
Margaret Trudeau baila en la mítica discoteca neoyorquina Studio 54
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Margaret Trudeau, la madre «salvaje» del primer ministro que coqueteó con Mick Jagger, las drogas y Studio 54
Se enfrentó al escarnio público por su desatado estilo de vida
Hace apenas dos semanas, el primer ministro de Canadá anunciaba su renuncia al cargo después de haber permanecido en él durante los últimos 9 años. En la rueda de prensa ofrecida en Otawa, Justin Trudeau comunicó que, después de conversar con su familia, había llegado a la conclusión de que no era el mejor candidato para las elecciones que el país celebrará este año al ver cómo ha caído su popularidad.
El político de 53 años, que llegó al poder en 2015 entre promesas de esperanza y revitalización, se ha enfrentado en los últimos meses a ciertas presiones para abandonar su puesto. Además de generar una inflación récord en su país y la crisis inmobiliaria, vio cómo su mandato se tambaleaba cuando se desveló que aceptaba regalos que incluían vacaciones, vuelos privados en helicóptero y miles de dólares de una organización benéfica. Por no hablar de que se saltó el día nacional para pasar unas vacaciones haciendo surf.
La dinastía Trudeau, en cambio, comenzó muchas décadas antes, cuando su padre también fue máximo mandatario del país. Por aquel entonces, incluso Richard Nixon vaticinó que Justin acabaría en el mismo puesto que su progenitor. En 1972, Pierre Trudeau ofreció una cena junto al presidente de Estados Unidos, que reparó en una cuna donde había un bebé de cinco meses y dijo: «Me gustaría brindar por el futuro primer ministro de Canadá, Justin Pierre Trudeau».
Para bien o para mal, Trudeau tiene que reconocer que sus padres son los únicos a los que los canadienses recordarán con nombre y apellido. Cuando se casaron en 1971, Margaret Trudeau tenía menos de la mitad de la edad de su marido. Ella, 18. Él, 47. Pasó de ser una hippie que había estado vagando por el norte de África a la primera dama más glamurosa del mundo.
Después de graduarse de la Universidad Simon Fraser en su natal Columbia Británica, se dirigió a Marruecos y «vagó de una colonia hippie a otra, experimentando y creciendo, o eso imaginé». Al volver a Canadá, Trudeau, soltero desde hacía mucho tiempo, buscó para salir con esta hija del ministro de Pesca y Océanos canadiense, James Sinclair, a la que había conocido de forma casual en Tahití. La pareja se casó en secreto en 1971 en Vancouver frente a 13 amigos y familiares cercanos.
Margaret Trudeau, en una imagen de archivo
En los años siguientes, Margaret dio a luz a tres niños. Los dos mayores, Justin y Alexandre, conocido como Sasha, nacieron el mismo día de Navidad. El menor, Michel, pasó a llamarse Miche –se pronuncia «Meesh»–, después de que Fidel Castro le bautizase así durante una visita de Estado a Cuba.
Cuando su matrimonio con el cerebral señor Trudeau empezó a desmoronarse por una supuesta infidelidad de ella con Mick Jagger y la evidente diferencia en los estilos de vida de los cónyuges, alcanzó una fama aún mayor, pero no del todo aceptada. Las fiestas con los Rolling Stones, la asistencia a los escenarios del mítico Studio 54 neoyorquino con Andy Warhol y las clases de fotografía de Richard Avedon hicieron que la señora Trudeau fuera objeto de burlas de los tabloides internacionales. Fue juzgada y condenada por abandonar a su familia de la forma más vil posible: a base de descontrol y una clara inclinación hacia el alcohol y las drogas.
Fue apodada como «la primera dama más excéntrica del mundo» y «la mujer salvaje de Canadá». Sus actos, aunque a menudo fueron considerados egoístas y escandalosos, fueron el resultado de una larga batalla oculta contra el trastorno bipolar, que la llevó a una camisa de fuerza y a una celda acolchada. A día de hoy, de hecho, no es solo la primera abuela de Canadá –además de hija de ministro y madre y mujer de primer ministro–, sino también una de las principales defensoras de los pacientes con problemas de salud mental del país.
Margaret, junto a Andy Warhol, con quien solía salir de fiesta
La fascinación de los tabloides por Margaret no terminó allí. Los medios informaron con regocijo sobre sus posteriores citas con el actor Ryan O'Neal, el cantante Lou Rawls y Jack Nicholson , y el hecho de que «con frecuencia acompañaba a Truman Capote a la cama», según Harper's Bazaar. Por no hablar de la teoría que defiende que Justin Trudeau es, en realidad, hijo de Fidel Castro. Pese a su parecido físico, la conspiración cae por su propio peso puesto que el actual primer ministro de Canadá nació cuatro años antes de que Margaret y Pierre realizaran su primer viaje de Estado a Cuba, donde conocieron al político revolucionario.
Entre tantos altibajos emocionales también hubo buenos momentos. Su divorcio de Trudeau le otorgó cierto tranquilidad mediática y le permitió tener un matrimonio tranquilo con Fried Kemper, con quien tuvo dos hijos, Alicia y Kyle, que vivieron con el anonimato que no se le permitió a su madre.
Abusaba de las sustancias y mantuvo un idilio con Mick Jagger
Sin embargo, que su hijo menor Michel muriese en una avalancha mientras esquiaba en 1998 y que Pierre Trudeau falleciese dos años después no le permitió escapar del escrutinio público y le provocó varios episodios de inestabilidad mental, tras los que se convirtió en una abanderada de este tipo de problemas. La prensa incluso llegó a pedirle disculpas por cómo la había tratado en décadas anteriores y aseguró que «ella era inocente» y ellos, simples «depredadores».
A día de hoy, parece más tranquila que nunca, viviendo al margen del juicio de la prensa. «No me importa el respeto de la prensa ni del público ni de nadie», explicó en una entrevista. «El respeto que intento ganarme cada día es el de mis hijos, mis nietos, mis amigos, la gente con la que trabajo. Ahora me encuentro en una posición en la vida en la que me siento muy cómoda, pero, por desgracia, me estoy haciendo vieja», sentenció.