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13 de mayo de 2024

El 19 de marzo de 1958 se celebró en Estrasburgo la primera reunión de la Asamblea Parlamentaria Europea, bajo la presidencia de Robert Schuman

El 19 de marzo de 1958 se celebró en Estrasburgo la primera reunión de la Asamblea Parlamentaria Europea, bajo la presidencia de Robert Schuman

Robert Schuman, de miembro de la Resistencia francesa a padre de la Unión Europea

La casa natal de Schuman en Luxemburgo es ahora la sede del Centro de Estudios Europeos y lleva su nombre

Se cumplen 60 años de la muerte de uno de los padres de Europa: el abogado y político Robert Schuman, que pasó a la historia por ser uno de los principales promotores de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), la primera institución en favor de una Europa unidad. Fue un político atípico porque le gustaba la discreción y se centró en buscar la unidad –algo que parece imposible en la política actual– entre los países que tan solo unos años atrás se habían destruido en la Segunda Guerra Mundial. Seis décadas después de su muerte merece la pena recordar su vida.
Schuman nació el 29 de julio de 1886 en Luxemburgo en una familia acomodada. Pero vivió en un territorio en constante disputa entre Francia y Alemania. Su madre era de origen luxemburgués y su padre había nacido en territorio francés, estuvo en las filas del ejército galo durante la guerra franco-prusiana de 1870. Cuando terminó la guerra, la región de Alsacia-Lorena pasó a manos germanas y decidió nacionalizase alemán, y Robert nació con pasaporte alemán.
Durante su juventud estuvo a punto de hacerse sacerdote, pero un amigo suyo consiguió que se olvidase del asunto, aunque nunca abandonó su fe católica. Estudió derecho, economía, filosofía política, estadística y teología en la Universidad de Bonn, en tres ciudades alemanas: Estrasburgo, Berlín y Múnich, y nada más graduarse abrió en 1912 su propio bufete en la ciudad de Metz. Cuando empezó la Primera Guerra Mundial lo llamaron a filas, pero se libró de luchar en las trincheras debido a un problema de salud.
Al finalizar la Gran Guerra, Francia recuperó las zonas fronterizas y Schuman consiguió la ciudadanía francesa. Durante el periodo de entreguerras se involucró en política y fue elegido diputado del parlamente francés por la región del Molesa, donde había nacido su padre.

De maqui a Ministro

Schuman era ministro cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial y vio con sus propios ojos como Francia caía ante Hitler. En los primeros meses de la guerra estuvo a punto de ser encarcelo y enviado al campo de concentración de Dachau, pero consiguió escapar y se unió a los maquis, la resistencia francesa.
Vivió de forma clandestina porque los nazis llegaron a ofrecer 100.000 marcos por su cabeza, rechazó exiliarse con De Gaulle a Londres y pasó los años de guerra realizando planes de sabotaje contra el ejército invasor. Terminada la guerra retomó su actividad política y volvió a ser ministro de Hacienda hasta que fue elegido como primero ministro francés en 1947.
Un año después fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores, puesto que volvió a ocupar en 1952 y que le sirvió para dibujar una propuesta de Europa pacífica y unida. Tanto es así que participó en la distribución del Plan Marshall, la construcción de la OTAN y del Consejo de Europa, con el objetivo de favorecer las alianzas entre países del entorno.
Estaba obsesionado con evitar nuevos conflictos armados, especialmente entre Francia y Alemania, que ya se habían enfrentado tres veces en los últimos ochenta años. Para conseguir la paz definitiva y una unión duradera, Schuman y Jean Monnet diseñaron un proyecto para la creación de una entidad supranacional que controlase la producción francoalemana del carbón y el acero, los dos elementos esenciales para iniciar un conflicto armado.
El monumento "Homenaje a los Padres Fundadores de Europa" frente a la casa de Schuman en Scy-Chazelles, obra del artista ruso Zurab Tsereteli, inaugurado el 20 de octubre de 2012

El monumento «Homenaje a los Padres Fundadores de Europa» frente a la casa de Schuman en Scy-Chazelles, obra del artista ruso Zurab Tsereteli, inaugurado el 20 de octubre de 2012

Esta teoría pasó a la práctica el 9 de mayo de 1950 cuando Schuman pronunció su famoso discurso frente a los líderes europeos. La Declaración de Schuman comenzó con estas palabras: «La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan». En este sentido, «Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania».
Estas palabras pusieron las bases para que Francia y Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo firmasen el 18 de abril de 1951 el Tratado de París, también conocido como tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), aunque no entró en vigor hasta el 23 de julio de 1952. Este documento permitió la creación de un órgano ejecutivo conocido como Alta Autoridad, una Asamblea Parlamentaria, un Tribunal de Justicia, un Consejo de ministros europeos y un Comité consultivo. Así se forjó la arquitectura política de una Unión Europea que acababa de nacer.
Firma del Tratado de París de 1951

Firma del Tratado de París de 1951

Robert Schuman continuó en su labor de unificar a las potencias europeas e impulsó la creación de una Comunidad Europea de Defensa, que no llegó a buen puerto. Ocupó la cartera de justicia de Francia en 1955. En 1958 fue nombrado primer presidente de la asamblea que años más tarde se convertiría en el Parlamento Europeo, hasta su retiro en 1960. Entonces le nombraron «padre de Europa», título que también ostentaron el consejero Jean Monnet, el canciller Konrad Adenauer y el primer ministro italiano Alcide De Gasperi.
Ya retirado de la vida política, Robert fue diagnosticado de esclerosis múltiple, y vivió los últimos cuatro años de su vida con grandes dificultades físicas y dolores que le impedían hablar, moverse o leer. Días antes de su fallecimiento, el obispo de Metz le leyó una carta que el papa Pablo VI había escrito para él. El 4 de septiembre de 1963 Schuman falleció a los 77 años.
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