Georgina Rodríguez y Cristiano Ronaldo
La historia de 9 años de amor de Cristiano Ronaldo y Georgina: de dependienta a multimillonaria
Un diamante de seis millones, casi una década de relación, cinco hijos y una historia que comenzó entre perchas de Gucci
Se avecina una de las bodas más esperadas de los últimos tiempos. Georgina Rodríguez ha dicho «sí» al hombre que, hace casi una década, transformó su destino: Cristiano Ronaldo. Lo hizo con la serenidad de quien sabe que no se trata solo de un enlace, sino de la culminación de una historia de amor que comenzó en un lugar tan cotidiano como inesperado: una boutique de Gucci en Madrid. Allí, en 2016, él entró como un cliente más —estrella mundial del fútbol, impecable, casi dos metros de porte impecable— y ella, como una joven dependienta con sueños propios y una vida tan real como modesta. El resto, como dicen, es historia… aunque en este caso, una historia de película.
La pedida ha sido tan deslumbrante como el anillo que ahora adorna su mano: un diamante valorado en seis millones de euros, compartido en redes con un mensaje tan breve como eterno: «Sí, quiero. En esta y en todas mis vidas». En minutos, la imagen recorrió el mundo, generando una cascada de felicitaciones de fanáticos, celebridades y medios. CR7, fiel a lo que ya había confesado en entrevistas, esperó «el momento en que ambos hicieran click». Y ese momento, según sus gestos y miradas recientes, ya había llegado.
Su primer encuentro fue tan fortuito como magnético. Ella salía de trabajar, tras aceptar quedarse media hora más para atender a una clienta. Al girar, apareció él, acompañado de un niño —Cristiano Jr.— y un grupo de amigos. «Sentí cosquillas en el estómago», confesó después Georgina. Él, por su parte, reconoció que algo cambió en su interior. Días más tarde, el destino los volvió a cruzar en un evento de moda; un brindis, una conversación, y luego la invitación que lo selló todo: «Gio, ¿te quieres venir a cenar?».
No tardaron en llegar las primeras citas discretas, y hasta una escapada secreta a París, preludio de una relación que, poco a poco, salió de la sombra mediática. Ella dejó de vender bolsos para coleccionarlos, y cambió su modesto piso de alquiler por la mansión de La Finca. «Gracias al amor, mi vida ahora es un sueño», ha dicho ella, sin olvidar sus raíces ni el esfuerzo previo que marcó su carácter.
Georgina Rodríguez
Porque si algo ha distinguido a Georgina es que, pese a la opulencia que la rodea hoy, ha conservado su autenticidad. Nacida en Argentina y criada entre Murcia y Jaca, estudió ballet en la Royal Academy of Dance de Londres, trabajó como au pair y más tarde se trasladó a Madrid para adentrarse en el mundo de la moda. Allí conoció al hombre con el que formaría una de las familias más fotografiadas del planeta. Cristiano ya era padre de Cristiano Jr. (nacido en junio de 2010), a quien ‘Gio’ no conoció hasta años después y ha criado como si fuera suyo. En junio de 2017 llegaron los mellizos Eva y Mateo, y apenas unos meses más tarde, en noviembre de 2017, nació Alana Martina, la primera hija biológica de ambos. Finalmente, en abril de 2022 llegó la pequeña Bella Esmeralda, también hija biológica, nacida de un embarazo gemelar en el que la pareja enfrentó la dolorosa pérdida de su hijo varón, una prueba que, lejos de quebrarlos, los unió aún más.
Hoy, Cenicienta, el apodo con el que la prensa italiana bautiza a la joven, es mucho más que «la novia de»: modelo de UNO Models, empresaria, protagonista de su propio reality en Netflix, rostro de campañas internacionales y dueña de un patrimonio estimado en 10 millones de euros. Puede cobrar hasta 60.000 euros por publicación en redes, es directora general de la clínica capilar Insparya en Madrid y colabora con marcas como Uber Eats. Y, sin embargo, rehúye hablar de cifras: «De cuántos millones hay en mi cuenta prefiero no hablar».
La boda —cuyo lugar y fecha aún se mantienen en secreto— promete ser un acontecimiento que mezclará elegancia, lujo y romanticismo.