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04 de mayo de 2024

Los cruzados entran en Constantinopla, por Delacroix

Los cruzados entran en Constantinopla, por Delacroix

Picotazos de historia

​La codicia de Venecia convirtió la cruzada en un sinsentido: cristianos contra cristianos en Santa Sofía

El 9 de abril, viernes, atacaron la ciudad de Constantinopla. Al principio fueron rechazados y tuvieron que retirarse al distrito de Galata, pero volvieron a atacar con mayor saña. El lunes 12 lograron atravesar las murallas e iniciaron una carnicería inmisericorde

Con la elección de Alejo V Ducas como nuevo Emperador de Bizancio cambiaron muchas cosas. Por un lado el nuevo Emperador no tenía obligación alguna con los cruzados, por otro los cruzados consideraban moralmente justificado el luchar contra Alejo V, ya que –muy oportunamente– a los pocos días de su deposición como emperadores, tanto Isaac II como su hijo Alejo IV habían muerto en prisión. ¡Alejo V era un asesino!
Entre los cruzados Bonifacio de Montferrato, el máximo defensor de la propuesta de Alejo IV, había quedado muy desacreditado. Se le retiró la confianza y tuvo que entregar el liderazgo de la cruzada al mucho más llamativo y admirado dogo de Venecia, Enrico Dandolo. El anciano nonagenario y ciego vislumbraba unas expectativas mayores a sus proyectos iniciales. Ahora veía posible controlar el Imperio Bizantino por medio de un títere y por ende todo el comercio del Mediterráneo.

Todos harían juramento de homenaje al nuevo Emperador excepto el dogo de Venecia, quien estaría exento de tal acción

A primeros de marzo de 1204 Dandolo se reunió con los lideres de la cruzada. No se trataba de planificar estrategias sino de repartirse los despojos. Se acordó que tres caballeros francos y tres venecianos elegirían al nuevo Emperador y al Patriarca de Constantinopla, si el primero fuera franco el otro habría de ser veneciano y viceversa. El Emperador recibiría un cuarto de la ciudad de Constantinopla y del territorio del Imperio bizantino; las tres cuartas partes restantes se dividirían, a partes iguales, entre los caballeros cruzados y los venecianos. Todos harían juramento de homenaje al nuevo Emperador excepto el dogo de Venecia, quien estaría exento de tal acción. Todo el producto del saqueo se reuniría en un lugar y se repartiría equitativamente.
El 9 de abril, viernes, atacaron la ciudad de Constantinopla. Al principio fueron rechazados y tuvieron que retirarse al distrito de Galata, pero volvieron a atacar con mayor saña. El lunes 12 lograron atravesar las murallas e iniciaron una carnicería inmisericorde. El historiador y cronista franco Geoffrey de Villehardouin nos cuenta que al caer la noche se puso fin a la masacre, solo para pegar fuego a esa zona de la ciudad para evitar un contraataque bizantino.

El altar mayor de Santa Sofía –una maravilla reconocida– fue destruido para repartirse sus joyas y metales preciosos

Al día siguiente se inició el preceptivo saqueo de la ciudad que debía de durar tres días. Se destruyeron imágenes religiosas, sagradas reliquias fueron arrojadas a lugares inmundos, el altar mayor de Santa Sofía –una maravilla reconocida– fue destruido para repartirse sus joyas y metales preciosos. Obras de arte irreemplazables fueron destruidos por la codicia y la ignorancia. Nunca se sabrá la verdadera dimensión de la pérdida que sufrió la humanidad, ese día, a manos de gentes que tenían bordada la cruz de Cristo en sus túnicas y capas. Pero aunque francos y flamencos se dieron al saqueo y la destrucción, los venecianos mantuvieron la cabeza fría y solo se dieron al saqueo. Participando en el pillaje pero no en la destrucción.
Dandolo predicando la cruzada de Gustave Doré

Dandolo predicando la cruzada de Gustave Doré

Así se llevaron los caballos de bronce que habían presidido el Hipódromo desde los tiempos de Constantino el Grande y que acabarían sobre una plataforma, encima de la puerta principal de la Basílica de san Marcos durante ocho siglos. También las columnas de San Marcos y San Teodoro que hoy adornan la Plaza principal de Venecia (originalmente eran tres, la tercera descansa en el fondo de la laguna veneciana). El interior de la Basílica de San Marcos está, literalmente, trufada de esculturas y obras de arte producto del saqueo. Entre ellas el famoso icono de la Virgen Nicopoeia (La Dadora de Victorias), ante la que se humillaban los Emperadores bizantinos.
Una vez que terminó el saqueo y los despojos fueron repartidos, los francos pudieron pagar su deuda a los venecianos. Dandolo apoyó al dúctil Balduino de Hainault y, como los venecianos votaban en bloque mientras que los caballeros francos estaban todos divididos, salió elegido como nuevo Emperador de Bizancio. Balduino fue coronado en Santa Sofía –donde se notaron muchos huecos en la decoración– el 16 de mayo, iniciándose el llamado Imperio Latino de Constantinopla que, apenas, se prolongaría hasta el año 1261.
Venecia reclamó las tres octavas partes del territorio que le correspondía y de la ciudad de Constantinopla así como la libertad de comercio y privilegio en todo su territorio ( lo que incluía la exclusión comercial de las repúblicas de Pisa y Génova). Del total de los territorios que sacó y las consecuencias hablaré en el cuarto y último picotazo de esta serie. Queden con Dios.
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