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25 de abril de 2024

Magdeburg en 1911

Magdeburg en 1911Bundesarchiv / Wikimedia Commons

Picotazos de historia

La desgracia del crucero alemán que condenó a la flota alemana durante la Primera Guerra Mundial

Fue protagonista de un suceso juzgado desgraciado e irrelevante por los alemanes y que, por el contrario, supuso un asombroso golpe de suerte para los aliados

El SMS Magdeburg fue un crucero ligero, de clase del mismo nombre, perteneciente a la Armada Imperial Alemana durante la Primera Guerra Mundial. Este navío fue protagonista de un suceso juzgado desgraciado e irrelevante por los alemanes y que, por el contrario, supuso un asombroso golpe de suerte para los aliados.
La noche del 25 al 26 de agosto de 1914 un destacamento al mando del contralmirante Bering, formado por los cruceros Augsburg, Magdeburg y tres destructores, arribaron a la isla de Odenholm, en el golfo de Finlandia, con órdenes de destruir el faro de la isla y una emisora de radio que allí había. La niebla cerrada, junto con una mala maniobra del comandante, hizo que el crucero Magdeburg embarrancara a quinientos metros de la costa norte de la isla. El impacto con las rocas dañó gravemente el doble casco del navío y provocó la inundación de tres compartimentos por lo que todos los intentos para sacarlo fueron infructuosos.

Entre el material capturado abordo se encontraron tres libros con los códigos secretos de la marina imperial alemana

Dado el crucero por perdido, se procedió al traslado de la tripulación al destructor V-26 y a la destrucción del mismo. Cuando estaban en plena operación, con el destructor abarloado al crucero, de la niebla surgieron dos cruceros rusos que abrieron fuego al tiempo que los alemanes volaban los pañoles de munición de la proa del desgraciado Magdenburg. Tras unos minutos de cañoneo el V-26, que había recibido un impacto directo de 105 mm en la popa, cortó amarras y se retiró. El resto de las fuerzas alemanas abandonaron y los restos de la tripulación del Magdeburg no tuvieron más remedio que rendirse.

A lo largo de toda la guerra, los aliados tuvieron las claves para descifrar las comunicaciones de la marina imperial alemana

Cuando un navío de guerra era capturado las órdenes, de estricto y obligatorio cumplimiento, eran la de destruir toda la documentación, especialmente los mapas y códigos. Para ello se aconsejaba el ponerlos en sacas, debidamente lastradas y arrojarlos por la borda. En este caso no se hizo. Entre el material capturado abordo se encontraron tres libros con los códigos secretos de la marina imperial alemana. Para rematar la desgracia rescataron del agua una libreta con los códigos de desencriptación de las claves secretas, a lo que parece un oficial lo arrojó al agua pero sin tiempo de lastrarlo.
A lo largo de toda la guerra, los aliados tuvieron las claves para descifrar las comunicaciones de la marina imperial alemana, lo que permitiría a la flota británica sorprender y emboscar varias veces a sus oponentes. En especial en las batallas navales de Dogger Bank y Jutlandia.
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