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Luis Medina saluda a su amiga Isabel RábagoGTRES

La doble vida de Luis Medina

Desde que desapareció de la escena social de Madrid, el hermano del duque de Feria tejió una red de contactos y negocios a la sombra

luis Medina guarda silencio. Está sereno y prefiere no opinar. Sobre las tres de la tarde de este viernes, su whatsapp arde; amigos que le animan y periodistas, en busca de un titular. Justo a esa hora saltaba la noticia: la Fiscalía Anticorrupción solicita para él una condena de 9 años de cárcel por el caso mascarillas. «No tengo nada que comentar, lo siento», contesta en conversación con El Debate. Añade que no es una sentencia definitiva, es solamente lo que pide el Fiscal. Es optimista por naturaleza, de los que no se ahogan fácilmente.

En abril de 2022, tras conocerse su imputación por enriquecerse con la venta al Ayuntamiento de Madrid de productos sanitarios durante la pandemia, comenzó la persecución de los paparazis por las calles de El Viso. Su madre Naty Abascal desapareció del mapa y su hermano, el duque de Feria, también canceló su asistencia a compromisos públicos, aunque el daño reputacional estaba hecho. Luis Medina se dejó ver paseando tranquilamente a su perro, imperturbable y tranquilo. Los que le conocen bien coinciden en que está hecho de otra pasta; Rafa es el hijo intachable, sensible y responsable y Luis, para qué negarlo, el vividor, al que es difícil que algo le quite el sueño.

Sabemos quién es Luis Medina, pero nunca realmente a qué se ha dedicado o en qué ha trabajado. 42 años, buen porte, rostro agradable, trajes a medida y quizá lo decisivo; un árbol genealógico que entronca con la Casa de Medinaceli, una de las casas nobiliarias más antiguas y relevantes de Europa. Su presencia era habitual en fiestas, desfiles de moda masculina y exposiciones de arte. Se desenvolvía con gracia y soltura en los photocalls. Sus fugaces romances con Tamara Falcó o Alejandra Rojas redoblaron el foco sobre él. Pero un día se cansó de las revistas, se exilió y le perdimos la pista.

Luis Medina, paseando por El VisoGTRES

A nivel profesional, durante unos años, gestionó la agencia de comunicación, RRPP y showroom Show Me, con sede en la calle Génova. En su cartera de clientes figuraban marcas como Óscar de la Renta, Aquazzura, Yliana Yepez o Roberto Diz. En mayo de 2020, creó Sextante Trade Mark, dedicada a intervenir en el comercio de productos diversos. La empresa tenía su domicilio social en la lujosa casa de Naty Abascal en el centro de Madrid. El empresario figuraba además como administrador único en dos sociedades que no tienen actividad.

Luis Medina también ha jugado a ser marqués. A principios del año 2021, su hermano Rafa anunció su decisión de cederle el título de marqués de Villalba. Según publicaban algunos medios, los trámites ya estaban muy avanzados a falta de la publicación de la solicitud de cesión en el BOE y la posterior carta con la firma del Rey Felipe VI confiriéndoselo. No consta que se hayan cumplido los requisitos.

Rafa Medina, Naty Abascal y Luis MedinaGTRES

El hijo de Naty Abascal suele dividir sus meses de verano entre Marbella y Sotogrande, donde fondeó el velero Feria, de 13 metros de eslora y estilo vintage, que se compró con la comisión de las mascarillas de Madrid. A finales del pasado año, se le vinculó sentimentalmente con una enfermera que trabajaba en la Clínica Universidad de Navarra.

La sombra de su padre

La infancia de Luis Medina estuvo marcada por la deshonra que causó su padre, el duque de Feria. En agosto de 2001, el portero del palacio sevillano de Casa Pilatos le encontraba muerto por una sobredosis de barbitúricos. Previamente ya se había intentado quitar la vida para huir de unos años tormentosos para él y denigrantes para su entorno y su familia. Desde 1993 a 1998, cumplió pena en prisión por tráfico de drogas y corrupción de menores. Poco antes de entrar en la cárcel, el duque de Feria declaró en la revista ¡Hola!: «Me encantan las mujeres. Son mi única droga. Lo malo es que me gustan las jóvenes y ya voy a cumplir 51 años».

Naty Abascal no quiso que sus hijos, Rafa y Luis, cargaran con la losa del deshonor que había causado su padre y puso rumbo a Reino Unido con ellos en 1994. Aunque ya había firmado el divorcio con el duque de Feria y mantenía una relación con Ramón Calderón, había dos jóvenes que se sentían intimidados por las miradas morbosas, cada vez que el nombre de su padre copaba titulares en los periódicos. Los jóvenes pasaron por varios internados de Londres y Nueva York y ambos estudiaron en Kiski School, un prestigioso centro masculino, en Pensilvania.