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17 de mayo de 2024

La Reina Sofia, con la Infanta Cristina y la princesa Irene, en la procesión del Cristo de los Alabarderos

La Reina Sofia, con la Infanta Cristina y la princesa Irene, en la procesión del Cristo de los AlabarderosMIGUEL BERROCAL

Lo que la Reina Sofía le pide al Cristo de los Alabarderos

Al ver a Doña Sofía acompañando al Cristo de la Fe por las calles del centro de la capital, los madrileños gritaban «¡Viva la Reina!»

Hace más de un mes que Doña Sofía manifestaba su deseo de vivir esta Semana Santa con intensidad y así lo ha hecho. Un concierto benéfico en Palma de Mallorca, el desembarco del Cristo de la Buena Muerte en Málaga, junto al Cristo de la Fe o de los Alabarderos en Madrid y quizás, si las fuerzas y el tiempo lo permiten, también asistirá a una procesión en Granada. Aunque en Madrid no se ha limitado a ver salir al Cristo por la Puerta del Príncipe del Palacio Real, sino que, a sus 85 años, ha querido acompañarlo en procesión hasta la Catedral Castrense para luego acercarse a la Plaza de la Villa a presenciar el encuentro del Cristo con la Virgen de los Siete Dolores, en la fría tarde-noche de la capital junto a su hija la Infanta Cristina y a su hermana Irene, uniéndose así a la España que reza.
Como madre y abuela podemos imaginar lo que le ha pedido este año al Cristo de los alabarderos. La monarquía reluce cuando está presente en las procesiones de Semana Santa. Por eso al verla acompañando al Cristo de la Fe, algunos madrileños gritaban ¡Viva la Reina! A Doña Sofía le aplauden con alegría, ya sea en Palma de Mallorca, Málaga, Madrid o en cualquier otro rincón de nuestro país porque está animando a los españoles a cuidar sus tradiciones. Una Reina que siempre ha vivido en España. Porque, tal y como nos confirman, «desde que se casó con Don Juan Carlos nunca ha dejado de vivir en Zarzuela y jamás ha residido en Londres ni ha pasado allí temporadas, ni tiene un apartamento como se ha dicho; ella jamás ha dejado su casa, el Palacio de la Zarzuela y cuando viajaba a Londres era para ver a Constantino, su querido hermano y se hospedaba en un hotel».
©MIGUEL BERROCAL

La Reina Sofía hace la levantá del Cristo de los AlabarderosMIGUEL BERROCAL

La importancia de transmitir nuestros valores

Simoneta Gómez-Acebo, sobrina de la Reina Sofía, asidua a esta procesión del Cristo de la Fe de la que su madre, la Infanta Pilar, era muy devota, nos confirma que es «la primera vez que coincide en la salida del Cristo de los alabarderos con la Reina Sofía». Y le preguntamos cómo vive Doña Sofía la Semana Santa: «Con mucha devoción dado que es una mujer religiosa; la vive como la vivimos los que somos religiosos. Esta procesión le va a encantar, yo he venido muchas veces y es muy emocionante; sobre todo tiene momentos muy sobrecogedores y de recogimiento. Yo creo que se va a ir muy contenta».
Para Gómez-Acebo el momento más emotivo que recuerda es «haber venido aquí con mi madre y haber podido dar la primera campanada de salida en su honor y en su nombre el año pasado; eso me emocionó muchísimo». ¿Cómo está de arraigada la Semana Santa en nuestro país? «Yo creo que goza de una excelente salud». Y las generaciones que vienen, ¿están implicadas como lo están sus mayores? «Yo creo que sí, también tiene que ser poco a poco. Yo intento inculcársela a mis hijos y alguna vez han venido conmigo. Está en nosotros educar a los hijos en nuestra religión. Si no lo hacemos nosotros, no sé a qué esperamos, ¿a que lo haga alguien por nosotros?»
La Reina Sofía saluda a Simoneta Gómez-Acebo

