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Cuchy Pérez

Cuchy Pérez, con Carlos Díaz, Ramón Freixa y David del CastilloRedes sociales

El exitoso negocio de Cuchy, la discreta hija de Florentino Pérez

Lejos del ruido mediático, en 2018 abrió el restaurante El Babero, en el barrio de Salamanca, donde ha consolidado una fiel clientela

Aunque su apellido es sinónimo de poder y fútbol, Cuchy Pérez ha labrado su propio camino lejos de los focos mediáticos y del palco presidencial del Santiago Bernabéu. Hija de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, y de la recordada María Ángeles Sandoval, Pitina, ha sabido construir una identidad propia basada en la discreción, el trabajo y una pasión tan alejada del balón como cercana al alma: la cocina.

Desde pequeña soñaba con ser actriz, pero como suele suceder en muchas familias tradicionales, sus padres la animaron a estudiar una carrera «seria». Eligió Periodismo y tuvo una breve incursión en medios como la Cadena SER y en la comunicación de moda junto al diseñador Javier Larrainzar. Sin embargo, ninguna de estas experiencias logró encender la chispa profesional que ella necesitaba. Su vocación no estaba en los micros, ni en las pasarelas. Estaba en los fogones.

En 2003 contrajo matrimonio con el empresario Jesús Martín Buezas, heredero de La Sepulvedana, en una ceremonia digna de la realeza: 1.200 invitados, Los Jerónimos como escenario, y personalidades como el entonces presidente José María Aznar, el alcalde Gallardón, o figuras del Real Madrid como Raúl y Figo entre los asistentes. Son padres de dos hijos adolescentes: Florentina y Enrique, aunque el matrimonio no llegó a buen puerto.

Tras un intento fallido con un restaurante en Las Tablas, en 2018 apostó con fuerza por su verdadera vocación: abrió El Babero, un exclusivo local en el corazón del barrio de Salamanca de Madrid. Y esta vez sí dio en la tecla. Su taberna se convirtió rápidamente en uno de los templos gastronómicos de moda en la capital, con una clientela habitual que incluye desde empresarios y futbolistas retirados como Ronaldo Nazario hasta artistas como Carmen Machi y Rossy de Palma. Y, por supuesto, celebrities del papel couché como Álvaro Muñoz Escassi o Ilia Topuria.

A sus 48 años, Cuchy no es solo la cara visible del restaurante; también se arremanga, se enfunda el delantal y se mete en cocina. La pasión le viene de familia: su madre cocinaba de maravilla y su abuela materna, a quien recuerda con especial cariño, pasaba el día guisando en su casa de Cerceda.

Lado solidario

Pero su dedicación no se limita al terreno culinario. Su implicación en causas solidarias también es parte esencial de su trayectoria. Cuchy es presidenta de honor de la Fundación El Sueño de Vicky, dedicada a la investigación del cáncer infantil. Una labor silenciosa pero constante, que demuestra que su compromiso va más allá de las mesas de su restaurante. Como ella misma explica: «Hago todo lo que puedo y cuanto puedo por la fundación». La entidad recauda cada año cientos de miles de euros que se destinan a proyectos del Hospital Niño Jesús o del CIMA, siempre bajo la premisa de que «los niños con cáncer no necesitan milagros, necesitan investigación».

A pesar de llevar un apellido con peso, Cuchy Pérez ha optado por trazar su propio camino. Lejos de limitarse al entorno que su familia le ofrecía, ha construido una identidad propia como empresaria y cocinera, con esfuerzo y constancia. Su restaurante no es solo un lugar de moda en Madrid, sino el reflejo de una trayectoria marcada por decisiones personales, trabajo detrás de los fogones y compromiso social.

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