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29 de abril de 2024

Representación artística contemporánea de Yasuke del artista Anthony Azekwoh

Representación artística contemporánea de Yasuke del artista Anthony AzekwohWikimedia Commons

Picotazos de historia

Yasuke, el esclavo africano que se convirtió en samurái

Yusúf entró al servicio del poderoso Oda Nobunaga. Fue renombrado como Yasuke y, comprobadas sus capacidades como guerrero, el líder japonés quedó lo suficientemente impresionado como para nombrarle samurái

Alejandro Valignano (1539 – 1606) se unió a la Compañía de Jesús en 1560. Fue un individuo de buen porte y descollante estatura –se calcula que pasaba del metro ochenta– que no le hacía pasar desapercibido. Tras terminar sus estudios y después de desempeñar a entera satisfacción de sus superiores ciertas comisiones de alguna importancia fue nombrado Visitador de las misiones jesuitas en la India.
Tras visitar este subcontinente, además de China y Japón, diseñó una estrategia con el objeto de convertir a los habitantes de estas regiones. Su idea era evitar fricciones culturales adoptando usos y modas del lugar –«lo superfluo frente a lo principal»– con el objeto de adquirir estatus e importancia dentro de la sociedad para así poder influir más en el momento de la predicación. En 1579 vuelve Valignano a Japón y lo acompaña en calidad de sirviente un mozo africano. Esta será la primera persona de raza negra documentada en la historia de Japón y que tendrá su pequeña historia.
Pintura japonesa que representa un grupo de portugueses, entre los que se encuentra un sirviente africano

Pintura japonesa que representa un grupo de portugueses, entre los que se encuentra un sirviente africano

Se supone que el mozalbete se llamaba Yusúf o Yusufe y se le considera miembro de la tribu Macua, que se encontraba en la regiones de Nampula y Niassa, al norte de Mozambique.
Japón, en ese tiempo, estaba inmerso en el periodo Sengoku, caracterizado por la debilidad del shogunato Ashikaga y las guerras endémicas entre las diferentes familias y clanes en que se dividían el territorio de Japón. De entre todos los lideres de clanes descolló uno por su firmeza y visión estratégica: Oda Nobunaga, que con sus métodos despiadados fue adquiriendo cada vez mayor control y poder.
Pues bien, Valignano se presentó ante Nobunaga cuando regresó al Japón y lo hizo –por cálculo o casualidad– acompañado por Yusuf. Nobunaga quedó fascinado con el sirviente negro. Era el primer hombre de ese color que veía jamás. Un samurái al servicio de Nobunaga escribió «negro como el carbón y de más de dos metros de altura».
Yasuke y Nobunaga

Yasuke y Nobunaga

El mozalbete se había desarrollado y ahora era un individuo adulto magníficamente desarrollado. Nobunaga ordenó que se desnudara al sirviente y lo bañaran y frotaran a conciencia para probar si lo habían teñido. Convencido de la realidad del color de la piel presionó al jesuita para que se lo entregara. Quería tener consigo a ese extraño individuo.
Yusúf entró al servicio del poderoso Oda Nobunaga. Fue renombrado como Yasuke –su verdadero nombre era de difícil pronunciación para sus nuevos señores– y, comprobadas sus capacidades como guerrero, el líder japonés quedó lo suficientemente impresionado como para nombrarle samurái, le dio una casa, una espada, una renta y un empleo como su guardaespaldas. Además le creó miembro de su casa, con derecho a portar las dos espadas (katana y espada corta o wakizashi), gozando de derecho de proximidad a su señor.
El 21 de junio de 1582 Nobunaga fue traicionado por uno de sus generales, Akechi Mitsuhide. Este individuo –el traidor más famoso de la historia de Japón y conocido como Jusan Kobu, el shogún de los trece días– consiguió atrapar a Nobunaga en el templo de Honno-Ji de Tokio. Nobunaga cometió seppuku (dolorosísima apertura ceremonial de tripas con un cuchillo) antes de caer en manos de su traidor general.
Yasuke fue encargado de proteger al hijo de Nabunaga que viajaba con él, el joven Nobutada. Yasuke consiguió llegar hasta la casa donde se alojaba Nabutada. Combatió con valor y mantuvo alejados a los soldados de Akechi hasta que le comunicaron que el señor Nobutada también se había abierto el vientre para evitar la vergüenza de hacer prisionero. Conminado a rendirse, ya no tenía objeto luchar, entregó su espada.
Akechi Mitshuide, cuando fue preguntado acerca del destino de Yasuke respondió: «El esclavo negro es una bestia y nada sabe. Ni siquiera es japonés. Ponedlo bajo custodia y entregarlo a los padres cristianos». ¿Lo hizo Mitshuide como forma de proteger la vida de Yasuke o como muestra de desprecio hacia un no japonés? Se ignora, solo podemos conjeturar.
Yasuke fue entregado a los padres jesuitas de Kioto. Tuvo la suerte de sobrevivir al incidente de Honno-Ji pero a partir de este momento desaparece. No tenemos ninguna información sobre él. El silencio y la oscuridad más completa acerca cayó sobre el primer hombre negro que llegó a Japón y que fue samurái y guardaespaldas de uno de los líderes militares más famosos de la historia de esa nación.
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