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07 de mayo de 2024

Gladiadores después del combate, José Moreno Carbonero (1882)

Gladiadores después del combate, José Moreno Carbonero (1882)

¿Qué comían los gladiadores de Roma?

Contrario a lo que uno podría imaginarse, la dieta de los gladiadores romanos era, mayoritariamente, vegetariana, según un estudio antropológico de la Universidad de Bern

Espartaco, Cómodo, o Spicius fueron algunos de los gladiadores más famosos de la Antigua Roma. Estos guerreros han sido sinónimo de fuerza física y resistencia que se jugaban la vida para el entretenimiento de otros luchando contra otros gladiadores, animales salvajes y condenados de muerte. Es probable que el origen de estas peleas estuviese en los combates entre voluntarios o prisioneros etruscos durante un funeral, donde ambos contrincantes realizaban una especie de coreografía en la que se simulaba una pelea en la cual el sonido de las armas servía para honrar al difunto y más tarde los romanos adoptaron estos festejos.
Los gladiadores, que vivían y dependían de su físico, llevaban un estilo de vida muy controlado: se sometían a duros entrenamientos y a una estricta dieta. Todo ello para aprovechar al máximo el potencial de cada guerrero, pues con su espectáculo debían contentar a las 50.000 personas que podía albergar el Coliseo, por eso la dieta era el pilar fundamental de su potencia física.
Pollice Verso (1872), obra de Jean-Léon Gérôme

Pollice Verso (1872), obra de Jean-Léon GérômeJean-Léon Gérôme

Dieta vegetariana

Contrario a lo que uno podría imaginarse, la dieta de los gladiadores romanos era, mayoritariamente, vegetariana, según un estudio antropológico de la Universidad de Bern y la MedUni de Viena realizada sobre unos huesos, datados en el siglo II-III a.C., que se encontraron durante las excavaciones arqueológicas en 1993 en Éfeso, la antigua capital de la provincia romana de Asia.
Utilizando una técnica conocida como análisis isotópico sobre los huesos de 22 gladiadores, los expertos pudieron establecer interesantes conclusiones sobre su nutrición. De modo que, mientras la ingesta de proteínas animales resultó ser muy limitada, su dieta era, por el contrario, muy rica en carbohidratos procedentes de legumbres y cereales. Lo que confirman algunas fuentes clásicas como Plinio el Viejo en su Historia natural donde explica que sus comidas tenían como alimentos fundamentales la cebada y las habas.

Su consumo frecuente hizo que Plinio diese a los gladiadores el sobrenombre de hordearii, es decir, «comedores de cebada»

Los romanos consideraban que la cebada era inferior al trigo y por ello, en ocasiones, como castigo para los legionarios, se sustituía su ración de trigo por ella; sin embargo, se creía que la cebada fortalecía el cuerpo. Su consumo frecuente hizo que Plinio diese a los gladiadores el sobrenombre de hordearii, es decir, «comedores de cebada». Por otro lado, a través de sus textos también podemos descubrir que los guerreros también recibían suplementos alimentarios en forma de cenizas de huesos y plantas con el fin de aumentar los niveles de calcio para mejorar la consolidación de los huesos y fortalecer el cuerpo después de los duros entrenamientos.
Mosaico 'galdiatorio' depositado en la villa Borghese en Roma

Mosaico 'galdiatorio' depositado en la villa Borghese en Roma

Pero no todos los gladiadores seguían la misma dieta: los huesos de dos gladiadores mostraron un patrón diferente. Tenían una ingesta elevada de proteína animal y reducida en granos. Lo que hace pensar a los expertos que los luchadores de otras regiones del Imperio romano seguían otra clase de dieta.

Tratamiento médico

Aunque es probable que en estas luchas había más de teatro y espectáculo que de una pelea a muerte, muchas veces los gladiadores podían salir heridos. El análisis de los restos óseos también proporcionó información sobre el tratamiento médico que recibían, el cual era de «calidad» e incluso hay un caso concreto en el que había practicado una amputación quirúrgica.
El tipo de cortes que presentan algunos de estos huesos no se realizaron de forma desordenada ni caótica, sino con extremo cuidado para no ser mortales.
Esta alta atención médica la evidencia la formación médica de Galeno –considerado uno de los más completos investigadores médicos de la Edad Antigua– en una escuela de gladiadores en Pérgamo, donde estuvo cuatro años y donde pudo ser testigo de la formación, la dieta y las expectativas de salud a largo plazo de los gladiadores, llegando a tratar a algunos de estos famosos luchadores.
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