Isabel Preysler desvela qué es lo que más llama la atención a la gente cuando la conocen en persona

La crónica social española encontró hace más de tres décadas en Isabel Preysler a su mayor valedora. Nadie como ella ha logrado mantenerse durante tanto tiempo en las portadas. Se rodeó de hombres poderosos con los que pisó las alfombras rojas más glamurosas y sus hijos perpetuaron la saga, algunos lejos de los focos como Chabeli o Enrique y otros muy cerca como Julio, Tamara y Ana. Todos creemos conocerla, pero ahora quiere contar su verdad con la publicación de sus memorias Mi verdadera historia (Ed. Espasa).

«Se ha escrito muchísimo sobre mí, incluso libros, pero ninguno contaba la verdad, no podría decir que sean acertados o correctos. Unos con más mala idea y otros con menos, entonces pensé que ya era hora de que supiesen la verdad. Durante años me pareció pronto, pero ahora siento serenidad y paz, rodeada de mis nietos, y pensé que era el momento adecuado. Es un proyecto personal en el que llevo más de un año y medio trabajando, aunque con ayuda de la editorial para darle forma», confiesa Isabel en una entrevista concedida a Harper’s Bazaar.

Isabel reflexiona sobre cómo llegó esa fama de forma involuntaria. Echa de menos el anonimato y si mira hacia atrás quizá hubiera elegido otra vida. «La fama empezó desde el momento en el que me casé con Julio, y Julio se convirtió en uno de los artistas más importantes del mundo, a partir de ahí…Me hubiera encantado ser anónima».

Es cierto que los que se acercan a Isabel solo a través de la televisión o las revistas no la conocen. «Creo que se ha exagerado mucho. La gente suele opinar de mí a través de imágenes. Y cuando me conocen, casi siempre me dicen: ‘No eres nada como imaginaba’. Eso me pasa a menudo, y me alegra que la Isabel real guste más que la imagen pública que se ha construido». La Isabel real es una mujer cercana y encantadora que se acuerda de tu nombre nada más conocerte.

«Nunca me he considerado un icono ni una mujer especialmente elegante. No sigo la moda, ni siquiera la entiendo. Siempre me he vestido con lo que me hacía sentir cómoda y favorecida, sin pensar en tendencias. Me halaga que me lo digan, claro, pero no me lo creo en absoluto».