En qué gasta su fortuna la mujer más rica del mundo

Con las acciones de Walmart en un máximo histórico, Alice Walton, la única hija del fundador del gigante empresarial, Sam Walton, se convirtió hace apenas un año en la mujer más rica del mundo y doce meses después sigue ostentando el título. Con una fortuna estimada en casi 90.000 millones de dólares, superó a la heredera de L'Oréal, Francoise Bettencourt Meyers, de Francia, quien se convirtió brevemente en la primera mujer centibillonaria y ahora tiene un patrimonio estimado de 88.400 millones de dólares.

Walton ahora ocupa el puesto 18 entre las personas más ricas del mundo, según Forbes, y justo detrás de su hermano Rob. Algo que han conseguido, en parte, tras vender más de 22.000 millones de dólares en acciones de Walmart durante la última década. A pesar de esa decisión, sorprende saber que poseen casi el 46 % de la compañía que fundó su padre a mediados del siglo pasado.

Mientras sus tres hermanos participaban más directamente en las operaciones diarias de Walmart, la única mujer de la familia eligió un camino diferente, enfocándose en su propia carrera y pasiones. «La más parecida a mí, una rebelde, pero aún más volátil», la describió su padre en sus memorias. Y no iba desencaminado. Se casó dos veces y se divorció en ambas ocasiones. Aunque no tiene hijos, su legado está firmemente arraigado a sus esfuerzos filantrópicos, contribuciones culturales y logros empresariales.

Su carrera comenzó en el sector financiero. Trabajó como analista de renta variable y gestora de fondos para First Commerce Corporation y Arvest Bank Group. Sus habilidades rápidamente adquirieron reconocimiento y se convirtió en corredora de bolsa para EF Hutton. En 1988, fundó Llama Company, un banco de inversión donde ocupó los cargos de presidenta, directora ejecutiva y directora general. Aunque cerró en 1998, su liderazgo demostró su perspicacia empresarial y espíritu emprendedor.

Alice también jugó un papel clave en el desarrollo del Aeropuerto Regional del Noroeste de Arkansas, un logro que le valió un lugar en el Salón de la Fama de la Aviación de Arkansas en 2001. Su compromiso con la mejora del acceso a la atención médica es igualmente significativo. En 2022, el Instituto de Salud Integral, que ella fundó, pasó a llamarse Facultad de Medicina Alice L. Walton, marcando un antes y un después en su visión de combinar la atención médica y la educación, garantizando así que las comunidades tengan un mayor acceso a soluciones integrales de salud.

A pesar de que debe sus ganancias a Walmart, nunca ha participado activamente en las operaciones de la misma, prefiriendo concentrarse en sus propias pasiones: el arte y la crianza de caballos. Empezó ambas cuando era apenas una niña. A los diez años, por ejemplo, pagó 2 dólares por su primera obra de arte, una réplica de Desnudo azul, un cuadro de Picasso que aún conserva.

Desde entonces, ha ido aumentando su colección, hasta que en 2011 fue capaz de montar el Museo de Arte Americano Crystal Bridges, en Bentonville, su ciudad natal. En la actualidad, está valorada en más de 500 millones de dólares y posee obras originales de reconocidos artistas como Georgia O'Keeffe, Andy Warhol y Norman Rockwell. «Coleccionar ha sido una gran alegría y una parte muy importante de mi vida en términos de ver arte y amarlo», dijo en una ocasión a The New Yorker. Tal es su devoción que llegó a gastarse más de 44 millones en un solo cuadro de O'Keeffe, siendo la venta más cara de la historia de una artista femenina.

Más allá de sus desorbitadas inversiones en arte, Walton es conocida por sus controvertidas campañas políticas y sus accidentes de tráfico. En 1989, mientras conducía a exceso de velocidad en Arkansas, atropelló a Oleta Harden, una trabajadora de una fábrica de conservas de 50 años, quien posteriormente falleció a causa de sus lesiones. En 1998, destrozó su todoterreno en Springdale al chocar contra un parquímetro y una cabina telefónica. Fue acusada de conducir bajo los efectos del alcohol. Pese a todo, la imagen general que Estados Unidos tiene de ella