La Reina Sofía saluda a Simoneta Gómez-AceboGTRES

Para la prima hermana del Rey Felipe es fundamental el papel de la familia en la transmisión de la fe: «Nuestros valores es lo más importante que podemos transmitir a nuestros hijos. Las matemáticas ya se lo van a enseñar en el colegio. Hay muchas cosas que no se enseñan como es la educación de verdad, ser una persona de bien; eso no te lo van a enseñar en el colegio ni los valores que tienen las familias tradicionales. Cada uno enseñará sus valores a los hijos y somos nosotros los que tenemos que hacerlo, nadie más». En relación con las generaciones jóvenes de la familia real, ¿también las están introduciendo poco a poco en esta tradición tan española? «Probablemente, porque es en lo que hemos crecido nosotros, en los valores y es lógico transmitirlos a la siguiente generación».
©MIGUEL BERROCAL

La Reina Sofía, la Infanta Cristina y la princesa IreneMIGUEL BERROCAL

Muestra de que también los jóvenes preservan las tradiciones que se iniciaron hace siglos es que las cofradías, llamadas hermandades porque están abiertas a todos los oficios y procedencias, están repletas de hermanos que salen orgullosos de cada iglesia, debajo del paso, o con el hábito y el capillo de nazareno y sus velas alumbrando o con las varas de plata coronadas con escudos barrocos. Y las mujeres eligen entre ir de nazareno o de mantilla negra, pasando las cuentas de un rosario. La Semana Santa es muy nuestra, aunque según el Doctor del Real Colegio de España en Bolonia y profesor de la Universidad de Granada, Francisco José Fontecilla Rodríguez, «el origen de las procesiones es alemán o italiano; en el mundo católico hispánico, también se extendía por toda la Italia española y por toda Hispanoamérica. Incluso en Flandes, que en el siglo XVII también formaba parte del imperio español, se conserva una imagen Dolorosa de Gaspar de Becerra en la Iglesia de Nuestra Señora del Arenal en Bruselas». En cuanto a la Semana Santa tal y como la conocemos «no hay prueba cierta de cuándo comenzó, aunque es un fenómeno tridentino después de la Contrarreforma. Es una expresión de fulgor barroco, aunque ya en el Renacimiento existían unas representaciones sacramentales que venían desde la Edad Media y que fueron a más. Sobre todo, a partir del Concilio de Trento crecieron hasta llegar al barroco (…), donde se representaban las imágenes del Señor como Rey y de la Virgen como una Reina».

Tradición que pasa de padres a hijos

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La Reina Sofía saluda a un pequeño cofrade del Cristo de los AlabarderosMIGUEL BERROCAL

El hermano mayor de la «Real congregación del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los alabarderos y de María Inmaculada, Reina de los Ángeles», Jaime de las Heras, capitán del Ejército de Tierra y antiguo Guardia Real, nos confirma que a la Reina Sofía le gustan mucho las procesiones: «Creo que sí y tendrá su fe más visible o más oculta porque también es un tema personal pero sí confío plenamente en su religiosidad. Por ejemplo, la Reina Sofía visita a Jesús Medinaceli, al igual que el Rey Felipe, porque quiere, aunque no tiene necesidad de hacerlo». El profesor Fontecilla también nos confirma que la fe de nuestra Reina Sofía es algo muy positivo: «es una grandiosa mujer como cristiana, como persona y como Reina. Ella nació ortodoxa y aceptó la fe católica cuando se casó con el Rey Juan Carlos y a partir de ese momento no se la puede tachar de lo más mínimo en nada. Es admirable por todo lo que hace».
La Semana Santa, con Jesucristo crucificado con la Virgen Dolorosa, o el Santo Entierro con la Soledad por las calles y plazas de España es una de las tradiciones más queridas por los ciudadanos. En estos tiempos revueltos hay que buscar lo que nos une, como la Semana Santa, que se mantiene viva porque es una tradición que pasa de padres a hijos. Que a la madre del Rey le encantan nuestros pasos no es ningún secreto; lo ha demostrado en muchas ocasiones asistiendo a la procesión del Cristo de la Sangre de Palma de Mallorca. Las familias, al igual que la Reina Sofía con la Infanta Cristina y Doña Irene, han salido a las calles a ver los pasos llevados por costaleros de todas las procedencias y colores, cumpliendo libremente con esta tradición que iniciaron sus antepasados. Y aunque llegan agotados del gran peso que soportan, huelen a nardo y a incienso y mantienen viva la devoción que sentían los que ya no están con ellos, cuya memoria real florece en el corazón de cada uno.

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