
Jaime Lorente, en el último Festival de Venecia
Gente
Jaime Lorente confiesa su camino espiritual: «La fe se toca, se siente»
Ha redescubierto el legado que recibió de sus padres, miembros del Camino Neocatecumenal
El actor español Jaime Lorente, reconocido internacionalmente por su interpretación de Denver en la serie La Casa de Papel, ha sorprendido recientemente con una confesión personal que ha resonado entre sus seguidores: ha recuperado la fe católica que recibió en su infancia. En una entrevista al podcast El Cafetal, el intérprete ha hablado con sinceridad sobre su proceso espiritual y el papel que Dios ha vuelto a ocupar en su vida.
Fue a los 14 años cuando decidió salir de la comunidad neocatecumenal a la que pertenecían sus padres, asegurando que no sentía ninguna conexión real con el resto de miembros. Con el paso del tiempo, su perspectiva sobre la libertad ha evolucionado. Ahora la entiende no tanto como un derecho, sino como una capacidad que se ejercita: «Una capacidad para acercarme, aunque sea un poco, al bien», afirma.
En los últimos meses, ha vivido momentos especialmente reveladores dentro de su familia, en los que el amor ha sido clave para superar dificultades. «Ese amor nace de la fe y de las enseñanzas de Jesús. Gracias a eso, creo que se puede vivir mejor», reflexiona. Reconoce que hay algo profundo y casi místico que ha percibido en la experiencia de fe vivida por sus padres: «He comprendido cómo la fe puede mover, transformar y dar solidez, especialmente a una familia».
Esa comprensión ha sido el fundamento de su renovada convicción espiritual. «Lo sé con certeza. No tengo ni la más mínima duda», declara con rotundidad. Frente a la idea común de que la fe es algo etéreo e inalcanzable, Lorente opina lo contrario: «La fe se toca, se siente. Te transforma el corazón. Hay algo profundo que cambia dentro de ti, y entonces sabes que es verdad».Incluso si en el futuro perdiera esa fe, considera invaluable lo que le ha aportado: «Me ha hecho ser mejor persona. Me ayuda a tratarme mejor a mí mismo, a mis hijos, a mi mujer, a mis padres. Me ha hecho crecer».
El actor también ha reconocido que ha atravesado etapas muy difíciles, marcadas por sufrimiento personal y actitudes que ya no lo representan, las cuales ha abordado también con apoyo psicológico. «A veces me cuesta perdonarme por lo que he hecho, aunque ya lo esté haciendo», confiesa. En ese contexto, resuena en él una frase que ha escuchado: «No conozco a nadie tocado por Dios que no haya pasado por un desierto».

En uno de esos momentos de dolor, se entregó a la oración. «Me arrodillé. Y todo cambió». Recordó entonces las palabras de su madre: «El Espíritu Santo puede hacer cosas que ni te imaginas».
Hoy, Lorente dice ver señales del amor de Dios en todos los aspectos de su vida, empezando por su pareja, a quien agradece profundamente a pesar de que ella no sea creyente. «Nunca tendré suficiente vida para agradecerle todo lo que ha hecho por mí. Eso solo puede venir de algo superior», asegura.
Con una honestidad poco común en el mundo del espectáculo, reconoce que durante mucho tiempo actuó con soberbia, creyendo que podía con todo sin ayuda de nadie. «Me metí en un laberinto del que solo descendía más y más», recuerda.
Actualmente, ha integrado la lectura diaria de la Biblia como una forma de encontrar paz en medio de los desafíos. Se identifica especialmente con una enseñanza de San Agustín: «Sed vosotros mejores; vosotros sois el tiempo». Consciente de sus límites, concluye: «Sé que nunca alcanzaré la perfección, pero puedo realizar acciones que sean perfectas, aunque sean pequeñas. Eso ya me acerca un poco».