La Princesa es la sexta mujer del jeque Mohammed bin Rashid al-Maktoum
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La batalla legal de la Princesa Haya
Se enfrenta al emir de Dubái por su millonaria fortuna y la custodia de sus dos hijos
El mayor caso de divorcio en la historia legal británica comenzó el miércoles 27 de octubre cuando la princesa jordana llegó a la corte para exigir una parte de la fortuna del gobernante de Dubai y la custodia de sus hijos. La princesa Haya Bint al-Hussein, de 47 años, busca un acuerdo tras su angosta separación del jeque Mohammed bin Rashid al-Maktoum, de 72 años.
Desde hace dos años su divorcio es noticia de última hora. La Princesa ya protagonizó en su día, incluso, una sonada huida en el que la hermana mayor del actual rey de Jordania abandonó al jeque con intención de romper su matrimonio. Lo hizo acompañada de 40 millones de dólares y de los dos hijos que tienen en común, Jalila y Zayed.
Según fuentes que cita la BBC, una de las seis mujeres que tiene el jeque habría descubierto algunos hechos «inquietantes» detrás del misterioso regreso a Dubái de Sheikha Latifa, una de las hijas del jeque, que también había huido.
El emir de Dubái acaba de ser condenado por espiar a la princesa
Latifa abandonó los Emiratos Árabes Unidos por mar, con la ayuda de un ciudadano francés, pero fue interceptada por hombres armados cuando se encontraba cerca de la costa de la India, y regresó a Dubái. Con relación a ese caso, activistas defensores de los derechos humanos indicaron entonces que la hija del jeque había sido llevada a la fuerza a Dubái en contra de su voluntad.
Según la BBC, la princesa Haya podría haberse enterado de nuevos datos sobre el caso de Latifa, lo que habría incrementado la presión y hostilidad por parte de familiares de su esposo hasta que llegó un punto en el que ya no se sentía segura. Temía por su vida y auguraba que fuesen a secuestrarla y matarla, por lo que pidió asilo en Reino Unido, donde se alojó en una inexpugnable mansión de 94 millones de euros en Kensington Palace, a pocos metros de la residencia de los duques de Cambridge.
Desde entonces, emprendió una batalla legal para demostrar la campaña de miedo e intimidación en su contra por parte del jeque y fue respaldada por Fiona Shackleton, que ha representando a Carlos de Inglaterra o Paul McCartney. La cuñada de Rania de Jordania lo tenía claro y exigía el alejamiento de su marido por supuestos malos tratos, evitar el matrimonio concertado de sus hijos y conseguir la debida protección de los mismos.
La Princesa Haya y su abogada Fiona Shackleton
Las noticias en el proceso se han ido sucediendo desde entonces a pesar del hermetismo que ha intentado mantener el emir de Dubái en torno al tema. A principios de mes, de hecho, el Alto Tribunal de Londres le condenó por las prácticas ilegales que llevó contra su esposa durante el juicio: pirateó su teléfono móvil a través del sistema Pegasus, un programa espía de tecnología militar israelí.
«Un abuso total de confianza y poder» que se suma a la culpabilidad por hackear a los escoltas personales de la princesa, su asistente personal y secuestrar a sus dos hijas mayores, las Princesas Shamsa y Latifa, que denunciaron encontrarse en arresto domiciliario en contra de su voluntad.
La pareja era gran aficionada a las carreras de caballos y solían asistir a Ascott
La pareja se conoció gracias a la afición a la hípica de ambos. Haya tenía tres años cuando su madre murió en un accidente de helicóptero y su padre el rey Huseín le regaló un potro que despertó su amor por los caballos. Esa pasión la llevó a Jerez de la Frontera, en el año 2002, donde encontró al hombre de su vida en el jeque, 15 años mayor que ella. Claro que, para él, Haya no era el amor de su vida, sino el sexto.
A partir de ahora, tendrán que enfrentarse en una batalla jurídica que parece no terminar nunca, especialmente, cuando están en peligro los 4000 millones de dólares a los que asciende la fortuna del jeque y la custodia de sus dos hijos. La justicia británica, por el momento, ha explicado que el emir de Dubái «hostigó e intimidó a la madre antes de que partiera a Inglaterra y después, (…) y está listo a tolerar que los que actúan en su nombre lo hagan de manera ilegal en Reino Unido». Hay quien apunta que el sonado divorcio podría generar un verdadero problema diplomático y costar la buena relación existente entre la corona británica y Emiratos Árabes.