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20 de abril de 2024

Godofredo III de Baja Lotaringia

Godofredo III de Baja Lotaringia

Picotazos de historia

La muerte puede visitarte hasta en el baño: la misteriosa muerte de Godofredo III

Un soldado de confianza o miembro del personal más próximo al duque esperó hasta que este hiciese uso de su letrina para atacarle con un arpón

En torno al año 1040 nació Godofredo, hijo del duque Godofredo II «el barbado» de la Baja Lotaringia (territorio que comprendía desde la ribera del río Mosela al mar y desde Cambray a Colonia) y de Doda. Cuando contaba catorce años de edad, su padre, que había enviudado años antes, volvió a casarse con Beatriz de Bas, viuda del marqués de la Toscana, que aportaba una hija de su anterior marido: Matilda de Canosa.
Todas las crónicas dan una imagen muy positiva del joven a pesar de adolecer de un evidente defecto físico: era jorobado. El cronista Lambert de Hersfeldt nos dice «un joven adolescente de excelente ánimo más giboso», y Alberico de Trois Fontaines: «de cuerpo exiguo más de mente brillante».
En el año 1069 el duque Godofredo II, tal vez venteando su próxima muerte, organizó la boda entre su hijo Godofredo y Matilda de Canosa. Pocos meses después fallecía y su hijo sería reconocido por el emperador como duque de la Baja Lotaringia.
El matrimonio fue un desastre. A los dos años de la boda, Matilda, se fue a la Toscana y todos los intentos por parte de Godofredo para una reconciliación fracasaron. Buena parte de la culpa de este fracaso vino de parte del Papa Gregorio VII, quien aconsejaba a la joven Matilda que rehuyera todo contacto con su marido por ser incestuoso debido a su proximidad familiar pero, por otro lado y debido a motivaciones políticas, se negaba rotundamente a disolver el vínculo. Y es que Gregorio VII acababa de iniciar un conflicto con todos los señores eclesiásticos por las investiduras de sus feudos, algo muy normal en el Sacro Romano Germánico Imperio. En sus Dictatus Papae establecía que el Pontífice estaba por encima de todo el cuerpo de la Iglesia, incluidos los concilios. Por encima de todos los príncipes y reyes, incluido los emperadores y que la Iglesia (esto es el Papa) es infalible, tanto en el pasado como en el presente y en el futuro. El enfrentamiento con el Emperador Enrique IV no se hizo esperar y el duque de Lotaringia era una pieza importante en el juego.
El 19 de febrero del año 1079 Godofredo III se encontró en la villa de Vlaardingen, en la actual provincia de Holanda meridional, alojado en la casa comital que había pertenecido al conde de Holanda, al que recientemente ha derrotado y despojado de su territorios. Sus aposentos estaban en la planta alta y, anejo a estos, tenía una pequeña estructura de madera o cadalso encajada al muro exterior: su letrina.
Los cronistas hablan de un spiculator, un soldado de confianza o miembro del personal más próximo al duque. Desde luego es alguien que conoce sus costumbres ya que sabe que Godofredo III, que era bastante regular en estos asuntos, movía el vientre a hora tardía. Desde el exterior alcanzaba el muro y trepaba hasta situarse debajo de la estructura de madera. Esperaba hasta que veía como el círculo abierto en la tabla que había encima suyo quedaba tapado por los hemisferios ducales y...¡¡Rass!! Le metió un especie de arpón, que le dio tiempo a remover dentro del sorprendido duque.
El pobre Godofredo debió dar un alarido que despertó a toda la casa y a media ciudad. Rápidamente se llamó a los mejores médicos pero la herida era tal que no había nada que hacer. Tuvo siete días de horrenda agonía.
Al día de hoy se siguen haciendo conjeturas sobre quien fue el instigador del crimen: la esposa, Matilda; Teodorico V, conde de Holanda y enemigo jurado; el papa Gregorio VII, parte o todos ellos... Nunca se resolvió el misterio.
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