (como la que ilustra este artículo) en que la hucha no se represente como un pequeño cerdito que traga monedas.

Pero, ¿por qué un cerdo y no cualquier otra mascota doméstica, como un perro o un gato; o un animal de mayor tamaño o fuerza como un elefante?

La respuesta mezcla razones lingüísticas, tradición europea y pedagogía familiar.

Una arcilla llamada pygg

Vayamos, primero, con la lengua. En la Inglaterra medieval se usaba una arcilla barata para vajillas y vasijas domésticas llamada pygg. Y cuando los artesanos fabricaban pequeños recipientes para guardar monedas, se les llamaba «pygg banks» (literalmente, «huchas de arcilla»).

Su forma inicial era una especie de jarra abombada y cerrada, con una sola hendidura para las monedas, similar a las tradicionales alcancías que eran populares en España hasta bien entrado el siglo XX.

Con los siglos, la pronunciación se confundió con «pig» («cerdo») y los alfareros ingleses empezaron a modelarlas con forma porcina. A partir del siglo XIX se popularizó la hucha-cerdito en Europa y América, y la fascinación por todo lo anglosajón hizo el resto.

«Del cerdo, hasta los andares»

Segundo, el simbolismo. Ya dice el refrán español que «del cerdo, hasta los andares», por la enorme capacidad de aprovechamiento de este animal.

De hecho, en muchos países el cerdo se asocia a abundancia y prosperidad, y por ejemplo en Alemania se regalan Glücksschwein («cerditos de la suerte») en Año Nuevo; mientras que en la tradición rural europea, «engordar un cerdo» significaba prever para el invierno.

El cerdito, pues, transmite una idea pedagógica precisa para los niños: guardar hoy es importante para tener mañana. Igual que cada moneda «alimenta» su hucha; cada gesto pequeño construye su porvenir.

La importancia de «romper la hucha»

Tercero, la artesanía. Las primeras huchas eran de barro cocido y no tenían tapón, de modo que para sacar el dinero era necesario romperlas. Y ese detalle enseñaba algo clave: el ahorro no se «pica» a capricho; se abre cuando llega el momento o el objetivo se ha logrado. Igual que ocurre con el cerdo: es necesario pasar por «la matanza» para poder aprovecharlo al máximo.

Con el tiempo, llegaron los tapones –y también la tentación de abrir la hucha antes de tiempo–, pero la lección original sigue vigente: ahorrar es un acto con destino (un libro, un instrumento, una obra de caridad...), no un cajón sin rumbo.

¿Hucha o bizum?

¿Y qué aporta hoy el cerdito frente al bizum y la paga digital? Ante todo, visibilidad. Porque los niños pequeños aprenden con aquello que se toca: oír caer la moneda, notar el peso, o ver que el cerdito «engorda»... son microexperiencias que entrenan la espera, el autocontrol y la alegría de compartir (por ejemplo, al reservar una parte para donar).

Llegada ya la adolescencia o los planes de ahorro a más largo plazo y mayor coste (un viaje con amigos, un campamento...), puede ser mejor acudir a una cuenta remunerada para minimizar la inflación, aunque aún así sería bueno hacer un pequeño gráfico para saber qué me queda por pagar, y cuánto llevo ahorrado.

Así, el cerdito deja de ser un adorno simpático y se convierte en maestro doméstico: enseña que el dinero es herramienta, no fin; que ahorrar libera; y que compartir multiplica la alegría. En casa, como siempre, la economía también educa el corazón.

Dos ideas prácticas

En la siempre necesaria educación de los hijos, es importante hacerle hueco a la educación financiera. Y ahí, la hucha-cerdito puede ser más que útil, si se siguen estos dos sencillos consejos:
  • Ponle nombre al objetivo: Ahorrar «porque sí» puede hacerse cuesta arriba. Es mejor explicitar qué se busca con esos ahorros, poniendo una pegatina en la hucha: «Mi guitarra», «Campamento», «JMJ Seúl 2027»...).
  • Regla 70/20/10: Ya sea de la paga periódica, ya sea de cantidades inesperadas por visitas de los abuelos, es bueno que los niños se acostumbren a hacer un pequeño plan de ahorro con la regla70-20-10: 70 % de ahorro objetivo, 20 % de gasto libre pequeño (que puede guardarse en un monedero), 10 % donar (por ejemplo, en el cepillo de la iglesia cada domingo).
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