
Mario Casas es un gran amante de Garachico
La historia del precioso pueblo pesquero que enamoró a Mario Casas
Este histórico municipio fue el puerto más crucial de las Islas Canarias hasta que la devastadora erupción de 1706 cambió su destino para siempre
Mario Casas, uno de los rostros más conocidos del cine español, siempre ha hecho todo lo posible por proteger su privacidad, pero al mismo tiempo, nos encanta descubrir algunos de sus rincones más personales. Uno de esos lugares es Garachico, un bonito pueblo costero en el norte de Tenerife, en la zona de Icod-Daute-Isla Baja. Este pintoresco pueblo fue reconocido en 2021 como uno de los Pueblos Más Bonitos de España y ha sido el lugar ideal para que Mario se escape en varias ocasiones. De hecho, se le ha visto paseando por sus tranquilas calles, disfrutando de la calma del lugar con sus hermanos, como lo muestra un video viral en TikTok que lo grabó el verano pasado en el centro de la Villa y Puerto.
Con su paisaje volcánico abrupto, adornado por montañas, piscinas naturales, palmeras y bancales de plataneras, el municipio es un verdadero paraíso natural. Además, su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural en 1994, te cautivará con su precioso patrimonio histórico-artístico. El lugar también tiene una deliciosa gastronomía. Sobresalen el guiso de vieja, uno de los platos más tradicionales de la isla, preparado con el pescado blanco de roca más popular en Canarias, junto a otros pescados frescos como el mero, la caballa, el atún o la dorada. Los caldos de papas y los arroces caldosos.

Marios Casas
En 1706, el pueblo vivió una de las tragedias más devastadoras de su historia. La tierra tembló con fuerza y el volcán de Trevejo, conocido también como el volcán de las Arenas Negras, despertó con furia incontrolable. En cuestión de horas, la lava que brotó del cráter sepultó buena parte del pueblo y, lo que era su principal fuente de prosperidad, el puerto, quedó completamente cubierto por la implacable masa de magma. Los valles, las calles y las casas fueron engullidos por un océano de fuego, arrasando todo a su paso.
Sin embargo, lo que parecía el fin definitivo de esta comarca costera se transformó en su glorioso renacimiento. A pesar de la devastación absoluta, resurgió. Las cenizas que lo cubrieron, en lugar de silenciar su historia, se convirtieron en el origen de una nueva vida. De hecho, hoy, uno de sus mayores atractivos son las piscinas naturales del Caletón, formadas por las rocas volcánicas, vestigios de un pasado que no pudo ser destruido y que cuenta la historia de la localidad que, tras tocar fondo, se levantó más fuerte que nunca.

Garachico, en Tenerife
La Caleta de Interián, también conocida como Playa de la Caleta, es una joya del lugar, donde la tranquilidad del mar se mezcla con la belleza de su entorno natural. Con 300 metros de largo y rodeada de vegetación, es el refugio perfecto para quienes buscan disfrutar de la serenidad del norte de Tenerife. Eso sí, es una de las más concurridas en verano.
Mención especial merece el Monumento al Motín del Vino. Es una escultura, que representa a un hombre portando una barrica de vino, honra una de las rebeliones más curiosas de la historia tinerfeña, ocurrida en 1666. En esa noche, torrentes de vino inundaron las calles como parte de una protesta contra el monopolio inglés del vino.
Al adentrarse en el encantador casco antiguo, te verás envuelto por un vibrante estallido de colores que adornan las fachadas de sus casas, en tonos blancos, azules, naranjas y amarillos. Un paseo por sus calles te llevará directamente a la Plaza de la Libertad, el corazón de la villa, donde se encuentran varios de sus edificios más representativos. Entre ellos, destaca la Iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles, que ha sido transformada en el Museo de Ciencias Naturales e Historia, y la Iglesia de Santa Ana, fundada en 1520.