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17 de junio de 2024

Bombardeo de Argel, 1823, por Martin Schouman

Bombardeo de Argel, 1823, por Martin Schouman

El bombardeo de Argel de 1816 o los inicios de Inglaterra como 'policía' del mundo

Durante tres siglos las naciones europeas habían enviado nada menos que 17 expediciones contra la ciudad, sin conseguir resultados apreciables. España lo intentó en al menos cuatro ocasiones, que constituyeron costosos fracasos

A principios del siglo XIX, la piratería berberisca continuaba siendo un terrible azote para las costas cristianas y la navegación en el Mediterráneo occidental, desde el estrecho de Gibraltar hasta el mar Jónico. Una red de grupos musulmanes de carácter mafioso se dedicaba al asalto y la actividad pirática en las costas cristianas y en cuantas naves se ponían a su alcance. A la cabeza de la red se encontraban tres ciudades poderosamente fortificadas: Túnez, Trípoli y Argel. Dependientes teóricamente del Imperio otomano, practicaban una economía depredadora basada en el secuestro, la esclavitud, la toma de rehenes y el cobro de rescates.

Argel era la más poderosa de las tres y la más agresiva. Durante tres siglos las naciones europeas, habían enviado nada menos que 17 expediciones contra la ciudad, sin conseguir resultados apreciables. España lo intentó en al menos cuatro ocasiones, que constituyeron costosos fracasos.

La esclavitud era una práctica universalmente extendida en aquella época, pero solo en las costas berberiscas las víctimas eran hombres y mujeres de raza blanca. Los cautivos de los que podía esperarse un rescate suficiente, podían esperar un trato relativamente benigno. Se trataba al resto con diferentes niveles de barbarie, llegando incluso al empalamiento para los más díscolos. Especialmente las mujeres recibían un trato brutal. Violaciones y matrimonios forzados eran habituales. Las más agraciadas eran obligadas a una dieta de engorde a base de pan bañado en jarabe, a fin de conseguir buenos precios en los harenes del próximo oriente.

Esta situación era considerada escandalosa en Occidente, pero no se tomaban medidas adecuadas. Solo los jóvenes EE.UU. enviaron una flotilla que bombardeó Trípoli e impuso la liberación de los esclavos norteamericanos. Pero sus efectos desaparecieron en cuanto sus velas desaparecieron tras el horizonte.

En Inglaterra se estaba librando un intenso debate sobre la esclavitud negra en las colonias. En el parlamento lo libraron los liberales evangélicos dirigidos por Wilberforce, pero estos simplemente negaron su ayuda a los que pretendían combatir la esclavitud de blancos. Solo les preocupaba la esclavización de negros por blancos. Fue un caso temprano del habitual doble criterio progresista.

Bombardeo de Argel, pintura de George Chambers

Bombardeo de Argel, pintura de George Chambers

La intervención norteamericana en el Mediterráneo provocó sensación en Inglaterra. La presión sobre el gobierno se volvió irresistible y finalmente se decidió en realizar una expedición a la zona para exhibir el poderío naval británico. Encabezada por Lord Exmouth, un experto marino, sus instrucciones se limitaban a la firma de tratados con los Beys para imponerles a renunciar definitivamente a la captura de esclavos cristianos.

El fracaso de esta política se demostró en mayo de 1816, cuando soldados del Bey de Argel masacraron a centenares de pescadores sicilianos, que teóricamente disfrutaban de protección británica. La conmoción que produjo este suceso obligó al gobierno a autorizar a regañadientes el uso de la fuerza.

Exmouth estaba al mando de una escuadra no demasiado grande, constituida por cinco grandes navíos de línea y cinco fragatas, además de varios buque auxiliares. Se le sumaron otras cinco fragatas holandesas, pero el conjunto se consideró insuficiente para afrontar una de las fortificaciones costeras más potentes del mundo. Sin embargo el marino británico preparó concienzudamente la operación. Reforzó el casco de sus barcos y los artilló con lo más novedoso que podía aportar la incipiente revolución industrial en materia de artillería.

Retrato de Edward Pellew, Lord Exmouth

Retrato de Edward Pellew, Lord Exmouth

Por fin el 27 de agosto de 1816, la flota ancló ante puerto exterior de Argel. Casi inmediatamente las numerosas baterías costeras argelinas abrieron fuego. Era la provocación que estaba esperando el almirante inglés de modo que ordenó iniciar el bombardeo.

Los piratas argelinos no se amilanaron y lanzaron al contrataque un enjambre de pequeños barcos atestados de hombres y cañones, pero los buques británicos los ametrallaron consiguiendo hundir a 35 y hacer huir al resto. Otra cosa era la artillería costera que les causó numerosos daños durante las nueve horas que duró el combate, una vez que todos los cañones argelinos quedaron silenciados. Con la ciudad en llamas, el almirante ordenó la retirada. Había causado una inmensa destrucción a costa de un millar de bajas entre muertos y heridos.

La flota había sufrido bastantes daños, pero estos no eran fáciles de apreciar desde la costa. Temeroso de un nuevo bombardeo, el Bey cedió y ordenó la liberación de los esclavos, un total de 1.642. También se comprometió formalmente a renunciar a la piratería.

El bombardeo no terminó con las depredaciones de los piratas musulmanes, que no cesarían hasta la ocupación de Argelia por Francia en 1830. Pero algo había cambiado. Occidente había demostrado su superioridad tecnológica y se había impuesto sobre un Oriente que desde entonces se batiría en retirada. En España las noticias se recibieron con alivio pues entre los liberados había bastantes españoles. Lord Exmouth fue condecorado por prácticamente todas las naciones cristianas. España le concedió la Orden de Carlos III.

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