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Montaje de Mariló Montero junto a una panorámica de su puebloDavid Díaz

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El pueblo del interior de España que vio nacer a Mariló Montero: «Aquí la vida sabe a verdad»

La presentadora conquistó MasterChef con un menú inspirado en su familia y sus orígenes en esta localidad

Mariló Montero cerrará el mes de diciembre con una victoria judicial después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) elevase de diez meses a un año de cárcel la condena a los dos paparazzi que intentaron lucrarse con unas fotos tomadas mientras la presentadora se encontraba en unas vacaciones en un hotel de Bora Bora en 2015. En la sentencia se estima el recurso presentado por ella, que inicialmente pedía 6 años de cárcel y pospone a la fase de ejecución de sentencia la indemnización que le corresponde a ella, que reclamaba 265.000 €.

Lo cierto es que la presentadora vive uno de sus mejores momentos. Además de esta alegría judicial, Montero celebra que en el plano profesional se acaba de alzar vencedora de la última edición de MasterChef Celebrity. En el ámbito personal, se siente orgullosa del rumbo de sus dos hijos.

Alberto Herrera se casó el pasado 18 de octubre en Sevilla con Blanca Llandres, a la que su suegra define como «una mujer de grandes valores, que tiene los pies en la tierra y muy bien educada». «Es muy trabajadora, serena, con personalidad», reconoció sobre la futura madre de su nieto. Rocío Crusset, por su parte, vive sus primeros meses de amor con su nueva pareja , Charlie Schein, a quien presentó en el plató de TVE de MasterChef el día que su madre se proclamó ganadora.

Aunque la vida de todos ellos está entre distintos puntos de la península, Montero no olvida sus raíces y, aunque se desconocen cuáles son sus planes navideños, seguro que aprovecha estos días de descanso para visitar la tierra en la que nació y creció. De hecho, conquistó al jurado del programa de cocina con un menú inspirado en su familia y sus orígenes.

«Hay mil lugares en el mapa, pero solo uno es hogar. No es la tierra, ni la casa, es quien te hace regresar. Porque aquí, late el mundo en su compás. Entre abrazos y miradas todo tiene un poco más. Aquí, la vida sabe a verdad: el lugar perfecto existe cuando tú estás», explicó. «El tiempo pasa y no nos toca, se queda quieto a escuchar. Canciones viejas, copas nuevas, la suerte quiere brindar. Y si mañana el viento cambia y me empuja a otro lugar, llevaré esta melodía, para volver a empezar».

Montero se refería en este poema a su «querida» Estella, un pueblo medieval de Navarra que se ha convertido en la joya del románico en la zona gracias al Palacio de los Reyes de Navarra, el claustro de San Pedro de la Rúa y la portada de San Miguel.

Mariló Montero, en una imagen compartida en redes sociales

Esta localidad navarra luce en su escudo una estrella de ocho puntas que alude claramente a su nombre, aunque no está claro si simboliza el astro que orientaba a los peregrinos del Camino de Santiago rumbo a Compostela. Sea como fuere, Estella-Lizarra debe su origen y desarrollo a esa ruta jacobea, que el rey Sancho Ramírez decidió desviar en el siglo XI para que atravesara este nuevo enclave.

Las primeras casas se asentaron en la ribera derecha del río Ega, bajo la protección del castillo, y en menos de cien años el núcleo urbano ya se había expandido a la margen izquierda. La riqueza económica que surgió a raíz de ello hizo que se empezaran a construir iglesias, palacios y hospitales que atendían a los peregrinos que llegaban al lugar, que se convirtió en un sitio próspero donde el ir y venir de extranjeros, comerciantes y cofradías estaba a la orden del día.

Además de dar un paso por su rico casco histórico, en el que se encuentran las tres joyas románicas, Estella destaca por el espacio natural del Nacedero del Urederra que tiene a su alrededor con cascadas y bosques de una belleza sin igual. Entre la oferta gastronómica, la zona ofrece platos típicos como pochas, garbanzos, trufa, ajoarriero, cordero al chilindrón y gorrín asado. Sin olvidar, además, los postres, entre los que destacan las alpargatas –un pastel de hojaldre típico–, rocas del Puy (de chocolate y avellanas), tarta de Santiago o sanchicos, es decir, bombones rellenos.