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Una niña, con una smartwatch.

Una niña, con una smartwatch.Getty Images/iStockphoto

Relojes inteligentes para niños: la alternativa al alza para controlar a los hijos sin tener que dar un móvil

Que el teléfono móvil ha generado una oleada de problemas entre los menores de edad es un dato que ya nadie pone en duda. Especialmente, a raíz de la temprana introducción de smartphones entre los 8 y los 12 años. Un problema que va mucho más allá de la cantidad de horas que los menores pasan pegados a una pantalla, y el impacto que esto tiene en su configuración cerebral y en su rendimiento académico.

Desde el acceso a contenidos pornográficos, hasta la incursión en las apuestas, pasando por la exposición a discursos de odio, o la introducción en foros que promueven la violencia o los trastornos alimenticios, el acoso escolar o ciberbullying, la pérdida de intimidad sexual a través de prácticas como el sexting o la pornovenganza, o el acoso de adultos que se hacen pasar por menores –el growming–, el entorno digital que frecuentan los más jóvenes no es, en absoluto, un terreno sencillo de transitar.

Ahora, también el debate sobre la presencia de los menores en las redes sociales ha vuelto al primer plano político después de que la Comisión Europea planteara la posibilidad de prohibir a los menores de 15 años el uso de redes sociales, y de que el Gobierno de España plantease la posibilidad de controlar el tipo de contenido que los propios padres cuelgan de sus hijos en la red.

Con todo, la facilidad con que los menores siguen accediendo a las redes sociales o a contenidos para adultos, no sólo con prácticas tan sencillas como introducir una fecha de nacimiento falsa o crearse una «identidad digital alternativa», sino también burlando con facilidad los filtros familiares que los padres instalan en sus dispositivos, ha puesto en entredicho la efectividad de estas medidas.

Contenido inapropiado «en horas»

Uno de los últimos estudios que constata la magnitud del problema es el que ha elaborado la ONG Global Witness. El informe analiza los perfiles creados por los investigadores del estudio en redes como TikTok o Instagram, utilizando la configuración de «modo restringido», el propio de los usuarios menores de edad.

Y aunque ese sistema debería protegerlos de los malos contenidos, la mayoría de los perfiles recibieron, en cuestión de horas, sugerencias de vídeos con «contenido sexual, violento o extremista». Una situación que no solo expone a los menores a graves riesgos emocionales, sino también a la manipulación de sus conductas y valores.

Además, la irrupción de la inteligencia artificial ha añadido un nuevo nivel de vulnerabilidad. Como alertan desde la entidad de ciberseguridad educativa SaveFamily, «los menores pueden hoy conversar con bots y asistentes que no están diseñados para tener en cuenta su edad o madurez, lo que puede derivar en normalizar conductas inapropiadas o incluso delitos cometidos bajo el estímulo de una IA».

Tanto es así que la propia OpenAI, la empresa matriz de Chat GPT, ha comenzado a implementar un control parental después de que un joven se suicidase en Estados Unidos siguiendo los consejos de la famosa herramienta de inteligencia artificial generativa.

Alternativa cada vez más demandada

Ante este panorama, son cada vez más las familias que se plantean no dar a sus hijos un teléfono móvil hasta, al menos, los 16 o los 18 años, aunque eso les obligue a prescindir de cierto control cuando no están con ellos. Otras siguen cediendo al smartphone por la necesidad –o el deseo– de tenerlos localizados si les pasa algo cuando salen con sus amigos, o cuando comienzan a hacer en solitario el trayecto al colegio o al instituto.

Pero también hay una tercera vía, por la que apuestan hoy cada vez más hogares: los relojes inteligentes infantiles.

Como explica Jorge Álvarez, CEO de SaveFamily, una de las empresas españolas de referencia smartwatches con GPS para menores, este tipo de dispositivos están «diseñados específicamente para niños de entre 6 y 16 años, porque representan una alternativa segura a los smartphones».

Con la misma apariencia que un reloj digital al uso, los smartwatches infantiles «permiten comunicación y geolocalización, pero con control parental absoluto, porque cada configuración debe ser aprobada por un adulto, lo que elimina el acceso accidental o intencionado a contenido inapropiado».

De hecho, el propio Álvarez destaca el papel de los padres en la configuración del teléfono, frente al descontrol común en los teléfonos móviles. «En lugar de demonizar la tecnología, debemos apostar por hacer de ella un uso responsable y seguro. Pero para eso es imprescindible que los padres se involucren», indica

Mayor protección dentro y fuera de casa

El auge de este tipo de dispositivos en nuestro país sigue la estela de un movimiento internacional, ante los crecientes peligros e inseguridades para los adolescentes tanto dentro como fuera de la red.

«No se trata de aislar a los menores del mundo online, sino de educarles para que no sean víctimas de los peligros que lo habitan. Y que los padres tengan la tranquilidad de que sus hijos están protegidos, tanto dentro como fuera de casa», explica el CEO de Save Family.

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