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Jesús se encuentra con su MadreEdward Arthur

Jesús histórico

Jesús de Nazaret existió de verdad: así lo demuestran los autores paganos

Algunos autores escribieron sobre Jesús de Nazaret y lo acusaron de ser el «mal» y «practicar la brujería», pero todos reconocieron en Él un carácter divino

Jesús de Nazaret existió, sufrió la pasión y la muerte en la cruz. Así lo atestiguan numerosas fuentes judías, griegas y romanas no cristianas, que vivieron poco tiempo después de su muerte. Además, hay más de 25.000 evidencias textuales comparadas del Nuevo Testamento en manuscritos griegos, latinos y otras lenguas como el copto, el armenio, árabe y siriaco que otorgan veracidad a diferentes hechos que se narran en el Nuevo Testamento. Ahora bien, ¿Qué autores hablaron sobre el Jesús de carne y hueso y qué dijeron sobre él?

El Talmud y Flavio Josefo

El Talmud (S. II – IV), el libro sagrado que contiene la tradición oral y la ley judía menciona en varias ocasiones a Jesús, como en la sección de la Toledoth Ieschua (maldiciones de Jesús). También en el Talmud de Babilonia, una versión del siglo III y IV escrita por los sabios y eruditos exiliados, en la que se narra el juicio y la ejecución de Jesús en la parte del Sanedrín 43a: «La víspera de Pascua colgaron a Jesús. Y un heraldo salió delante de él por cuarenta días [diciendo]: 'Será apedreado, porque practicó la brujería y ha desviado a Israel. Quien sepa algo en su favor, que venga e interceda por él'. Mas, no habiendo encontrado a nadie en su favor, lo colgaron la víspera de la Pascua. Ulla decía: '¿Crees que él hubiera merecido una defensa?' Fue un idólatra y el Misericordioso ha dicho: ¡No tendrás misericordia de él ni encubrirás su culpa! Con Jesús fue diferente, porque él estaba próximo al reino». Es una fuente muy cercana al personaje histórico que fue Jesús. El texto muestra una clara hostilidad hacia su persona, pero al mismo tiempo reconoce su cercanía al reino.

Retrato del siglo III en el techo de las catacumbas de San Calixto en Roma, representando a Jesús de Nazaret como el Buen Pastor Crióforo

Flavio Josefo, que es la fuente fundamental para entender el judaísmo y cristianismo del siglo I, también habló de Jesús. Era historiador y alto dignatario judío que participó en el levantamiento contra los romanos en el año 66 y fue capturado. Cambió de bando, consiguió la ciudadanía romana y vivió entre el 37 y 102, pocos años después de la muerte de Jesús. Además, «Josefo no creía en Cristo», como apuntó Orígenes en el siglo III.

Teniendo en cuenta esto, Flavio Josefo escribió en su obra Antigüedades judías que: «Por aquella época apareció Jesús, hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre. Fue autor de obras maravillosas, maestro para quienes reciben con gusto la verdad. Atrajo así muchos judíos y también muchos gentiles. Este era el Cristo (el Mesías). Habiendo sido denunciado por los primates del pueblo, Pilato lo condenó al suplicio de la cruz; pero los que antes le habían amado le permanecieron fieles en el amor». Se les apareció resucitado el tercer día, como lo habían anunciado los divinos profetas que habían predicho de Él esta y otras mil cosas maravillosas. De él tomaron su nombre los cristianos, cuya sociedad perdura hasta el día de hoy».

Una vez separadas las partes en cursiva que corresponden a interpolaciones que hicieron sobre el texto monjes bizantinos en el siglo IV, el resto del pasaje que escribió Flavio Josefo proporciona autenticidad al relato histórico de Jesús. Lo describe como maestro y sabio que tuvo muchos seguidores, ofrece el contexto histórico al mencionar a Poncio Pilato y explica que murió crucificado. Estas afirmaciones, a las que se suman las del Talmud, si se comparan con los testimonios de autores grecorromanos se observa una continuidad en el relato.

La Piedra de Pilato, desde Cesarea Marítima, ahora en el Museo de Israel

Tácito y Luciano de Samosata

Una de las primeras citas sobre Jesús de fuentes no cristianas pertenece Cornelio Tácito, un político e historiador romano que vivió entre el 55 y 118 d.C., es decir, pocos años después de la muerte de Jesús. En sus escritos arremetió contra los cristianos, pero aporta bastante información sobre la vida de Jesús, como sucede en sus Annales Historiae Romae: «Nerón acusó como reos y torturó a los que el pueblo denominaba cristianos, odiados por sus crímenes. Su fundador, llamado Cristo, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato, imperando Tiberio. Esta superstición destructora, apenas reprimida, brotaba de nuevo no sólo en Judea, donde nació dicho mal, sino en la misma ciudad de Roma, adonde confluye de todas partes, y se exalta cuánto hay de atroz y vergonzoso».

Puede parecer un simple texto escrito hace 2.000 años por un romano que maldice el cristianismo, pero supone una fuente de información. De forma mucho más concreta que Flavio Josefo, sitúa la muerte de Jesús en tiempos de Tiberio (14 al 37 d.C.), lo que permite afirmar que Jesús nació en tiempos del emperador romano Octavio Augusto (27 a.C. y el 14 d.C.). Tácito sitúa el nacimiento de Jesús en Judea, habla de Él como «fundador» del cristianismo, comenta que los cristianos incluso llegaron a Roma y que Nerón persiguió a los seguidores de Cristo.

Por supuesto, hubo otros autores grecorromanos como Plinio el Joven, Suetonio o el escritor sirio Luciano de Samosata, que ofrecieron testimonio de la existencia en Judea de un tal Yeshua Ben Yosef, un judío «hijo de José».

Son hechos que los historiadores han podido contrastar con otras fuentes y que forman parte de la historia del Jesús de carne y hueso. Los testimonios de más de diez autores no cristinos, muchos de ellos coetáneos, sirven para afirmar la historicidad de un judío llamado Jesús, «hombre sabio […] maestro», que «Pilato condenó al suplicio de la cruz», pero que «estaba próximo al reino»; tuvo muchos seguidores «a los que el pueblo denominaba cristianos», y se extendieron por todo el Imperio hasta «la misma ciudad de Roma, donde confluyen de todas partes», y a los que el emperador «Nerón acusó como reos y torturó odiados por sus crímenes».

Algunos de estos autores escribieron sobre Jesús de Nazaret y lo acusaron de ser el «mal» y «practicar la brujería», pero todos reconocieron en Él un carácter divino que se desarrolló después a través del Nuevo Testamento y otras fuentes cristianas en las que se expresa la divinidad de Cristo. Pero incluso en los evangelios tras compararlos con otras fuentes como las citadas en este artículo, entre otras, permiten afirmar que si tantos autores de un mismo periodo, pero de diversa religión, se ponen de acuerdo para hablar de una misma persona es porque esa persona existió de verdad y realizó acciones que merecieron ser escritas.