Fundado en 1910

04 de mayo de 2024

Soldados ingleses en el camino a Pozières, al noreste del Somme, agosto de 1916

Soldados ingleses en el camino a Pozières, al noreste del Somme, agosto de 1916

Picotazos de historia

High Wood, el punto más sangriento de la Primera Guerra Mundial

Este pequeño trozo de Francia fue el epicentro de unos combates feroces y desesperados que duraron desde el 14 de julio hasta el 15 de septiembre y que costarían a británicos y alemanes la friolera de más de 25.000 bajas

Hace poco que se ha cumplido el centenario de la Primera Guerra Mundial. Yo tuve el privilegio de conocer y hablar con un par de veteranos de este conflicto en 1990. La Gran Guerra la llamaron entonces hasta que estalló otra que hizo empequeñecer los horrores que se vivieron entre 1914 y 1918.
De entre las sangrientas batallas de esa guerra, la del Somme (1 de julio a 18 de noviembre de 1916) destacó por la fiereza de sus combates, su duración y el número de víctimas que se cobró (más de un millón entre británicos, franceses y alemanes). En el Reino Unido se recordó el 1 de julio de 1916 – día del inicio de la batalla – durante mucho tiempo como si de una pesadilla se tratara. Un horror que dejó casi sesenta mil bajas entre las fuerzas británicas en unas horas de infierno.
En medio del gran campo de batalla, con un frente de unos cuarenta kilómetros de largo, un pequeño punto se ganó una fama siniestra y desproporcionada. Entre las poblaciones de Bazentin-le-Petit y Bazentin-le -Grande, junto a la carretera que une los pueblos de Martinpuich y Langueval, hay un bosquecillo que, entonces y ahora, apenas ocupa diez hectáreas de extensión.
El bosquecillo fue bautizado por sus vecinos como Bois de Fourcaux ya que los habitantes de las poblaciones cercanas iban allá para buscar ramas adecuadas para hacer horcas (el apero de labranza no las otras). Durante la guerra, en los mapas de operaciones del Ejército británico aparecía con el nombre de High Wood, nombre por el que se hizo famoso y es recordado hoy. Los alemanes lo llamaron Bois de Foureaux porque, sencillamente, se liaron con el nombre original.
Como les contaba, este pequeño trozo de Francia fue el epicentro de unos combates feroces y desesperados que duraron desde el 14 de julio hasta el 15 de septiembre y que costarían a británicos y alemanes la friolera de más de 25.000 bajas.
Soldados cavando una trinchera de comunicación en el bosque de Delville

Soldados cavando una trinchera de comunicación en el bosque de Delville

Eso significa que cada cuatro metros cuadrados –un área muy pequeña si se molestan en comprobarlo– un ser humano, un soldado, sangró y posiblemente murió. Imagínense la enormidad de la cifra en un espacio de terreno que supone menos de una décima parte del parque del Retiro de Madrid o unos doce campos de fútbol.
High Wood es mencionado en numerosos libros de memorias. Robert Graves, autor de Yo, Claudio fue herido allí. El poeta Siegfried Sasoon combatió junto con Graves y el valor suicida que mostró le hizo merecedor de la Cruz Militar. Frank Richards, el comandante J.C. Dunn, son parte de un numeroso grupo de individuos que participó en unos combates que, por la pequeñez del área y el escaso o nulo resultado, mostraron con una mayor crudeza el absurdo y siniestro rostro de la guerra.
El 15 de septiembre, como parte de la denominada batalla de Flers-Courcelette, se asignó a la 47ª división británica la toma de los restos de High Wood que seguían en manos alemanas. El general Charles St Leger Barter notificó a sus superiores los inconvenientes del uso de los nuevos «tanques» en una zona tan castigada por la artillería y tan difícil de transitar.
Cuatro tanques Mark I cargados de gasolina, Chimpanzee Valley, 15 de septiembre

Cuatro tanques Mark I cargados de gasolina, Chimpanzee Valley, 15 de septiembre

Ignoraron sus advertencias e insistieron en el uso de la nueva arma. Los tanques eran la gran invención, la nueva maravilla y tenían que ser usados en la ofensiva. El resultado fue un desastre. Si, se conquistaron los restos de High Wood pero cuando la división fue retirada, cuatro días después, las bajas superaban los 4.500 soldados.
Hoy el bosque es propiedad privada. Sus dueños, en la década de los años veinte del siglo pasado, cedieron tierra junto a él para la construcción de un cementerio donde pudieran reposar los restos de los soldados que fueran apareciendo. Los que no se pudo encontrar en los años siguientes a la batalla. Hoy hay 3.873 tumbas de las cuales 3.114 son de soldados sin identificar. El bosque continúa siendo peligroso de transitar –se desaconseja el hacerlo– y se calcula que bajo él reposan unos diez mil soldados.
Comentarios
tracking