Ibiza es el paraíso personal de la actriz y su marido, el productor Miguel Ángel Bernardeau
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La mansión ibicenca de 1,2 millones en la que Ana Duato celebra su victoria judicial
La actriz adquirió esta propiedad de Ses Salines en 2024, cuando aún estaba siendo investigada por el 'caso Nummaria'
«Por mucho que sople el viento, la calma siempre acaba llegando», escribía Ana Duato en su Instagram hace ahora cinco años. Esa ansiada calma que tanto imploraba ha tardado más de un lustro en llegar y lo ha hecho en pleno mes de julio. El lunes 7 se conocía por fin la sentencia del 'cas Nummaria' que estalló en 2016 con la imputación de dos rostros conocidos como Imanol Arias.
Su compañero de reparto en Cuéntame cómo pasó asumía una condena de dos años de cárcel tras reconocer que hubo intento de ocultación y engaño para eludir el pago de IRPF durante los ejercicios fiscales de cuatro años, en el periodo entre 2010 y 2014. Ella, en cambio, era absuelta junto a su marido Miguel Ángel Bernardeau. La pareja recibía la noticia en Ibiza, el mismo punto en el que escribía la citada frase y en la que ha podido disfrutar, por primera vez en diez años, de la tranquilidad que solo otorga no tener cuentas pendientes con la justicia.
«No es justo sufrir durante años la presunción de culpabilidad. La sentencia acredita que nunca he dejado de pagar mis impuestos por todos mis ingresos y que en ningún momento ha habido intención alguna de no hacerlo», reconocía en un comunicado, antes de dejarse ver en la isla pitiusa acompañada de su hija María y su yerno, Miguel Fernández. Se pudo ver a los tres por la zona de la playa de Bossa, donde visitaron una farmacia y disfrutaron de un helado en la zona.
Lo cierto es que el paraíso balear se ha convertido a lo largo de esta larga batalla judicial en su principal refugio. Es uno de los rostros habituales y año tras año navega, practicas deportes acuáticos o simplemente disfruta de la costa mediterránea para darse un baño. Hasta hace un año, siempre que visitaba la isla, lo hacía alquilando una propiedad en Ses Salines. Sin embargo, desde el pasado mes de octubre, tal y como avanzó el diario La Voz de Ibiza, su base de operaciones es la mansión de 1,2 millones en este parque natural ubicado al suroeste.
La pareja adquirió el inmueble de 167 metros cuadrados construidos y más de 740 metros cuadrados de parcela el 7 de junio de 2024 a través de la propiedad Shuagathan 2018 S.L., sociedad constituida con el nombre de Ganga Proyectos SL en julio de 2008 y cuyas acciones se reparten entre Ana Duato (40 %), Miguel Ángel Bernardeau (40 %) y su hijo, Miguel (20 %).
Ana Duato, junto a su familia, en una instantánea compartida en redes sociales
Adquirir la propiedad en este entorno protegido que abarca una parte terrestre y otra marítima y debe su origen a los fenicios no ha estado exenta de polémica. El pasado mes de noviembre La Voz de Ibiza recogía las quejas de los vecinos de la zona al percatarse de ciertas obras en la misma para las que habrían tenido que solicitar los permisos permitentes.
Según explica el diario insular, en la vivienda principal, construida con la arquitectura típica ibicenca encalada, se llevaron a cabo nuevos huecos para las ventanas, así como cambios en la carpintería, pisos de la terraza y valla exterior. Además, había intención de abrir una cisterna para poder instalar una piscina de generosas dimensiones y se comenzó a construir una plataforma de acero inoxidable para poder montar un solárium de madera con vistas privilegiadas al mar.
De momento, ni Duato ni Bernardeau se han pronunciado al respecto. Las obras no terminaron hasta este mismo verano. A juzgar por las instantáneas de la actriz en la isla junto a su hija y su yerno, todo parece indicar que ya estaría disfrutando de su propiedad en plenas condiciones.
Sin embargo, la situación no sería tan idílica como parece y las obras estaría siendo investigadas por urbanismo y la Policía Local ya que la zona, a ser un parque natural protegido, permite unas reformas mínimas. Se podrían enfrentar a sanciones del 50 % al 100 % del valor de las obras –tasadas en 300 euros el metro cuadrado– por no tener la licencia correspondiente.