El fundador de Faba, Matteo Fabbrini
«Escuchar audiocuentos entrena la mente del niño para pensar de forma autónoma y creativa»
Mientras los audiolibros se han disparado en los últimos años entre los adultos, los niños siguen pegados a la pantalla, según denuncia Matteo Fabbrini, creador de los cuentacuentos sonoros Faba
Los audiolibros han llegado para quedarse como un modo de entretenimiento al alza entre los adultos. Lejos de limitarse, como antaño, a personas con dificultades visuales, hoy son raros, no solo los títulos clásicos, sino también los lanzamientos editoriales de cualquier género –novela, ensayo, no ficción...– que no incorporan su versión en audiolibro, con diferentes voces y efectos sonoros.
La oferta es superabundante en las diferentes plataformas de streaming e incluso Amazon ha visto el filón y se ha posicionado en cabeza de este hobbie cada vez más popular.
Sin embargo, ¿qué ocurre con los contenidos para niños? Basta darse una vuelta por Spotify para constatar que el volumen de cuentos infantiles es mucho menor, y suelen estar vinculados a canales análogos de YouTube, para que los padres mantengan a los niños pegados a la pantalla.
Más audiolibros... sin audiocuentos
Y eso que «escuchar audiocuentos entrena la mente del niño para pensar de forma autónoma y creativa» y «favorece la concentración, enriquece el vocabulario y mejora la capacidad de comprensión», como explica Matteo Fabbrini, creador de Faba, un sistema de para que los más pequeños puedan disfrutar de fábulas y cuentos sin necesidad de pantallas.
– Así como se ha extendido mucho el mundo de los audiolibros, ¿por qué falta oferta buena en el campo de los audiocuentos?
– El de los audiocuentos es un sector todavía poco desarrollado, sí, pero con un gran potencial. Los audiolibros para adultos ya están consolidados, sobre todo en los mercados del norte de Europa, pero para los niños la oferta es fragmentada y a menudo no está diseñada con criterios educativos. Faba nació precisamente para llenar ese vacío: crear un ecosistema de relatos de alta calidad, elaborados por especialistas, con equipos de actores de doblaje profesionales y ricos en efectos sonoros y música, para garantizar contenidos seguros, positivos y adecuados a cada edad.
– En realidad, en YouTube es fácil encontrar muchos cuentos infantiles... ¿Qué aporta al desarrollo cognitivo de los niños escuchar cuentos, en lugar de verlos en una pantalla?
– Escuchar historias estimula áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, la memoria y la imaginación. Como ha demostrado la neurociencia, cuando un niño escucha, debe crear mentalmente imágenes, escenarios y personajes; y este ejercicio favorece la concentración, enriquece el vocabulario y mejora la capacidad de comprensión. La pantalla, en cambio, lo ofrece todo ya hecho: imágenes, sonidos, colores. La escucha, por el contrario, entrena la mente para pensar de forma autónoma y creativa.
– Usted viene del mundo del marketing. ¿Por qué es importante que los niños tengan buen vocabulario y una buena comprensión auditiva?
El lenguaje es la base del pensamiento. Un niño que sabe expresarse y comprender bien desarrolla una mayor capacidad de reflexión, empatía y pensamiento crítico. Tener un vocabulario rico no solo sirve para «hablar mejor», sino también para entender el mundo y construir relaciones más profundas. La escucha activa y la comprensión auditiva son los pilares de todo ello. Personalmente, creo que lo que sucede hoy en el mundo, con tantos conflictos en curso, tiene raíces profundas también en la incapacidad de escuchar y comprender de verdad.
Tener un vocabulario rico no solo sirve para «hablar mejor», sino también para entender el mundo y construir relaciones más profundas.
– Mientras otros padres lamentan que no haya audiocuentos o acuden a YouTube, usted ha creado un producto para que los niños escuchen historias mientras juegan o pintan...
– La idea de Faba nació del deseo de ofrecer a los niños una forma de jugar y aprender lejos de las pantallas, estimulando una habilidad que a menudo queda en segundo plano: la escucha. En 2019 estaba esperando a mi hija y, al ver a los hijos de mis amigos cada vez más abstraídos en sus dispositivos digitales, me pregunté: ¿Y no sería posible unir narración, emoción y tecnología sin recurrir a una pantalla? Así nació Faba: un «cuentacuentos» físico, sencillo e intuitivo, para que los niños escuchen e imaginen, dejando espacio libre a la fantasía.
– ¿Y qué actitud deben adoptar los padres ante esos audiocuentos, para que no sea un momento de «aparcarlos junto al transistor»?
Los audiocuentos no deben sustituir la presencia de los padres, sino convertirse en un momento compartido. Un padre o una madre puede elegir la historia junto a su hijo, comentarla o escucharla con él antes de dormir. Faba nació precisamente para favorecer la relación entre padres e hijos: un pequeño gesto cotidiano, lejos de las pantallas, que refuerza el vínculo y estimula la curiosidad. Queremos sustituir el «modo zombi» frente a las pantallas por algo sano, educativo y potencialmente compartido. Nunca querríamos sustituir a los padres ni los momentos junto a ellos, del mismo modo que no queremos sustituir a los libros, sino crear una generación de futuros lectores y oyentes apasionados.
– ¿Así que es posible un equilibrio entre tecnología y familia?
Nosotros queremos precisamente ayudar a las familias a construir un nuevo equilibrio entre tecnología e infancia: usar la innovación no para sustituir la imaginación, sino para ampliarla. Por eso, detrás de Faba no hay solo un producto, sino una visión educativa y un impacto real en la nueva generación de niños y niñas que queremos acompañar.