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04 de mayo de 2024

Soldados japoneses cerca de Chemulpo, Corea, en agosto-septiembre de 1904

Soldados japoneses cerca de Chemulpo, Corea, en agosto-septiembre de 1904

Picotazos de historia

El inicio de la guerra rusojaponesa o el precedente de Pearl Harbor

El 8 de febrero, la flota japonesa llevaría a cabo un ataque repentino sobre la flota naval de un país al cual no se le había declarado la guerra

La llamada guerra ruso japonesa (8 de febrero de 1904 al 5 de septiembre de 1905) fue un conflicto que enfrentó a dos potencias por su expansión en el continente asiático y, en concreto, en relación con el control de Manchuria. La guerra concluiría con una sonada derrota de los rusos y la entrada de Japón dentro del grupo de naciones-estado dominantes, transformando el equilibrio de poder en la zona del extremo oriente.
La guerra se luchó por mar y tierra y supuso el empleo y gasto de enormes cantidades de recursos y hombres pero me gustaría mostrarles unos curiosos sucesos al inicio del conflicto.

En medio de una fiesta

El 8 de febrero de 1904 la principal fuerza naval rusa en el océano Pacífico se encontraba fondeada en la base naval de Port Arthur (actualmente Lüshunkuo, en el extremo de la península de Liaodong) bajo el mando del almirante Georgy Karlovich Stark (nada que ver con los de Juego de Tronos). El almirante ruso, sabedor de la delicada situación política y diplomática entre Japón y el Imperio ruso relación con Manchuria, había ordenado que dos destructores patrullaran en el exterior del puerto –como alerta temprana–, que otros dos cruceros con los proyectores preparados protegieran la bocana del puerto y que el resto de la flota estuviera en situación de alerta y preparados para partir.
A pesar de las órdenes, esa noche la mayor parte de la oficialidad de la flota estaba en tierra celebrando una fiesta y buena parte de la tripulación disfrutaba de las atenciones de señoritas de dudosa reputación en la zona más canalla de la base naval. Esa misma noche, 8 de febrero, la flota japonesa llevaría a cabo un ataque repentino sobre la flota naval de un país al cual no se le había declarado la guerra. Un precedente exacto de lo que ocurriría en Pearl Harbor en 1941.
El vicealmirante Togo, no deseando arriesgar sus buques principales frente a la efectividad de las baterías de costa, destacó un escuadrón de diez destructores con orden de infiltrarse en el puerto y provocar el máximo daño posible. Los destructores alcanzaron las cercanías de la bocana en torno a las 00:29 horas del día 9 de febrero, siendo detectados por los destructores rusos que entraron a toda máquina en el puerto para dar la alarma. Pero no dio tiempo. El ataque fue fulminante.

Un ataque fulminante

Los primeros destructores japoneses lanzaron torpedos contra los primeros objetivos visibles. El crucero Pallada y el acorazado Retvizan. El ataque de los destructores no estuvo bien coordinado, atacando individualmente en vez de en grupos.
Por otro lado los rusos tuvieron la suerte de no haber retirado las redes anti torpedos –a pesar de las ordenes recibidas para así tener los barcos prestos para partir en caso de alerta–, lo que salvó a varios buques de ser hundidos esa noche. El último ataque lo llevó a cabo el destructor japonés Obaro a las 02.00 horas, para entonces la base naval estaba más que despierta por lo que Togo dio la orden de terminar el ataque y reunirse con la flota principal.
Escenario del conflicto

Escenario del conflicto

Los destructores japoneses habían puesto fuera de combate a dos de los más modernos y poderoso acorazados rusos –el Retvizan y el Tzarevich– y el crucero protegido Pallada, también de las unidades más modernas de la flota rusa, aunque este se hundió en aguas someras.
Esta acción inició la guerra entre los dos imperios expansionistas: el ruso y el japonés. También mostró una mentalidad completamente distinta de la occidental. Atacar aprovechando el momento, golpear lo más fuerte donde menos se lo espera e indiferencia a las convenciones occidentales de la guerra.
En los códigos de guerra occidentales el ataque sin conocimiento de la declaración de guerra no era una novedad –la historia nos muestra gran cantidad de casos, especialmente llevados a cabo por la marina británica (verbigracia el ataque a la fragata Mercedes, batalla Cabo Santa María, Segunda Batalla de Copenhague, etc)– pero se consideraba una traición, una actuación deshonesta y cobarde que psicológicamente quitaba cualquier razón que tuviera el atacante.
Esto tendría un determinante efecto psicológico durante la Segunda Guerra Mundial en la población norteamericana. En el caso de la guerra Ruso japonesa la desproporción entre el David (Japón) y Goliath (Rusia) era tan grande que las simpatías de occidente se volcaron del lado del agresor.
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