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Ilustración de la batalla de Crécy en Las Crónicas de Jean Froissart

Ilustración de la batalla de Crécy, en 'Las Crónicas' de Jean Froissart

Picotazos de historia

Los dos militares franceses de la Guerra de los Cien años que trataron de salvar a Juana de Arco

Etienne de Vignolles y Gilles de Montmorency-Laval. El primero, apodado 'La Hire' aludiendo a la ira de los  dioses, y el segundo, que pasaría a la historia como un asesino en serie, se lanzaron contra el enemigo para liberar a Juana de Arco

El 23 de mayo de 1430 Juana de Arco fue capturada por el enemigo en Compiegne, siendo ejecutada en la hoguera exactamente un año y siete días después.

Todos conocemos su historia, más o menos, gracias a las numerosas películas que se han rodado sobre su vida. Su trayectoria se podría dividir en dos partes: la primera, desde la infancia y visiones hasta los grandes triunfos militares, la segunda comprendería la pérdida de influencia en la corte francesa y su captura y muerte.

Durante esa segunda fase, Juana vio su labor oscurecida y desplazada por las intrigas del poderoso favorito de Carlos VII de Francia, Georges de la Tremoille, Gran Chambelán de la corte. Tremoille planteaba que los logros militares y políticos de Juana habían sido importantes, pero era tiempo de usarlos en vía diplomática, no militar. Poco a poco, Carlos VII y su suegra, la muy poderosa Yolanda de Aragón, le retiraron su apoyo y la paladín de la causa francesa se fue convirtiendo en un engorro. Este fue el motivo por el cual la corte francesa apenas hizo nada por salvar a aquella a la que tanto debía. Pero hubo dos individuos que reclutaron tropas con su dinero y se lanzaron, atravesando territorio enemigo y con fuerzas insuficientes, a salvar a la Doncella de Orleans: Etienne de Vignolles, llamado La Hire, y Gilles de Montmorency-Laval, barón de Rais.

El escritor Michel Bataille describe así a La Hire: «La guerra era su patria, había guerreado siempre. En su campamento apenas se torturaba, ya que los gritos le daban dolor de cabeza...Ya no violaba, lo había hecho demasiadas veces y le cansaba...Era la peor lengua del ejército». El barón de Rais o Retz era una personalidad compleja y fascinante y un hombre peligroso, incluso para los baremos de la edad media, lo que es mucho decir. Pasaría a la historia como asesino en serie, aunque su causa fue revisada en 1992 y fuera absuelto más por motivos de forma que por verdadera inocencia. La definición que dio de sí mismo y que nos llegaron por las actas del juicio todavía provoca escalofríos:

–«He hecho aquello que apenas os atrevéis a imaginar. Soy vuestra pesadilla».

Estos dos fracasaron en su intento, pero salvaron el honor de Francia.