El pasado como policía de Carolina Perles, la tercera exmujer del exministro Ábalos

Ejercía como Policía Local en Valencia hasta que apareció en escena José Luis Ábalos, entonces concejal y hoy exministro de Sánchez. A él no le terminaba de convencer aquello de que su pareja patrullara las calles, así que ella colgó el uniforme. La vida tiene ironías que parecen escritas por un guionista con mala leche. Si no, que se lo digan a Carolina Perles, que esta semana salió de su portal como si fuera una alfombra roja improvisada: bolso de Loewe en el brazo, gafas XXL, cinturón de Gucci y el teléfono pegado a la oreja fingiendo una conversación trascendental mientras los fotógrafos se agolpaban en la puerta de su casa. No iba a un estreno ni a un cóctel benéfico; acababa de descubrir que le habían saqueado el piso.

Su apartamento, un coqueto espacio de 37 metros cuadrados en pleno centro de Madrid, parecía sacado de una escena de Ocean’s Eleven: cajones volcados, ropa por el suelo, maquillaje por todas partes. Los ladrones se llevaron dos ordenadores, una cámara y un viejo móvil de su hija mayor, Rocío, con quien comparte la propiedad. Según The Objective, ambas son copropietarias al 50%. Tras su divorcio con José Luis Ábalos hace un año, él renunció a su parte de este inmueble a cambio de quedarse con la antigua casa familiar en Valencia, la misma donde hace poco la Policía protagonizó un registro en el que una mujer escondió un disco duro en los leggings.

Por si la coincidencia parecía poca cosa, el robo se produjo el 30 de junio, el mismo día que Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE y presunto actor secundario del «caso Koldo», declaraba ante el Tribunal Supremo. El juez ordenó su ingreso en prisión provisional por haber amasado, supuestamente, más de cinco millones de euros en comisiones ilegales.

El piso de la calle Humilladero, en el barrio de La Latina, no era precisamente un escenario nuevo para los investigadores: en él vivió en su día Koldo García, el exasesor de Ábalos convertido en pieza clave de la trama.

Pero ahí estaba ella, saliendo a la calle con frialdad. Ni una mueca, ni un desvío de mirada. A sus 47 años, funcionaria de carrera y madre de dos hijos con el exministro, no busca fama y prefiere el anonimato. Sus redes sociales llevan años cerradas a cal y canto, pero las pocas fotos que sobreviven muestran a una mujer que no deja nada al azar: peinado perfecto, maquillaje medido y esa mirada de quien sabe perfectamente cuál es su mejor ángulo. Y aunque lleva tiempo intentando mantenerse lejos del escándalo, cada vez que su nombre aparece vinculado al caso Koldo su pasado vuelve a saltar a la palestra: su estilo, y sus antiguas imágenes.

Comenzó su carrera en 2008 como agente de la Policía Local de Valencia tras aprobar las oposiciones. Su hermana, María Inés Perles Miñana, fue quien obtuvo la mejor nota del proceso, pero ella también consiguió plaza. Ambas comparten su pasión por el mundo ecuestre, aunque a Carolina le duró poco la vida de patrullas y uniformes. Probablemente habría seguido en el cuerpo sin demasiados sobresaltos de no cruzarse en el camino con José Luis Ábalos, entonces concejal socialista. La química fue inmediata: boda en cuestión de meses y, para 2010, ya había dejado la Policía para incorporarse a la Fundación FIADELSO, presidida por su padre, Mario Perles Belenguer.

De Valencia a Madrid

La entidad, generosamente financiada con subvenciones públicas, destinaba buena parte de sus recursos a sueldos considerables, lo que despertó inevitablemente rumores. Su nombramiento como vocal no hizo sino avivar los comentarios sobre posibles «enchufes». Más adelante, cuando Ábalos dio el salto a la política nacional, ella se trasladó a Madrid para ocupar un puesto de libre designación en la Delegación del Gobierno, lo que volvió a colocarla bajo el escrutinio mediático.

Fue la tercera esposa del exministro y con él tuvo dos hijos, que se sumaron a los tres que Ábalos ya arrastraba de relaciones anteriores. En 2021, el político, en pleno intento de mostrar su faceta más humana, reveló que su mujer había superado un cáncer (sin dar demasiados detalles sobre el tipo) y llegó a confesar que lloró al recibir la biopsia, algo que, según él mismo, no solía hacer. Poco después llegó el divorcio y ella optó por desaparecer del foco mediático. Hasta ahora.