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Ramón García, en una imagen de archivo

Ramón García, en una imagen de archivoGTRES

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El pueblo costero en el que Ramón García veranea desde niño

A pesar de presentar El Grand Prix, el bilbaíno puede disfrutar de su propio verano sin complicaciones

El verano siempre ha sido sinónimo de helados, sol, arena y calor. Sin embargo, desde el 17 de julio de 1995, hay una palabra –bueno, en realidad, tres– que nos recuerdan que la época estival no sería lo mismo sin vaquillas y unas cuantas pruebas de habilidad. El Grand Prix ha conseguido ser uno de los concursos más veteranos de la televisión en España y con razón.

Conseguir buenos datos de audiencia en vacaciones, cuando el público está más centrado en pasarse por el chiringuito que sentarse frente al sofá, es una tarea encomiable que ha logrado durante más de una década, marcando los veranos de toda una generación. Diecisiete temporadas y 337 pueblos avalan el ambiente festivo, alegre y familiar que le caracteriza.

Y si el verano es a El Grand Prix, este es a Ramón García. El programa no podría entenderse sin el presentador bilbaíno –como ocurre con las Campanadas de TVE y su mítica capa negra– y es el principal artífice de su éxito año tras año. Ramontxu, como se le conoce en el ámbito familiar, ya había cautivado a la audiencia de Televisión Española con programas como No te rías que es peor, ¿Qué apostamos?, con Ana Obregón, o Cuando calienta el sol. Sin embargo, ninguno de ellos se puede igualar al estreno del conocido concurso veraniego.

Estuvo ligado a él durante diez años de forma ininterrumpida, entre 1995 y 2005. Tras una breve incursión de Bertín Osborne entre 2007 y 2009, que dejó claro la importancia de un buen conductor. Tuvieron que pasar 18 años para que García volviese a formar parte del proyecto por todo lo alto. La 1 de TVE estrena ahora su tercera temporada de esta nueva andadura con Lalachus y Ángela Fernández, teniendo ya los siete episodios grabados, lo que permite a Ramón García disfrutar de su propio verano sin complicaciones.

Aunque por su relación con Patricia Cerezo se le ha visto escoger la costa de Cádiz para disfrutar de las buenas temperaturas con esta y sus hijas, Natalia y Verónica, lo cierto es que el presentador siempre se decanta por el norte. En concreto, por la localidad cántabra de Laredo, conocida por ser la segunda residencia de gran parte de los vizcaínos.

«Nos íbamos [sus hermanas y él] con mis abuelos justo después de acabar el colegio y ya no volvíamos a Bilbao hasta mediados de septiembre. ¡Tres meses enteros! Eso sí que eran vacaciones», explicó en una entrevista a El Correo, en la que también dejó entrever que sus vacaciones eran «una mezcla entre Verano Azul y Cuéntame».

Playa de La Salvé, en Laredo (Cantabria)

Playa de La Salvé, en Laredo (Cantabria)

El presentador recordó a su vez que tanto él como sus amigos siempre se movían en bicicleta. «La mía era una BH roja. Me encantaba. La de mi amigo Koldo era igual, pero en color azul y la de Joselu, naranja», explicó. Eso sí, siempre que la lluvia se lo permitía, ya que, muchas tardes estaban protagonizadas por las botas de agua que compraba en una de las tiendas del puerto de Laredo.

En esas ocasiones, echaban largas partidas al Monopoly, pero cuando el sol se lo permitían siempre optaban por un helado en La Valenciana antes de escaparse a la playa de La Salvé. Con más de 4 kilómetros de extensión, este arenal de aguas tranquilas es también uno de los más largos del litoral cantábrico. «Tengo buenísimos recuerdos de los veranos y todavía conservo amigos como Carmelo, con el que sigo en contacto».

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