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Casa Mario Vargas Llosa

Casa de Mario Vargas Llosa

Así es el piso de Madrid en el que Álvaro Vargas Llosa se blinda de las preguntas sobre Isabel Preysler


El hijo del Nobel y de Patricia Llosa evita cualquier alusión a Isabel Preysler. En Madrid, se refugia en el ático familiar de la calle Flora, donde el escritor volvió a vivir tras su ruptura con la ‘reina de corazones’

En pleno barrio de los Austrias, donde Madrid conserva su aire cortesano, una fachada de ladrillo rojo y piedra blanca se alza con la discreta elegancia de los edificios con historia. Detrás de esa arquitectura sobria pero rotunda, un ático se convierte en algo más que un domicilio: es una fortaleza emocional, un refugio casi sagrado donde Álvaro Vargas Llosa, hijo del Nobel fallecido, se protege del ruido mediático y, sobre todo, de un nombre que aún incomoda: Isabel Preysler.

Vargas Llosa, junto a la calle Flora, donde se encuentra la que ha sido su casa en Madrid

Vargas Llosa, junto a la calle Flora, donde se encuentra la que fue su casa en MadridMontaje: David Díaz

El inmueble, ubicado en la calle de la Flora, podría pasar desapercibido si no fuera por su carga simbólica. Fue allí, en este edificio de cinco plantas construido a finales del siglo XIX, donde Mario Vargas Llosa vivía junto a Patricia Llosa. También fue el espacio al que regresó, ya octogenario, tras su ruptura con la reina indiscutida del papel couché en 2022. Hoy, valorado en más de un millón de euros, es el lugar donde el hijo mayor del escritor encuentra sosiego cada vez que pisa España. Desde su terraza —30 metros cuadrados suspendidos sobre los tejados del casco histórico— se contempla un Madrid que el Nobel observó durante años como si fuese un tablero narrativo. Dentro, estanterías repletas de libros, dos dormitorios, baños clásicos y un escritorio bañado por la luz dorada de la tarde. Es fácil imaginar allí al autor de Conversación en La Catedral, escribiendo en silencio mientras la ciudad seguía su curso.

Alvaro Vargas LlosaGTRES

El edificio abre su entrada principal tras una imponente puerta de madera, flanqueada por balcones de forja y molduras que conservan el aliento decimonónico. Con solo dos viviendas por planta, oficinas discretas y un portero que saluda con gesto contenido, combina el encanto de lo antiguo con la privacidad de lo exclusivo. En este enclave el precio de una vivienda oscila entre los 353.000 y los 1.736.000 euros, según estimaciones recientes.

Durante la presentación en Madrid de El polemista arriesgado, el homenaje literario a su padre, Álvaro Vargas Llosa evitó con determinación cualquier alusión a Isabel Preysler. Las cámaras insistían, los reporteros tanteaban, pero él se aferró al legado intelectual del Nobel, sin desviarse un milímetro del guion. Se refugió, como en cada visita a la capital, en este ático familiar, ese lugar cargado de memoria al que su padre volvió tras la ruptura. A la salida de la casa, cuando algún periodista se atrevió a pronunciar el nombre de la reina de corazones, la incomodidad fue palpable. No respondió. Dio media vuelta, y se marchó en coche. Según fuentes cercanas, el malestar familiar por aquella relación —anunciada apenas semanas después de las bodas de oro de Mario y Patricia Llosa— sigue siendo un asunto doloroso.

Portal de la vivienda de los Vargas LLosa en Madrid

Una casa que guarda cicatrices

Cuando en 2015 se conoció el romance entre Vargas Llosa y Preysler, el Nobel dejó este ático para instalarse en la mansión de Puerta de Hierro, donde vivió entre portadas y fiestas exclusivas. Tras la ruptura con la madre de Tamara Falcó, la calle Flora volvió a ser hogar.

Hoy, ese ático es también el bastión de Álvaro. Cada vez que vuelve a Madrid, encuentra en sus muros no solo refugio, sino continuidad: allí trabaja, lee y evita —o enfrenta— las preguntas que no quiere responder. Ya no se trata solo de una propiedad: es un símbolo, una narrativa heredada, una declaración de principios.

Pero esa vivienda también ha conocido turbulencias. A finales de los años noventa, el inmueble fue adquirido por la sociedad holandesa Jurema BV, vinculada a Mario y Patricia Llosa. En 2018, la Agencia Tributaria reclamó al escritor 2,1 millones de euros. Vargas Llosa expresó su desacuerdo y anunció que acudiría a los tribunales. Mientras tanto, Hacienda actuó: tomó el ático como aval, tasado entonces en dos millones. Hoy, sobre esa vivienda —convertida en refugio y trinchera—, sigue pesando una hipoteca, según publicó Vanitatis.