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09 de mayo de 2024

La batalla de Gaugamela

La batalla de Gaugamela, obra de Jan Brueghel el Viejo

Gaugamela: la gran batalla de Alejandro Magno o la llave para la conquista del Imperio persa

El Imperio de los medas quedaba a la merced de aquel joven de apenas 25 años, que ya era Rey de Macedonia y Faraón de Egipto

Gaugamela, es considerada, con razón, una de las grandes batallas de la antigüedad. No en vano le supuso al macedonio Alejandro Magno la llave para la conquista del Imperio persa. ¿Pero cómo fue en realidad esa batalla mítica? ¿La victoria fue debida al planteamiento estratégico del joven general o concurrieron otros factores? ¿Estaban equilibrados ambos ejércitos? ¿A quién favorecía más la gran planicie en la que tuvo lugar?
Antes de contestar a estas preguntas habría que repasar algunos antecedentes. En el año 337, (todos los años de este articulo hay que entenderlos obviamente a.C.) se forma la liga de Corintio que integraba a las principales ciudades griegas, salvo Esparta, bajo liderazgo macedónico, con el objetivo de liberar las urbes griegas de Asia menor. Justo al año siguiente de formarse la liga, el Rey Filipo II de Macedonia había sido asesinado, siendo sucedido en el trono por su hijo Alejandro que apenas contaba entonces 20 años de edad.
Tras poner orden en la Tebas griega y en el Peloponeso inicia la campaña contra el imperio persa. Así, antes de verse las caras con el Rey Darío III en las llanuras de Gaugamela, en el año 331, Alejandro ya había vencido a los persas en dos importantísimas batallas, ambas en Asia menor, en lo que hoy sería territorio turco. La primera en río Gránico, en el 334 frente a un poderoso ejército de sátrapas y mercenarios dirigido por Memnón de Rodas.
La segunda fue en el 333, en Issos, por la ciudad de Issus, la actual Alejandreta, (en donde según el padre de Indiana Jones estaba el santo grial, aunque en la película, disfrazada de Petra, y eso, que como saben los iniciados, el santo grial esta en la catedral de Valencia). Pero volviendo a Issos, en esa ocasión Darío III dirigió personalmente a sus tropas e intentó atacar a Alejandro por la retaguardia.
La batalla de Alejandro en Issus de Altdorfer

La batalla de Alejandro en Issus de Altdorfer

Pese a la abrumadora superioridad numérica persa el macedonio venció a un Darío al que puso en fuga. En consecuencia, tras aquellas dos severas derrotas, el imperio pierde Egipto y Asia Menor, por lo que llegan a Gaugamela con la moral muy baja y consciente de que aquella habrá de ser la batalla definitiva. Si gana, Darío podrá reconstruir su imperio, si pierde, éste se desmoronará y pasará a manos macedonias.

El Imperio persa llega a Guagamela con la moral muy baja y consciente de que aquella habrá de ser la batalla definitiva

Dario escoge el lugar de la batalla, una gran planicie relativamente cercana al Mosul, de la actual Irak, para que sus carros falcados pudiesen maniobrar sin problemas. Incluso alisaron el terreno allí donde presentaba irregularidades. El carro falcado era una especie de caballería pesada y era un arma temible. Constaba de un carro tirado por cuatro caballos y manejado por tres hombres, un cochero y dos guerreros, que generalmente lanzaban flechas o jabalinas. Pero el mayor poder destructor del carro estaba en sus ruedas a las que se les añadían unos filos o guadañas de hasta un metro de largo.
Carga de los persas en carros falcados

Carga de los persas en carros falcados

En Gaugamela Darío contaba con unos doscientos, de un total de unos 250.00 combatientes incluyendo a los célebres «Inmortales», una especie de guardia de élite del Rey. Heródoto les denominó así porque siempre eran 10.000. Los que fallecían en combate eran sustituidos por compañeros de reserva para que siempre hubiese 10.000 combatientes. En cuanto al resto, destacar unos 6.000 mercenarios griegos, una veintena de elefantes de guerra, más arqueros, infantería y caballería. Estas dos últimas armas de calidad muy variable. En cuanto a los macedonios eran mucho menos numerosos. Unos 30.000 falangistas, 9.000 peltastas, (una infantería ligera provista de jabalinas) y unos 8.000 jinetes.
La disposición de ambas formaciones fue la clásica. Infantería en el centro y caballería en las alas, para intentar movimientos envolventes. El ala izquierda persa era más potente que la derecha, ya que allí estaba su caballería pesada bactriana, la escita, la persa y parte de sus carros falcados. La derecha la conformaban tropas provenientes de las distintas satrapías del imperio. En el centro, Darío, protegido por sus 10.000 inmortales y por 50 carros falcados. En el ala derecha macedonia, Alejandro y su caballería de «compañeros» o hetairoi. En el ala izquierda, al mando de Parmenio, la caballería tracia y los mercenarios griegos.
Alejandro, en vez de atacar frontalmente lo hizo de manera oblicua adelantando el flanco derecho y retrasando el izquierdo. El ala izquierda persa intentó pararlos y envolverlos aprovechando su superioridad numérica, al hacerlo creo huecos entre infantería y caballería por la que atacó la caballería de «compañeros». Para compensar la rotura en su flanco izquierdo Darío ordenó a sus carros falcados atacar frontalmente a las falanges macedonias. ¿Por qué fracaso este ataque directo? En la película Alexander, de 2004, su director Oliver Stone, tras consultar a un plantel de historiadores propuso la apertura de las falanges para dejar pasar los carros e irlos atacando individualmente.
La batalla de Gaugamela se ilustra en este tapiz, basado en una pintura del artista francés del siglo XVII Charles Le Brun (1619-90).

La batalla de Gaugamela se ilustra en este tapiz, basado en una pintura del artista francés del siglo XVII Charles Le Brun (1619-90).

No descartaría esa posibilidad, aunque imagino que la flexibilidad no era la principal virtud de las falanges griegas, a diferencia, siglos más tarde, de las legiones romanas. Piénsese que un hoplita, además de cargar con su escudo, llevaba una lanza o «sarisa» de seis metros. Entiendo que la mejor receta para enfrentar una carga de carros falcados era, en un primer momento, las flechas de los arqueros agrianos de Alejandro y las jabalinas de los peltastas, un proyectil que matase o dejase herido a uno de los cuatro caballos inutilizaba el carro o provocaba que este cambiase de dirección arremetiendo contra los carros vecinos. Los carros sobrevivientes deberían enfrentarse a un bosque de picas formadas por las «sarisas» de las falanges.
Al retrasar el ala izquierda macedónico, la caballería del ala derecha persa penetró hasta el campamento de Alejandro dejando a Parmenio en una situación crítica, pero en el flanco opuesto, al haberse roto las filas, el macedonio y sus hetairoi realizaron una rápida cabalgada en cuña contra Dario. Este, en vez de enfrentar a su enemigo optó por huir, lo que terminó de hundir al ala izquierda de los medos, pero dada la comprometida situación en el campamento y en su ala izquierda optó por retrasar la persecución y acudir en socorro de Parmenio.

El Imperio de los medas quedaba a la merced de aquel joven de apenas 25 años, que ya era Rey de Macedonia y Faraón de Egipto

Estos refuerzos y la infantería de retaguardia macedonia también destrozaron al ala derecha del ejército persa. Salvo por la captura del monarca, que una vez más había conseguido huir, la victoria había sido total. El Imperio de los medas quedaba a la merced de aquel joven de apenas 25 años, que ya era Rey de Macedonia y Faraón de Egipto.
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