El detalle más llamativo del documental de Isabel Preysler
En su programa de Disney+ se descubre a una nueva Isabel a través de las conversaciones con sus hijos y su relación con el servicio
Isabel Preysler, en una imagen de su documental
Son muchos los que llevan años intentando descifrar el poder de atracción de Isabel Preysler. ¿Exotismo, belleza, elegancia? Puede que estas cualidades aparezcan en la ecuación, pero para entender por qué durante más de medio siglo reina en fiestas y revistas hay que sentarse con ella en el salón de su casa de Puerta de Hierro.
En el cara a cara, uno descubre a una mujer cercana, con una memoria prodigiosa, para acordarse de los nombres de las diez personas a las que le acaban de presentar. Una gran conversadora, con un fino sentido del humor y un lado muy humano, que brilla más que la última joya de Rabat. En su recibidor no hay bombones, sino cientos de libros.
El próximo martes, los espectadores podrán acceder a su universo gracias al documental que ha grabado para Disney+, Isabel Preysler: mi Navidad. Las cámaras entran al interior de su hogar para desvelar sus rutinas, sus conversaciones con sus hijos, sus recuerdos de Miguel Boyer o su relación con el servicio. Presten atención a las declaraciones de su chófer Rafael, o su cocinera Ramona, quienes trazan el perfil más certero de Isabel.
Isabel Preysler con Ana Boyer
Quizá lo que más llama la atención es ver a la mujer curtida en mil fiestas reconociendo la importancia de estar sola. «Necesito momentos para conseguir la paz. Busco ese momento en el que pueda estar sola. Lo necesito. Esa necesidad de tener mi espacio», cuenta Isabel. Incluso cuando estaba en pareja necesitaba esos momentos de soledad. «Sí, siempre necesitaba mi espacio. Que no es fácil cuando estás en pareja y hay parejas que no comprenden eso. Pero para mí, es una cosa imprescindible», revela, sin dar nombres.
El historial amoroso de Isabel se hila a través de su mantelería. Concretamente, de las iniciales de los apellidos de los hombres que han marcado su vida y que han quedado bordadas en sus servilletas de lino. Las que compartió con Julio Iglesias (IP) se las regaló a Chabeli, las de Carlos Falcó (FP) a Tamara y las de Miguel Boyer (BP), evidentemente serán para Ana, aunque alguna queda todavía en su casa. Ahora las que utiliza son las de su nombre y apellido (IP). Está feliz sin un hombre a su lado y con la ilusión de ver crecer a sus nietos.
Esta Navidad, viajará a Miami para reunirse con todos sus hijos. La familia es su mejor regalo.
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