Anabel Pantoja posa con un traje de baño de lunares diseñado por ella
Anabel Pantoja y Omar Sánchez: una boda agridulce en Canarias
La sobrinísima de la tonadillera decidió seguir adelante con su enlace, pese al fallecimiento de su abuela y la ausencia de Kiko Rivera
Anabel Pantoja no pudo respirar tranquila hasta el último momento. Después de todos los contratiempos y el fallecimiento de su abuela doña Ana tres días antes de su gran día con Omar Sánchez, la lluvia amenazaba con presentarse de improviso en un enlace ya gafado de por sí. Menos mal que al final en la arena de la playa de Pedro Barba de la isla de La Graciosa (Canarias) solo cayeron las lágrimas que derramó la novia durante toda la ceremonia.
Fue sobre las seis de la tarde cuando los 70 invitados llegaron a la playa en la que tuvo lugar el esperado «sí, quiero» ante la atenta mirada de bañistas, curiosos y prensa congregada. Y de toda España, que pudo seguir la ceremonia en directo a través de Sálvame pese a que los novios habían firmado una exclusiva. Una de las primeras en pisar la arena fue Belén Esteban. Todavía mareada por el traqueteo del barco que les trasportó, aseguraba sentirse cansada por la fiesta de la noche anterior pero feliz por ver a la novia en su gran día. Le seguía Raquel Bollo, Amor Romeira e Isa Pantoja con su pareja, Asraf Beno. Todos ellos vestidos de blanco por deseo expreso de la pareja.
La música empezó a sonar con la aparición del novio. Sonriente y feliz se hizo el paseíllo en solitario –ante la ausencia de padrinos– delante de las cámaras de televisión y los invitados con un traje de chaqueta en blanco roto, sin corbata y con náuticos en color claro. Con la canción I Will Always Love You de Whitney Houston llegaba Pantoja, acompañada por dos de sus sobrinos y entre gritos de «viva la novia». Lo más esperado, como siempre, su vestido: iba impresionante vestida por la neozelandesa Rue de Seine, con un diseño muy de su estilo, ajustado con bordados florales y escote de infarto.
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Uno de los momentos más emotivos fue cuando se acercó a su pareja y ambos se fundieron en un sentido abrazo. No se creían que por fin hubiera llegado el día. «Son momentos tristes pero desde arriba tu abuela, esa estrella, está feliz y orgullosa de ti. Como pareja sois el caos, pero es ahí donde nace la estrella más brillante. Habrá momentos buenos y no tan buenos», decía el oficiante de la ceremonia.
La novia no pudo evitar las lágrimas en casi ningún momento de la ceremonia. Menos aún con las palabras que le dedicó su madre: «Has sido y eres mi motor, mi más precioso tesoro». Volvió a llorar con el discurso que ofreció su prima, que recalcó la pena que sentía al ser un día agridulce por la ausencia de su abuela y de otros familiares. Pero su abuela, como la propia novia dijo, estaba entre ellos.
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Tras el enlace, los recién casados y los invitados se trasladaron en coche a una finca cercana, a seis kilómetros de la playa, para celebrar el gran día y degustar un menú compuesto de platos típicos de la gastronomía canaria.
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