Los Reyes celebrarán su aniversario en un lugar emblemático para ellos
El 6 de noviembre de cumplen 20 años de la histórica pedida de mano en el Palacio de El Pardo
El 6 de noviembre de 2003, la periodista Letizia Ortiz vivía un estado anímico similar a una ciclogénesis explosiva. Se acaba de anunciar que era la novia del Príncipe Felipe. Sin embargo, aquel jueves soleado en Madrid, no lo notaron los 300 colegas que tenía delante en el palacio de El Pardo. Ni le temblaban las piernas, ni la voz y no dudó en cortar a su prometido con aquel famoso; «déjame terminar». Hacía días que estaba feliz por el compromiso regio, pero a la vez triste porque su querido abuelo Jesús Ortiz estaba inmerso en una vorágine de médicos porque un cáncer agresivo estaba haciendo mella en su vida. De hecho, ni su tía Henar, ni sus abuelos paternos estuvieron con ella ese día tan importante. Se quedaron en Asturias de médicos, por eso no aparecen en las fotos oficiales. Ellos fueron testigos de las escapadas asturianas de los novios a la casita de Sardeu, una vez que se hizo pública la notica. Hasta el día de Todos los Santos, sus familiares no tenían ni idea de lo que se les avecinaba.
En Sardeu, la abuela Menchu, periodista como ella y que la había criado de pequeña, le preparaba guisos, fabes que le encantaban a Felipe y él conocía de primera mano la vida en una aldea de la España vaciada, incluso ayudaba en las tareas domésticas de la casa. Ese jueves 6 de noviembre no estaban sus queridos abuelos, paternos, los Ortiz, ni maternos, los Rocasolano, ni tampoco la nueva pareja de su padre Jesús Ortiz, aún no estaban casados aunque llevaban años viviendo juntos y con la hija de ella. Los acontecimientos fueron tan precipitados que, con la noticia de ser la prometida divorciada, ya era suficiente para las crónicas sociales.
«Qué pasen un feliz fin de semana», eran las nueve y media de la noche del viernes 31 de 2003. Fueron las últimas palabras como periodista de la presentadora de la segunda edición del telediario nocturno, Letizia Ortiz. Al día siguiente, día de Todos los Santos, se hacía pública la noticia de que el Príncipe Felipe tenía novia y se iba a casar. Un comunicado completo, novia, compromiso y boda. Todo anunciado a la vez.
Ahora se cumplen veinte años de aquel jueves 6 de noviembre en el que se escenificaba la petición de mano de don Felipe con la periodista. «Es un ser respetuoso y un gran lector, algo que para mi es muy importante» dijo ella de él. «Es un valor activo a mi trabajo y personalmente sus cualidades y valías van a dar grandes frutos» dijo él de ella. Sin embargo el «déjame terminar» es el que ha pasado a la historia como la seña de identidad de doña Letizia que la retrató. Ese día ambas familias se conocieron y almorzaron juntos.
El 6 de noviembre de 2003 era jueves laborable y lucía el sol en el palacio de El Pardo, el mismo lugar donde su hija Leonor ha celebrado su fiesta de mayoría de edad. Con esa pedida de mano empezaba todo para la familia Borbón Ortiz en el palacio de El Pardo. La prometida llevaba un controvertido dos piezas blanco de chaqueta y pantalón italiano, como su hija Leonor en la jura de la Constitución, aunque el de la Heredera fuera un paño y sastrería española, para evitar el desliz cometido hace veinte años, que agravió tanto a nuestro gremio textil.
Este 20 aniversario de la pedida de mano será público, algo inhabitual en ellos, acostumbrados como estamos en la sociedad española en estas dos décadas de matrimonio, a que las fechas señaladas de la pareja real sean privadas y no trascienda cómo y dónde lo pasan. Esta vez está todo agendado. El viaje de Estado a Dinamarca comienza en la terminal 4 de Barajas, por la mañana del veinte aniversario de pedida de mano, y lo celebrarán con los parientes reales daneses y una delegación de empresarios españoles que les acompaña.
Cuando lleguen a Dinamarca, les veremos posando con la Reina Margarita en el palacio de Amalienborg en Copenhague, porque la reina danesa no irá a recibirles al aeropuerto, les espera en su palacio y luego, el rey Felipe tiene una serie de reuniones y ya será por la noche cuando les volvamos a ver juntos, vestidos de Gala para asistir a la cena que les ofrece la reina en el otro palacio que está muy cerquita, el de Christianborg y allí podrán brindar también por su aniversario.
Por cierto, que fue en Dinamarca donde una periodista española del brazo de su prometido, un apuesto príncipe que tardaba en casarse, eclipsaba al mundo con un elegantísimo Caprile de alfombra roja y unas joyas prestadas por su futura suegra, la reina de España. El modisto no ha recibido ningún encargo para este viaje «aquel traje rojo de Dinamarca no se lo he vuelto a ver. Casa Real me encargó un lote de trajes de noche y de gala para dotarle el armario en esos primeros años de matrimonio. No fue un encargo directo de doña Letizia. Fue un lote de unos ocho trajes fantásticos que me encargó directamente Casa Real para que fuera tirando de ellos en las cenas de gala y no he vuelto a diseñarle más».
Teniendo en cuenta que la reina Margarita no repara en joyas y oropeles y más, cuando los Reyes Felipe y Letizia van a recibir la más alta distinción de Dinamarca y entraran en la Orden caballeresca del Elefante, la reina española les hará un guiño de elegancia, de joyas de pasar y sin olvidar la sostenibilidad.
El Gobierno español ha otorgado varias condecoraciones a la Casa Real y autoridades de Dinamarca. La Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica para el príncipe heredero Federico y su esposa Mary y siete Grandes Cruces del Mérito Civil para su hermano Joaquín y su esposa Marie, para el presidente del Parlamento danés o los ministros de Economía y Asuntos Exteriores . El chambelán y el secretario privado de la reina Margarita también serán tenidos en cuenta porque recibirán, respectivamente, la Gran Cruz de Isabel II.